Lima se ha enfrascado en una reciente polémica por el anuncio de su nuevo alcalde, Luis Castañeda, quien ha ordenado borrar 60 murales pintados en el centro histórico de la capital peruana -declarado Patrimonio de la Humanidad en 1988- en el contexto del festival de arte callejero Latido Americano 2014, donde participaron muralistas latinoamericanos de la talla de Elliot Túpac, Entes & Pésimo, Julieta, Cix, Guache, Tinho, DJLu, Rolo y Charquipunk.
Convencido en su decisión de "recuperar" el centro histórico de Lima debido a su condición patrimonial -aunque hayan sido pintados en lugares abandonados y con autorización de los propietarios-, Castañeda se ganó entre la reprobación de jóvenes, organizadores y muralistas involucrados, la aprobación del artista plástico peruano Fernando de Szyszlo, quien advirtió en una reciente entrevista que “los murales deforman completamente la arquitectura (y) deforman la visión de la ciudad”.
Justificaciones como las de Castañeda o Szyszlo nos dejan una serie de preguntas: ¿cuál es exactamente esa visión de la arquitectura?, ¿cuál es exactamente esa visión de la ciudad?, ¿de quién es esa visión?