Si bien una obra de arquitectura nace de materiales palpables, también se define por cualidades intangibles que le otorgan riqueza, dinamismo y vitalidad. Entre ellas, el juego de luces y sombras – con sus diversos matices – puede transformar ambientes y definir la percepción de sus formas, determinando la experiencia espacial del usuario. Las celosías, además de proveer ventilación natural, privacidad y confort térmico, permiten esta dualidad al filtrar la entrada de luz solar mientras proyectan figuras repetitivas en la superficie. De este modo, a través de muros o cielos perforados, surgen patrones geométricos de luz y sombra que se convierten en un elemento más de diseño; en una huella física capaz de crear atmósferas únicas.