Las ciudades son la síntesis de miles de años de acuerdos, tan frágiles como nosotros, pero a la vez tan maravillosamente adaptables a los cambios. Es por ello que siguen siendo el mejor ecosistema para el desarrollo de nuestras vidas, pues, gracias a la densidad, nos permiten maximizar los beneficios de los equipamientos, servicios y espacios públicos que hemos creado como soporte del bienestar al que aspiramos.
Aparentemente todo ello está hoy en crisis, producto de la pandemia causada por la propagación del covid-19, pero si revisamos nuestra historia encontraremos epidemias mucho más letales que nos dejaron como consecuencia mejoras sustanciales en la forma como vivimos.