Londres central. Imagen cortesía deCPAT / Hayes Davidson / Jason Hawkes
Architects Registration Board, que es el organismo responsable de otorgar licencias y registrar a los arquitectos del Reino Unido, ha anunciado que los arquitectos ya no tienen la validación automática de sus calificaciones en los países de la Unión Europea después del Brexit.
Esta decisión significa que los arquitectos que deseen seguir su carrera en los 27 países de la Unión, están obligados a presentar certificados de cumplimiento y documentación específica a las autoridades competentes de cada país.
Con la cantidad de información y tecnologías disponibles actualmente, ya sea de investigación académica o de los propios fabricantes de productos de construcción, hay muy poco espacio para el empirismo y la experimentación al diseñar a escalas diversas. Es más, los conceptos erróneos en las especificaciones de diseño pueden generar enormes costos y dolores de cabeza. Sin embargo, mucho antes de la construcción y la ocupación del edificio, es posible comprender claramente cómo funcionará térmicamente, su capacidad de generación de energía fotovoltaica e incluso cuántos recursos se necesitarán para enfriarlo y/o calentarlo. Existen software, herramientas y aplicaciones que permiten cuantificar todas estas decisiones de diseño, evitando errores, costos adicionales, la producción innecesaria de desechos y garantizando la eficiencia de todos los materiales aplicados.
Las fachadas son la interfaz entre el interior y el exterior de un edificio. Son su parte más llamativa y visible; lo protegen de agentes externos y son uno de los principales contribuyentes a la creación de ambientes cómodos, ya que es donde ocurren las ganancias y pérdidas térmicas. Al igual que nuestra piel, un órgano extremadamente versátil de nuestro cuerpo, debería ser natural que las fachadas de los edificios incorporen la tecnología necesaria para adaptarse a las condiciones ambientales de su entorno.
Este artículo fue originalmente publicado en el blog de Catalina Dib, “Katari Mag” bajo el título “Sammlung Boros; de Bunker Nazi a Club Techno a Colección de Arte Contemporáneo”
Por historias como esta es por lo que me fascina Berlín. Estamos hablando de un edificio que fue construido por Hitler, que luego almacenó fruta, que en los ’90 fue un club techno fetichista y que hoy alberga una impresionante colección de arte contemporáneo. Historias como esta son el corazón de una ciudad en constante flujo y en la cual cada calle y cada construcción parecen contar la historia completa del siglo XX. Para poder conocer el edificio y su colección de arte, tuve que reservar mi hora con dos meses de anticipación ya que esta es una colección privada, la del matrimonio Boros.
Karen y Christian Boros buscaban hace unos años un lugar para mostrar al público sus obras de arte. Christian fue quien comenzó a coleccionar cuando aún estudiaba publicidad y estética. Karen también venía del mundo del arte y al casarse se sumó a la labor. Hacia el 2005 contaban con más de 500 obras almacenadas en una gran bodega, las cuales raramente podían ver. Por esto necesitaban un lugar de exhibición.