El concepto de planta libre revolucionó la arquitectura – la promesa de la luz, espacio y la colaboración sin esfuerzo alguno (ni hablar de la rentabilidad que significa poder ubicar a grandes grupos de personas en un mismo lugar). Hoy en día es prácticamente un estándar de diseño, pero ¿bajo qué costo?
Un nuevo informe de los investigadores Jungsoo Kim y Richard de Dear, publicado en el Journal of Environmental Psychology (Revista de Psicología Ambiental), concluye que la planta libre trae consigo graves daños colaterales, como por ejemplo, la falta de “privacidad de sonido”, que superan sus cualidades positivas. Más aún, de acuerdo con los resultados, la planta libre no cuenta en lo absoluto con una considerable mejora en la comunicación.