En 1972 se inauguró en Santiago de Chile la primera parte de la Villa San Luis, un proyecto habitacional que buscaba acabar con la segregación social urbana. Emplazado en pleno corazón de uno de los barrios de mayores ingresos económicos de la región Metropolitana, el proyecto buscaba entregar espacios de calidad a quienes no poseían un techo propio en dicha comuna.
Es así como se construye el conjunto con 1.038 departamentos destinados a familias de trabajadores de la comuna que habitaban principalmente en asentamientos precarios a orillas del río Mapocho. Quienes recibieron este beneficio pasaron por los procesos regulares para su obtención, lo que incluyó el ahorro previo en conjunto con el futuro pago de dividendos.