Entre el dinamismo y la velocidad que caracterizan nuestra vida en el mundo contemporáneo, especialmente en relación a nuestras ciudades y entornos construidos, resulta inevitable reconocer la importancia de preservar espacios de pausa y reflexión, esenciales para abordar y debatir los temas clave de la arquitectura y el urbanismo que nuestra sociedad necesita con urgencia hoy. La última edición de la XIII Bienal Iberoamericana de Arquitectura y Urbanismo, celebrada del 2 al 6 de diciembre en Lima, Perú, propició un encuentro único para este tipo de reflexiones y diálogos. Bajo el lema 'CLIMAS: Acciones para el buen vivir', el evento reunió a arquitectos y referentes del ámbito, quienes durante una semana participaron en mesas redondas y conferencias, donde la discusión se centró en los desafíos del habitar contemporáneo global, y en especial en los compartidos entre España y Latinoamérica, actuando así como un puente de conocimiento entre ambos contextos.
Partiendo de este lema, el concepto de CLIMAS en esta bienal se abordó desde una perspectiva multidimensional, considerando el clima ambiental, el socioeconómico y el político. Estos tres ejes guiaron tanto la organización del programa como la selección de las obras premiadas y exhibidas. Comisariada por Elizabeth Añaños, María Arquero, Gary Leggett, Emilio Ontiveros, Luis Rodríguez Rivero y José Luis Villanueva, junto con un destacado equipo de curadores y jurados, la bienal se llevó a cabo en diversos escenarios de la ciudad de Lima, explorando temas inherentes a cada una de estas realidades.
En el primer encuentro, llevado a cabo en el Local Comunal San Martín de Orúe, en La Balanza, Comas, se reflexionó sobre los climas propicios para "el buen vivir". El evento incluyó un recorrido por el barrio, un almuerzo compartido y dos mesas redondas con la participación de los ganadores de los proyectos e iniciativas de la categoría "Nuevas Reglas", reconocidos por su enfoque autogestivo y participativo, integrando el diseño y la arquitectura como actores clave en los procesos ya en marcha para el mejoramiento del hábitat en cada contexto. El debate se centró en la resiliencia urbana y las diversas interpretaciones del buen vivir, destacando el papel fundamental de la organización colectiva para enfrentar las crisis habitacionales que afectan a gran parte de los grandes centros urbanos.
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XIII Bienal Iberoamericana de Arquitectura y Urbanismo: descubre los proyectos premiados y finalistasEn el segundo día de la bienal, en la sede de la UTEC, los participantes presentaron sus proyectos, entre ellos Femingas, colectivo ecuatoriano de construcción con perspectiva de género, a cargo de Florencia Sobrero, y el estudio Coonvite de Medellín, junto con otros expositores. Durante sus presentaciones, detallaron las metodologías y recursos con los que abordan los desafíos actuales en los que trabajan: la crisis climática, la gestión del agua, la organización y el cooperativismo comunitario, el diseño de espacios públicos inclusivos, el déficit habitacional, así como el diseño y la construcción inclusiva, con perspectiva de género y accesibilidad.
La jornada culminó con la conferencia magistral de Raquel Rolnik, ganadora del Premio Bienal a la Trayectoria. Desde su experiencia como arquitecta y urbanista especialista en problemas de vivienda, Rolnik presentó un panorama actual sobre las grandes amenazas globales vinculadas a los desarrollos inmobiliarios masivos, responsables del desplazamiento de numerosas comunidades locales. No obstante, cerró su intervención con un mensaje esperanzador: aunque estas amenazas son innegables, cada pequeña resistencia, que además se visibilizaron con las ponencias previas, representan un avance hacia un modelo urbano más justo y humano.
Las conferencias y mesas de diálogo que tuvieron lugar durante el transcurso de la bienal compartieron un tema común como hilo conductor: la idea de que la arquitectura y el urbanismo no pueden ser abordados de manera aislada, sino que deben considerarse como parte de un ecosistema más amplio, tanto en relación con el territorio y los entornos naturales, como en convivencia con las demás especies que lo habitan. El Lugar de la Memoria, destacado proyecto de la arquitectura limeña de Barclay & Crousse, fue la sede elegida para discutir estos temas y exhibir las obras que los representan.
En este sentido, el diálogo sobre el clima ambiental, precedido por una exposición de Iñaki Alday, referente en proyectos urbanos de infraestructura y paisaje exitosos en la gestión del agua y el control de inundaciones, se centró en las obras premiadas que incorporan este enfoque desde el diseño y la ejecución material y constructiva. Moderada por Ginés Garrido, quien dio un claro puntapié inicial a la conversación, la mesa exploró las obras premiadas a través de varios ejes característicos presentes en los proyectos: "un nuevo modo de relacionarse con el mundo, con humanos y no humanos; descolonizar para entender y desmontar las estructuras jerárquicas del pasado; redescubrir técnicas ancestrales; cultivar comunidades; respetar ecologías; recuperar el pasado; renovar lo nuevo y reciclar patrimonio; innovar sobre lo conocido; y calibrar y medir nuestras actuaciones como arquitectos."
Entre las obras destacadas se incluyen el proyecto Chaki Wasi en Ecuador, de La Cabina de la Curiosidad, el Instituto Francés de Estudios Andinos en Lima, de Roman Bauer Arquitectos, y el Parque Urbano Isla Cautín, de Osvaldo Moreno Flores. Estas tres obras premiadas se distinguen por integrar la arquitectura vernácula, sistemas de construcción tradicionales e infraestructura ecológica como estrategias clave para abordar los desafíos bioclimáticos y promover soluciones sostenibles.
La jornada continuó con exposiciones sobre la crisis habitacional, la gestión y políticas de suelos, las viviendas de construcción progresiva, la vivienda social, la rehabilitación de edificios obsoletos, la densificación y gentrificación, y los nuevos modelos de vivienda y formas de habitar. Las exposiciones se centraron principalmente en los contextos español y peruano, aunque los temas son fácilmente identificables en otras ciudades latinoamericanas y europeas, cada una enfrentando los desafíos propios del lugar. La mesa de diálogo, moderada por Almudena Ribot, abordó todos estos temas, sumando el debate sobre el derecho a la vivienda digna y tomando como referentes las propuestas ganadoras de Viviendas Sociales 1737, de H arquitectes, y 43 viviendas sociales en Ibiza, de Marta Peris y José Toral. Estas obras integran tanto el diseño energético eficiente como la cohesión social y comunitaria en el habitar cotidiano.
Finalmente, la última ponencia del día estuvo a cargo de la arquitecta chilena Alejandra Celedón, quien a través de "Stadium", proyecto con el cual representó a Chile en la Bienal de Venecia 2018, contextualizó un clima político y su intersección con el hábitat. Las obras premiadas de BIAU que aquí se expusieron fueron Las Tejedoras - Centro Productivo Comunitario en Ecuador, de Natura Futura y el Centro Cultural Aduana de San Blas en México de Colectivo C733 que a además de la incorporación de técnicas y elementos vernáculos en su construcción aportan un potente mensaje de empoderamiento social ligado a un pasado político y cultural en los contextos emplazados.
Finalizando el evento, el último día de conferencias, bajo la temática de 'Aprendizajes', reunió a destacados referentes de la arquitectura contemporánea, entre ellos el estudio peruano Barclay & Crousse, Angelo Bucci, quien expuso su trabajo en São Paulo, así como Ciro Pirondi y Jorge Mario Jáuregui, quienes fueron galardonados con el premio a la trayectoria. También participaron Cristina Veríssimo y Diogo Burnay, del estudio portugués CVDB, y el arquitecto español Ginés Garrido. Todos ellos presentaron su obra y su manera de entender la arquitectura, intrínsecamente vinculada a los territorios, destacando el papel de la arquitectura y el buen diseño como un actor esencial en el mejoramiento de nuestras ciudades y entornos.
¿Por qué resulta entonces importante generar estos espacios de diálogo? La puesta en común y el intercambio de experiencias y conocimientos desde distintas perspectivas, no solo en lo que respecta a la arquitectura y el urbanismo, sino también considerando todo lo que rodea y afecta la práctica, que debe trascender el diseño para integrarse de forma armoniosa en las dinámicas ambientales, sociales y políticas de nuestras ciudades. Esta edición de la XIII BIAU en Lima dejó una lección clara: al garantizar la implementación de los enfoques tratados en los temas de resiliencia, participación comunitaria, sostenibilidad y el 'buen vivir', este concepto deja de ser abstracto y se convierte en una meta alcanzable, mediante la colaboración, la innovación y, por sobre todo, el respeto por los territorios, las comunidades y sus habitantes.