Tuvimos la oportunidad de entrevistar al arquitecto chileno Alejandro Aravena, jurado del Premio Pritzker desde el 2009, y nos cuenta más sobre su visión del trabajo del ganador del Premio Pritzker 2012 Wang Shu y la decisión del jurado, además de citar conversaciones con el arquitecto Chino.
La extraordinaria arquitectura de Wang Shu puede ser consecuencia de su capacidad de combinar talento e inteligencia. Esta combinación le permite producir una obra maestra cuando el encargo requiere un monumento, pero también le permite producir una arquitectura cuidadosa y contenida cuando un monumento no viene al caso. La intensidad de su trabajo puede deberse a su relativa juventud, pero la precisión y propiedad de sus operaciones habla al mismo tiempo de una gran madurez.
Consideremos el Museo Histórico de Ningbo por ejemplo: es de una potencia que merece sin duda alguna ser llamado una obra maestra. Uno no visita el edificio; uno es “golpeado” por el edificio. Recuerdo haber sentido algo así pocas veces en la vida, como cuando visité el Parlamento de Kahn en Bangladesh o su Instituto Indio de Administración en Ahmedabad. Ser “golpeado” por un edificio pasa rara vez en arquitectura porque ese tipo de experiencia pertenece más bien al campo de la música o el cine, donde la experiencia de una obra puede emocionar al punto de modificar el estado de animo en un sentido profundamente positivo. Lamentablemente nada de esto puede ser transmitido por las fotografías.