El entorno construido es responsable de aproximadamente el 42% de las emisiones globales anuales de CO2. Durante la vida útil de un edificio, la mitad de estas emisiones provienen de su construcción y demolición. Para descarbonizar la arquitectura y controlar las emisiones globales, es importante repensar y reducir el impacto de carbono incorporado en las demoliciones, así como implementar estrategias de construcción sostenible para los edificios. Las demoliciones suelen implicar el desmantelamiento, demolición, destrucción o derribo de edificios y partes estructurales, lo que genera niveles insostenibles de emisiones de carbono, agotamiento de materiales, desperdicio y contaminación. Estos métodos apresurados de finalizar el ciclo de vida de un edificio tienen impactos negativos en el medio ambiente, los componentes materiales y las estrategias de reciclaje. Por lo tanto, existe una clara necesidad de repensar la forma en que abordamos el final de la vida de un edificio o proyecto de infraestructura hacia un sistema de desmontaje más sostenible.