Arquitecto: Juan Carlos Paredes, P&P Arquitectos Ubicación: La Libertad, El Salvador Equipo de diseño: Myrna Muñoz Ingeniería estructural: Carlos Kerrinckx Cliente: Familia Gutiérrez Escolán Superficie terreno: 1470 m2 Supeficie construida: 450 mt2 Año diseño: 2007 Año de construcción: 2008 Fotografía: Eleonora Salaverria
Una casa es un espacio sin vida. Un hogar es la representación del sueño y aspiración de una familia, de sus costumbres, de sus anhelos, de sus tradiciones y de los recuerdos que en el esperan recolectar. Por lo mismo, el arquitecto debe de ser muy cuidadoso en no retratarse a si mismo en cada obra, aunque siempre deje un pedazo de si mismo, y siempre debe de poner en primer plano al grupo de personas que día a día vivirán el espacio en cuestión.
Casa linterna, nace de las conversaciones entre una pareja joven a pocos meses de casarse y el arquitecto. Se analizaron sus costumbres sociales y personales además de los gustos personales de cada una de los componentes de esta nueva familia. Se discutió intensamente la estructura típica de una casa salvadoreña, la importancia que los espacios tradicionales tenían para la pareja y la interrelación que debía de existir entre ellos.
Desde las primeras conversaciones se dejo ver con claridad un punto importante que se convertiría la filosofía tras la cual se diseñaría la casa; los espacios tradicionales en la arquitectura salvadoreña como cocina, comedor, sala principal y terraza debían de estar presentes pero se tenían que sentir como uno solo y dependiendo la ocasión deberían de poder aislarse unos de los otros, dando paso a una casa que se adapte a la ocasión y al tipo de visitas que recibiera. El siguiente punto importante a considerar era que cada uno de estos espacios tradicionales tenía que tener conexión directa con los espacios exteriores para sacar provecho de las deliciosas temperaturas y las corrientes de vientos cruzados que se viven en la zona donde se encuentra situada la casa para proveer la sensación de vivir al aire libre.
Así pues, se decidió tratar cada uno de estos espacios como “pabellones” individuales, aislados entre si por “paredes” de vidrio plegables y provocar o inducir en el usuario la sensación de que estaría saliendo de un lugar para entrar a otro a través de pasillos en contacto directo con el exterior únicamente diferenciados por cambios de textura en el piso, incorporando un techo de vidrio en el área que divide la cocina de la sala principal y el comedor.
La comunicación visual y separación entre los espacios que ofrece la casa será de especial significativo para el grupo familiar más adelante. Permitirá una convivencia interesante entre las diferentes edades de los miembros, facilitando la famosa frase “juntos pero no revueltos” algún día sumamente apreciada por hijos adolescentes y padres preocupados.
En definitiva se obtiene un espacio joven y dinámico, con capacidad para albergar una vida social y familiar activa durante las diferentes etapas que esta nueva familia vaya a vivir, un hogar para los sueños, tradiciones y recuerdos.