Mauricio Salcedo, un joven artista colombiano que creció en Bogotá, vio desde pequeño el progreso de su familia en la transformación de su barrio, de su casa e incluso en los materiales con la que esta fue construida. "Veo los sistemas de construcción como algo que evoluciona desde un origen muy precario. Ir a una obra en algún barrio y ver como los obreros se ingenian poleas y aparatos muy rudimentarios para mover el material, para construir", comenta.
La fachada de cada casa (o edificio) cuenta en sí misma la historia de las personas que han ido levantando poco a poco cada uno de sus muros. Es un registro del tiempo, pero también del progreso de las diferentes familias y sus esfuerzos por concluirlas. "[En realidad] El absurdo está en el método. ¿A quién se le ocurre construir un mezzanine en un quinto piso cuyo techo se une con el techo del cuarto piso? Ese absurdo se da porque hay una informalidad en la construcción. La gente se salta la norma. De hecho, nosotros [mi familia] también lo hicimos", dice el artista.