“En distintas regiones del planeta, la naturaleza impone condiciones adversas al cuerpo humano. En estos lugares, diseñar un edificio es casi como crear ropa: un artefacto que protege y ofrece comodidad. Este desafío requiere prestaciones tecnológicas que deben combinarse con la estética. Hacer que los seres humanos se sientan bien implica algo más que satisfacer nociones de confort y seguridad; también se trata de trabajar con los espacios en sus dimensiones simbólicas y perceptuales”. Así comienza la descripción del proyecto de la Estación Antártica Comandante Ferraz de Estúdio 41, ubicada en la Península de Keller, donde el mar circundante se congela durante unos seis a siete meses al año, en el que todo y todos llegan por avión o barco y la ferretería más cercana está a días de distancia. Si diseñar un edificio ya presenta innumerables complejidades, no es difícil imaginar los desafíos adicionales al desarrollar algo en un ambiente extremo, como temperaturas muy altas o bajas, o en lugares susceptibles a la corrosión, radiación, entre otros. En este artículo exploraremos las dificultades, las principales soluciones y los materiales utilizados en estos contextos.
Un muro Trombe es una característica pasiva de los edificios solares que mejora la eficiencia térmica. Posicionado en el lado que recibe el sol de una estructura, consiste en un muro hecho de materiales como ladrillo, piedra o concreto, y un panel de vidrio o lámina de policarbonato colocado a unos centímetros de distancia. La radiación solar penetra el vidrio durante las horas del día y calienta el muro de albañilería. Este muro luego libera lentamente el calor almacenado en el edificio durante las horas más frescas de la noche, manteniendo una temperatura interior más consistente sin necesidad de sistemas de calefacción activos.
Los recursos limitados se están convirtiendo en un desafío cada vez más común en la arquitectura. Hoy en día, independientemente de la región, los proyectos se ven afectados por la disponibilidad de recursos, a la que ahora se suman consideraciones medioambientales. Esta situación, lejos de ser restrictiva, nos impulsa a explorar nuevas posibilidades sobre cómo concebimos el entorno construido. En este contexto, es crucial entender que los recursos no sólo se limitan a la economía sino que también incluyen aspectos tecnológicos, materiales y espaciales. Así, podemos mejorar nuestra creatividad y eficiencia ampliando nuestras reflexiones al abordar el diseño arquitectónico y sus desafíos, haciendo más con menos.
A nivel comunitario, el desafío se vuelve aún más significativo cuando consideramos que nuestros proyectos no sólo deben estar diseñados para superar estas "limitaciones", sino también para impactar positivamente a sus comunidades. Por ello, los proyectos contemporáneos deben presentar diferentes estrategias para superar las limitaciones de recursos y materiales según el contexto, buscando siempre lograr un impacto positivo y convertirse en propuestas poderosas e ingeniosas al mismo tiempo que democratizan el acceso a la arquitectura.
https://www.archdaily.pe/pe/1016774/crecimiento-comunitario-a-traves-de-la-arquitectura-maximizando-recursos-limitados-para-un-impacto-positivoEnrique Tovar
Fronteras de barro. Imagen Cortesía de Rael San Fratello
Entender una disciplina desde múltiples perspectivas e intersecciones es esencial para adquirir una comprensión profunda de la misma. En la arquitectura, la diversidad de enfoques para su estudio enriquece nuestra percepción al permitirnos apreciar su complejidad desde diferentes ángulos. Tanto para estudiantes como para profesionales, es crucial explorar aspectos como la historia, las fuentes de materiales y productos, los procesos de construcción, la implementación de nuevas tecnologías y los desafíos sociales contemporáneos. Estos aspectos se entrelazan y amplían la noción convencional de "arquitectura", trascendiendo la mera creación de edificios o la definición de espacios.
Ronald Rael, arquitecto y catedrático de arquitectura Eva Li Memorial en la Universidad de California, Berkeley, ejemplifica esta visión a través de su práctica, que abarca desde la investigación hasta la conexión de prácticas materiales indígenas y tradicionales con tecnologías y problemas contemporáneos. Como activista y diseñador, los intereses de investigación de Rael exploran la fabricación aditiva, los estudios de muros fronterizos y la construcción con tierra. Cofundador de Rael San Fratello, Emerging Objects y Forust, su práctica muestra un enfoque de la arquitectura de gran relevancia en la época contemporánea.
https://www.archdaily.pe/pe/1016626/podemos-transformar-la-profesion-repensando-como-podriamos-servir-a-la-sociedad-una-conversacion-con-ronald-raelEnrique Tovar
Isla de plástico. Imagen Cortesía de Emily-Claire Goksøyr
Mientras lees esto, podrás notar que estás rodeado de varios elementos hechos de plástico. Esta omnipresencia no es coincidencia; de hecho, la versatilidad del plástico lo ha vuelto adecuado para una variedad de aplicaciones, y su inventor, Leo Baekeland, lo describió como “el material de los mil usos”. Sin embargo, cuando se trata de impacto ambiental, el problema reside en sus propias cualidades: es tan duradero, adaptable y fácil de producir (430 millones de toneladas por año) que, según datos de la ONU, el equivalente a 2.000 camiones de basura llenos de plástico se vierte en los océanos, ríos y lagos todos los días.
En el entorno construido, el plástico se ha incorporado a diversos materiales, productos y sistemas constructivos, contribuyendo a una crisis ambiental que afecta gravemente el bienestar de millones de seres vivos. Ante este problema, una posible dirección es dejar de utilizarlo. La búsqueda de alternativas libres de plásticos está marcando el camino hacia un futuro donde la arquitectura se desvincula progresivamente de estos materiales contaminantes, impulsando soluciones sostenibles que reduzcan nuestra dependencia de ellos y contribuyan a preservar el medio ambiente.
https://www.archdaily.pe/pe/1016421/hacia-una-arquitectura-sin-plasticos-soluciones-innovadoras-para-el-presente-y-el-futuroEnrique Tovar
La Semana del Diseño de Milán 2024 reunió a diseñadores, arquitectos, productores y figuras clave del mundo del diseño. Los eventos se dividieron entre el Salone del Mobile de Rho Fiera, una feria con más de 1.950 expositores, y Fourisalone, que presentó varios eventos en Milán. Con numerosas instalaciones en toda la ciudad y una amplia gama de eventos, conferencias y debates, la Semana del Diseño de Milán se erige como uno de los eventos centrados en el diseño más importantes del mundo. Para los arquitectos/as, esto representa una oportunidad no sólo para intercambiar ideas sino también para contribuir activamente a través de colaboraciones e investigaciones entre disciplinas.
Este año, muchos profesionales de la arquitectura reconocidos internacionalmente han colaborado con empresas de diseño de muebles e iluminación, explorando la intersección del diseño y la arquitectura. A pesar del cambio de escala, muchos de estos productos reflejan el lenguaje arquitectónico reconocible de sus diseñadores, ofreciendo una idea de los principios que guían su práctica. Además de las exploraciones estéticas, muchos de los productos seleccionados abordan importantes temas de interés, desde la necesidad de desarrollar materiales más sostenibles con una huella de carbono reducida hasta el impacto potencial de nuevas tecnologías como la inteligencia artificial.
Muchas ciudades importantes de Estados Unidos están lidiando con grandes edificios industriales que han caído en desuso. Estos edificios tienen importancia histórica y arquitectónica y, a menudo, están protegidos contra la demolición. En consecuencia, los profesionales de la arquitectura enfrentan el desafío y la responsabilidad de adaptar estos edificios a las funciones contemporáneas. Optar en contra de la demolición refleja un enfoque de construcción sostenible y resalta la importancia de honrar el patrimonio construido.
Google Earth y Maxar Technologies, organizado por Adriano Liziero (@geopanoramas)
El mundo está mirando al Amazonas. Los datos geográficos sobre este territorio, que abarca 6,74 millones de km2, repartidos en ocho países de América Latina, aparecen constantemente en medios de comunicación nacionales e internacionales. Las cifras preferidas de materiales siempre están ligadas a su magnitud como el bosque tropical más grande del mundo, hogar del 10% de la biodiversidad mundial y responsable del 15% del agua dulce del planeta. Sin embargo, poco se habla sobre lo que sucede bajo sus árboles, en el suelo donde vive la gente.
Obra realizada com Mass Timber Urbem. Image Cortesia de Urbem
En un escenario donde la preocupación por la sostenibilidad y los criterios ESG (Environmental, social, and governance) es latente, es necesario observar un sector que genera el 38% de todas las emisiones de CO2 del planeta y consume el 30% de los recursos globales: la industria de la construcción. En 2022, en la COP27, Naciones Unidas anunció el Clean Construction Accelerator, un programa con acciones diseñadas para reducir la producción de gases de efecto invernadero hasta en un 50% para 2030. Un informe de ARUP y el Consejo Empresarial Mundial para el Desarrollo Sostenible destacó un descubrimiento crucial: la mitad de las emisiones de los edificios no provienen sólo de la fase de construcción, sino también del carbono incorporado en los materiales utilizados, generado durante su fabricación y transporte. Y es precisamente en este escenario donde vemos la oportunidad para el sector: ¿cuál es el único material de construcción renovable que retiene carbono en lugar de emitirlo? La madera.
Sin embargo, cuando hablamos de la madera surge otra pregunta: ¿cómo puede ser sostenible la madera si para ello necesitamos talar árboles? Ana Belizário, directora comercial de Urbem, una industria maderera nacional a gran escala, nos explica a lo largo de este artículo cómo plantar árboles específicamente para el consumo no sólo es una alternativa sostenible, sino también una gran práctica para combatir la crisis climática y regenerar el sector de la construcción.
Hacia los albores del Modernismo, en la ferviente búsqueda de sistemas constructivos innovadores, eficientes y rentables, la idea de la construcción modular ofrecía exactamente la promesa de eso: un sistema industrializado compuesto por elementos listos para ensamblar, fácilmente configurables, económicos y controlados en calidad. Si bien la idea no ganó tanta fuerza como se esperaba inicialmente, sigue siendo una premisa atractiva para arquitectos y diseñadores. Ahora, nuevos desarrollos en el campo han llevado a un renovado interés en el tema, a medida que la vivienda modular emerge como una medida efectiva en diversos aspectos, desde viviendas asequibles hasta refugios de emergencia, o incluso como plataformas para la colaboración interdisciplinaria, la participación y el diseño participativo. El siguiente artículo explora esta promesa de accesibilidad, creatividad y asequibilidad que se ha convertido en una parte integral del debate en torno a la arquitectura modular.
Si bien el trabajo híbrido y los horarios flexibles representan las formas más comunes de mejorar el equilibrio entre la vida personal y laboral para muchos, debido a las interacciones sociales perdidas y la falta de lugar o funcionalidad en espacios de trabajo improductivos en casa, la mayoría de los jóvenes de 16 a 24 años constituye el único grupo de edad que prefiere trabajar desde la oficina.
Introspección, elevación, encubrimiento. Imagen Cortesía de Enrique Tovar
La flexibilidad de la arquitectura le permite cambiar y ajustar continuamente su forma en respuesta al progreso tecnológico, las tendencias sociales y artísticas, y las experiencias colectivas que vivimos. Los acontecimientos globales a gran escala, como las migraciones transatlánticas del siglo XIX, el impacto de la tuberculosis en el diseño y, más recientemente, los efectos de la última gran crisis sanitaria mundial (COVID-19), han desempeñado un papel importante en la configuración de la evolución de la arquitectura.
En el contexto de la crisis climática, el papel de la arquitectura y el urbanismo ha sido ampliamente debatido, ya que representa uno de los mayores desafíos de este siglo. Es innegable que si bien hay esfuerzos activos a través de políticas e innovación para evitar llegar a un punto de no retorno, la arquitectura ya se está adaptando a los cambios y condiciones extremas que provoca. Más que pensar en un escenario de futuro lejano o distópico, los paulatinos cambios en las condiciones climáticas han sido motores para modificar, a través de operaciones arquitectónicas, cómo concebimos los edificios contemporáneos.
https://www.archdaily.pe/pe/1015557/introspeccion-elevacion-y-encubrimiento-operaciones-arquitectonicas-para-climas-adversosEnrique Tovar
Cuando hablamos de sostenibilidad en la construcción, nos hemos acostumbrado a un enfoque apoyado en soluciones tecnológicas complejas, sensores y materiales costosos y, hoy en día, inteligencia artificial. Sin embargo, surge una provocación: ¿y si todo lo que buscamos pudiera surgir de los propios materiales, aprovechando sus propiedades intrínsecas, sin siquiera depender de la energía eléctrica? El uso de materiales hidromórficos ofrece una perspectiva innovadora y arroja luz sobre posibilidades poco exploradas en este campo. Estos materiales tienen la capacidad de adaptarse a las variaciones de humedad ambiental, cambiando su forma, tamaño u otras propiedades físicas. Los ejemplos en la naturaleza incluyen la madera, proteínas higroscópicas como el colágeno, polisacáridos como la celulosa y la quitina, minerales higroscópicos como ciertas sales y gel de sílice, así como esporas y granos de polen, todos ellos exhibiendo la capacidad de absorber o liberar humedad en respuesta a los cambios de humedad. En la arquitectura, los investigadores se han esforzado por desarrollar materiales, especialmente para las fachadas, que puedan tener vida propia y hacer que los edificios sean más confortables de forma natural.
Paredes de panel de paja. Imagen Cortesía de EcoCocon
Durante mucho tiempo, la industria de la construcción ha seguido un proceso lineal: extraer materias primas, construir estructuras, demolerlas y luego eliminar la basura en los vertederos. Este enfoque tiene graves efectos negativos sobre el medio ambiente y la sociedad, y es inherentemente insostenible. Reconsiderar los métodos y flujos de trabajo tradicionales requiere el apoyo de todas las partes interesadas y un sentido de urgencia proclamado por las autoridades. En Estados Unidos, las organizaciones urbanas han comenzado a implementar nuevas políticas para mantener los desechos de la construcción fuera de los vertederos y apoyar prácticas circulares. Varias ciudades como Seattle y Pittsburgh han empezado a implementar ordenanzas de deconstrucción que exigen que los edificios más antiguos sean cuidadosamente deconstruidos en lugar de demolidos. ¿Cómo podrían sus disposiciones clave influir en las prácticas circulares en el país?
El papel principal de la arquitectura es crear estructuras que nos protejan del medio ambiente y, a su vez, espacios seguros y cómodos para todo tipo de necesidades y actividades. Al proporcionar refugio, la arquitectura también moldea la forma en que las personas interactúan con su entorno. Sin embargo, las tecnologías de construcción del pasado rara vez lograron crear una separación completa entre nosotros y el mundo exterior.
Si bien la impermeabilidad era un resultado deseado, los materiales de construcción porosos disponibles siempre permitían que algo de agua, viento o partículas externas se filtraran a los espacios interiores. Por el contrario, las tecnologías modernas ahora permiten envolventes de edificios casi completamente impermeables, generando una separación completa entre el interior y el exterior, y confiando así en sistemas de ingeniería para regular la temperatura, el flujo de aire o la humedad. Este artículo explora las diferencias entre estos dos enfoques contrastantes, indagando cómo se equipan las fachadas de los edificios para regular el confort interior y su impacto ambiental.
Durante décadas, nuestra sociedad ha adoptado predominantemente un enfoque extractivista al formular modelos para la fabricación de materiales en diversas industrias. Si bien ahora sabemos que este modelo es insostenible, queda una pregunta importante: ¿cómo lo hacemos? Puede que todavía estemos lejos de ofrecer una respuesta definitiva a este desafío, pero aún así, es emocionante observar que, en un contexto marcado por un horizonte global y ecológico desafiante, la comunidad arquitectónica mantiene un enfoque positivo al presionar por una reevaluación de lo que hacemos y cómo lo hacemos.
Este impulso puede estar ganando relevancia debido al surgimiento de generaciones más conscientes en relación al medio ambiente, como la Generación Z y Alpha. Lo cierto es que estamos asistiendo al desarrollo de nuevas filosofías de producción, como la de materiales de origen vegetal, que adoptan prácticas encaminadas a favorecer el uso de recursos derivados de las plantas, reducir la dependencia de procesos extractivos y promover alternativas conscientes y sostenibles en diversos aspectos de la fabricación y producción de materiales en la arquitectura.
https://www.archdaily.pe/pe/1014475/cosechando-la-arquitectura-una-mirada-a-tres-materiales-de-origen-vegetalEnrique Tovar
La arquitectura, una vez que salió de sus cavernosos inicios, comenzó siendo en gran medida nómada. Durante mucho tiempo, se utilizó la sombra de los árboles y las tiendas móviles hechas de pieles de animales en lugar de viviendas más permanentes para satisfacer los estilos de vida nómadas y las necesidades básicas de supervivencia. Estas primeras estructuras portátiles estaban sostenidas principalmente por marcos de madera y fueron utilizadas por varias civilizaciones antiguas, incluidos los beduinos de la Península Arábiga y las tribus nativas americanas de América del Norte. La llegada de las telas tejidas hace unos 40.000 años hizo que las viviendas fueran aún más ligeras y fáciles de transportar, una bendición para las culturas nómadas de todo el mundo.
Aunque las carpas continuaron siendo populares desde entonces en contextos recreativos y como elemento básico de la forma arquitectónica, la arquitectura contemporánea ha redescubierto el principio de la tela drapeada y ha llevado su desarrollo más allá, no sólo para estructuras temporales, sino también para edificios e instalaciones permanentes. Los materiales avanzados y duraderos han convertido las telas en una alternativa para fachadas y techos que ha generado un sector altamente especializado dentro de la industria de la construcción y ha creado algunos de los exteriores más intrigantes del mundo.
UNStudio, en colaboración con la oficina local HYP Architects, ha ganado la competencia para el diseño del edificio Kyklos en Luxemburgo. El proyecto es parte de Beval, una iniciativa de reurbanización a gran escala que tiene como objetivo transformar un antiguo sitio industrial en un centro urbano completo con una universidad y un centro tecnológico, además de espacios residenciales, de oficinas y comerciales. Al diseñar el edificio Kyklos, que ocupará una posición central en la plaza principal del distrito, los arquitectos se propusieron encontrar soluciones para crear la huella de carbono más pequeña tanto para métricas operativas como embebidas.