Ante la pandemia que estamos enfrentando como sociedad, hemos comenzado a cuestionarnos diversos hábitos que quizás normalizamos por mucho tiempo. Basta pensar en la manera de saludar, ¿será necesario el contacto físico para establecer un saludo? Podríamos hacer referencia a países como Japón donde se saluda con una reverencia o Tailandia con el “Wai”, saludo mediante una inclinación de la cabeza con las manos juntas, o por qué no con un aplauso, como se lleva a cabo en Zimbabue.
El contacto físico no solo alude a las personas, sino también a los objetos que tocamos a diario. Una de las recomendaciones para prevenir el contagio de COVID-19 es la higiene, que se realiza principalmente en el espacio del baño. Pero ¿cómo podemos usar un baño sin tocar el equipamiento que ya ha sido utilizado por otra persona? Resulta casi una contradicción. Este cuestionamiento es aún más relevante en baños públicos. Imaginemos el recorrido usual que realizamos en un recinto de este tipo, ¿cuántas veces debemos tocar un objeto?