Una pared de casi 40 metros de largo y 4 metros de alto, compuesta por 114 bloques de hormigón armado, cada uno impreso con bajorrelieves de casi mil objetos cotidianos - como ropa, libros, instrumentos musicales, radios, muñecos, celulares, paraguas, etc - es el memorial en recuerdo a las víctimas de los atentados a la Embajada de Israel y a la AMIA que tiene como objetivo enfatizar la ausencia del ser humano a través de huellas.
Proyectada y construida por los arquitectos Gustavo Nielsen y Sebastián Marsiglia, con un presupuesto de 4,4 millones de pesos, aportados por el Ministerio de Cultura de la Nación, el Monumento Nacional a la Memoria de las víctimas del Holocausto Judío, se encuentra en el barrio de Palermo de Buenos Aires, en plena Plaza de la Shoá, en la Avenida Bullrich con Libertador.
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