A medida que comenzamos el año 2024, las ciudades europeas presentan diversos indicadores de desarrollo urbano que marcan el camino para el nuevo año. Bajo los temas de movilidad urbana en Bruselas, sostenibilidad en Valencia, Ciudades Inteligentes en Rotterdam y enfriamiento urbano en París, cada ciudad está haciendo progresos destacados en el camino hacia 2030. En estas diversas tramas urbanas, las ciudades europeas están demostrando un compromiso para definir desafíos y trabajar hacia la conformación de un futuro consciente del clima.
Entre paneles y conferencias de Clara Camarasa, Nicola Borregaard, Laura Chapa, Paola Valencia, Iván Osuna, Juan Carlos Vega, Angélica Ospina y Diego Velandia, se fueron decantando cinco aprendizajes principales que funcionan como lecciones: desde generar más relevancia y cálculos energéticos hasta el desarrollo de la industria de la madera - y de las certificaciones.
El mundo acaba de presenciar los meses más calurosos de la historia registrada, y las perspectivas están lejos de ser optimistas. Las temperaturas en aumento están generando una mayor demanda de refrigeración, lo que amenaza con desencadenar un ciclo vicioso de mayor consumo de electricidad y emisiones de carbono. En un planeta que enfrenta simultáneamente una urbanización sin precedentes y una crisis climática, la intersección entre la eficiencia energética de los edificios y las tecnologías de refrigeración nunca ha sido más crucial.
La crisis climática ha hecho que las olas de calor sean más probables y más intensas en todo el mundo. Se están registrando temperaturas récord y según datos internacionales, la primera semana de julio de 2023 fue la semana más calurosa registrada, poniendo en peligro a millones de personas. A lo largo de este verano del hemisferio norte, las olas de calor recurrentes han afectado a gran parte de Asia, Europa y los Estados Unidos, dando lugar a incendios en lugares como Grecia, España y Canadá, provocando advertencias de aire insalubre, evacuaciones y muertes relacionadas con el calor.
Las ciudades están en la primera línea de esta emergencia de salud pública. Las personas que viven en áreas urbanas se encuentran entre las más afectadas cuando ocurren las olas de calor, en parte debido a las islas de calor urbano. Este es un fenómeno que ocurre cuando las ciudades reemplazan la cobertura natural del suelo con densas concentraciones de superficies que absorben y retienen el calor, como pavimentos y edificios. Los niveles de riesgo de calor también varían según el vecindario, siendo los sectores menos acomodados e históricamente marginados los más afectados debido a la densidad de la población, el acceso limitado a los sistemas de refrigeración y la disponibilidad limitada de espacios urbanos verdes.
A diferencia del aire, la temperatura del subsuelo varía muy poco durante el año o según la posición geográfica. Unos pocos metros por debajo de la superficie, la temperatura del suelo oscila entre 10 y 21 °C (50 y 70 °F), según la región. Excavando más profundo, la temperatura aumenta entre 20 y 40 grados centígrados por km, alcanzando el núcleo de la Tierra, que se acerca a los 5000 °C. De hecho, pensar en cómo habitamos una esfera que orbita el espacio con un centro resplandeciente puede resultar angustiante para algunos. Sin embargo, puede ser útil saber que usar la energía de formación de la Tierra para generar electricidad es una forma sostenible y eficiente que ya es común en algunos países. Al mismo tiempo, también podemos aprovechar la temperatura suave que se encuentra a pocos metros bajo tierra para climatizar los edificios, ya sea en climas cálidos o fríos.
Los espacios verdes urbanos se consideran una de las formas más adecuadas y accesibles de mitigar los efectos del aumento de las temperaturas en los entornos urbanos. A medida que el clima global se calienta, las ciudades de todo el mundo se enfrentan a olas de calor más frecuentes y extremas, poniendo en riesgo a sus ciudadanos. Muchas ciudades están empleando estrategias para reducir el impacto de las islas de calor urbanas, que se generan cuando la cubierta natural del suelo se sustituye por superficies que absorben y retienen el calor, como las aceras y los edificios. Esto hace que la temperatura aumente varios grados en comparación con el entorno. Las ciudades tienen su microclima, influenciado por este fenómeno combinado con una serie de factores que a menudo se pasan por alto. Para que una estrategia climática sea eficaz, hay que tener en cuenta todos los factores.
El clima ha cambiado y estamos lidiando con sus consecuencias: altas temperaturas, inundaciones, sequías y mucho más. Mientras el mundo busca (o intenta buscar) nuevas formas de mitigar la crisis, la industria de la arquitectura y la construcción se encuentra en una posición particularmente importante y nuestras elecciones pueden generar un impacto real. Algunas de estas opciones pueden incluir productos innovadores que ofrecen soluciones reales a problemas complejos, como el enfriamiento de las temperaturas en ciudades muy densas.
https://www.archdaily.pe/pe/966780/la-pintura-blanca-podria-enfriar-nuestras-ciudades-en-calentamientoDaniela Porto
Uno de los aspectos más desafiantes de este cambio será satisfacer las crecientes demandas de enfriamiento de una manera ecológica. El enfriamiento es innatamente más difícil que el calentamiento: cualquier forma de energía puede convertirse en calor, y nuestros cuerpos y máquinas generan calor de forma natural incluso en ausencia de sistemas de calefacción activos. El enfriamiento no se beneficia igualmente de la generación espontánea, lo que a menudo hace que su implementación sea más difícil, más costosa o menos eficiente. El calentamiento global y sus efectos tangibles solo exacerban esta realidad, intensificando una demanda acelerada de sistemas de refrigeración artificial. En su forma actual, muchos de estos sistemas requieren grandes cantidades de electricidad y dependen en gran medida de los combustibles fósiles para funcionar. El sector de la construcción debe encontrar maneras de satisfacer la creciente demanda de refrigeración, eludiendo simultáneamente estos efectos insostenibles.
https://www.archdaily.pe/pe/956540/enfriar-los-interiores-sera-el-desafio-arquitectonico-del-futuroLilly Cao
Cuando hablamos de climatización pasiva, nos referimos a las técnicas que, con poco o ningún consumo energético, permiten generar las condiciones de temperatura, humedad y calidad de aire adecuadas para la comodidad y habitabilidad de los espacios, reemplazando parcial o totalmente los sistemas mecánicos activos. Generalmente se trata de estrategias que, basadas en ciertos parámetros ambientales naturales -como lo son las corrientes de aire, la estabilidad térmica de la tierra, los desplazamientos del sol, entre otros-, permiten regular las ganancias de calor en verano y las pérdidas en invierno, logrando un adecuado confort térmico.