Dentro del cine de animación japonés, existe un antes y un después del estreno y posterior difusión de “Akira”, la cual impone un alto sino es que perfecto nivel de calidad de animación por medios tradicionales y convierte al país nipón en una propuesta seria ante la crítica internacional. En muchos países fuera de Japón, esta fue de las primeras películas en llegar a cartelera y más tarde a la televisión, introduciendo a toda una generación a una cultura diferente y llamativa.
Más allá del fenómeno mediático que resulto ser en su momento, “Akira” es una obra de arte que por sí sola resulta ser universal y atemporal. Si bien nos plantea un futuro distópico después de una tercera guerra mundial y una sociedad en crisis debido al periodo de recuperación de posguerra, en ella encontramos los problemas y fenómenos que en todas las sociedades y épocas ha enfrentado la civilización humana. Crisis económica, sobrepoblación, marginación, totalitarismo militar, corrupción, un largo etcétera que parece repetirse en toda voluntad de construir una ciudad perfecta.