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Arquitectos: Taller MRD
- Área: 580 m²
- Año: 2024
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Tómate un segundo para imaginar un edificio o una habitación. Lo más probable es que estés imaginando superficies rectangulares planas y líneas rectas. Ya sean paredes, vigas o ventanas, la mayoría de los elementos arquitectónicos vienen en formas ortogonales estándar y extremadamente prácticas. Sin embargo, la pandemia ha sacado a la luz diseños que no solo son funcionales, sino que mejoran nuestro estado de ánimo y bienestar. En ese sentido, el poder de las superficies curvas y de flujo libre es inigualable, lo que explica por qué han regresado como una tendencia de diseño moderno. Adoptando hermosas formas inspiradas en la naturaleza, las curvas orgánicas energizan las habitaciones y hacen que los usuarios se sientan bien. De hecho, los neurocientíficos han demostrado que esta afección está integrada en el cerebro; en un estudio de 2013, encontraron que era más probable que los participantes consideraran hermoso un espacio si era curvilíneo en lugar de rectilíneo. En resumen, los humanos amamos las curvas.
A través de los años, el diseño de interiores ha ido evolucionando de acuerdo a las necesidades que se van presentando pero sobre todo a las experiencias que se busca provocar en el usuario. En los últimos dos años pudimos ser testigos de un cambio radical y de un especial interés en este tema debido a que la pandemia nos obligó a poner específica atención a la configuración de los lugares que habitamos. Esto trajo consigo diseños mucho más integrales que atendieran el bienestar del usuario, que combianaran colores, experiencias sensoriales, tecnología y elementos naturales que promovieran la salud.
El incremento de la automatización (procesos mecanizados) dentro de las etapas de materialización arquitectónica, ha visto una notable aceleración en los últimos tiempos gracias a la aparición y desarrollo de las herramientas de fabricación digital. Estas herramientas, como pueden ser las impresoras 3d, los robots de montaje o las cortadoras láser, han habilitado el perfeccionamiento de las secuencias constructivas, aportando notables ventajas relacionadas a la optimización de los recursos, el aumento de la precisión y el incremento del control.
En el caso específico de la madera, las herramientas de fabricación digital más frecuentemente utilizadas son las llamadas máquinas fresadoras o routers CNC (siglas referidas a control numérico por computadora). Estas herramientas permiten interpretar dibujos vectoriales 2D o incluso modelos 3D, convirtiéndolos en códigos de coordenadas que organizan el accionar de la herramienta. De esta manera, las fresadoras o enrutadores CNC permiten, a partir de archivos digitales (que pueden realizarse en softwares de diseño ampliamente conocidos como AutoCad), cortar las maderas de forma rápida y sencilla, quedando las piezas listas para ser montadas y unidas en obra.