Como si de una receta de cocina se tratara, Cedric Price comparaba la evolución de las ciudades con las múltiples formas de cocinar un huevo, mostrando como la relación entre la yema y la clara (propia de cada elaboración) se asemejaba a la configuración de distintos modelos urbanos surgidos a lo largo del último par de milenios. Esta descripción en clave evolutiva pasa del huevo duro casi perfecto que encarnan las ciudades antiguas (fruto de asentamientos amurallados) a los huevos revueltos (scrambled eggs), equiparables a las ciudades modernas (expandidas de modo informe sobre el vasto territorio). Una metáfora que ejemplifica cómo, tantas veces, los elementos que componen la ciudad se asemejan (como la yema y la clara) y, sin embargo, el modo en que estos ingredientes se entremezclan es clave en la receta final, aquello que las caracteriza y las explica.
Con esta misma mirada, hemos querido describir la ciudad de Madrid en las cinco cartografías expuestas en CentroCentro con motivo de la exposición Madrid Diversa: poniendo el foco no tan solo en aquello que compone la ciudad (unos elementos prácticamente invariables a lo largo del tiempo) sino en cómo estas piezas se entremezclan. Haciendo hincapié en la capacidad de describir esta mezcla (gracias a la creciente datificación del mundo a través de grandes conjuntos de datos estructurados y no estructurados y su representación algorítmica), tantas veces llamada mixtura pero que aquí hemos querido denominar diversidad.
Esta mirada ha querido seguir una estructura de capas tradicional para explicar la ciudad, separándola en continente (la ciudad construida), contenido (la ciudad habitada) y funcionamiento (la ciudad de los usos y la ciudad compartida); clasificación que parafrasea la taxonomía utilizada por el urbanista Ildefonso Cerdá en su Teoría General de la Urbanización. Estas tres capas concluyen en una síntesis final que las describe simultáneamente y muestra el cambio (la ciudad en transformación), a lo largo de un tiempo variable que abarca desde un dia a una década (dependiendo del concepto a explicar)
Probablemente hoy la idea de diversidad es aquello que mejor refleja las ciudades europeas y, sobre todo, las grandes capitales como Madrid. Ciudades que concentran diversidad de tejidos urbanos, con edificios de distintas características, varios usos, múltiples antigüedades, calidades y densidades. Una diversidad que es el resultado de procesos de urbanización complejos y difíciles de reproducir fruto de teorías medio aplicadas, tensiones políticas, ambiciones individuales o pulsiones colectivas.
Tal como se muestra en las cartografías, si bien esta diversidad se encuentra presente en todos los puntos de la ciudad, existen matices según las capas que conforman esta lectura poliédrica. Por ejemplo, un mismo lugar puede resultar muy diverso en cuanto a las características del tejido urbano y, al mismo tiempo, muy uniforme en cuanto al tipo de población que lo habita.
Y es que la diversidad, tal como plantea el sociólogo Richard Sennett, es uno de los valores intrínsecos de la ciudad que se define como un entorno en el que se incrementa la probabilidad de encontrarse con extraños. Efectivamente, el entorno urbano favorece la convivencia entre distintos orígenes demográficos y distintas rentas, generando una mezcla que incrementa la movilidad social pero también la creatividad y, sobre todo, el encuentro con la otredad.
La descripción que propone “Unscrambling Madrid” es el resultado de este modo preciso de hacer ciudad: una urbe diversa, resiliente y con alta capacidad de integración que lidia con las tensiones de segregación y la expulsión gracias a su capacidad de transformarse, mutar y adaptarse a los acontecimientos adversos. Una metrópolis caracterizada por la mezcla y los encuentros entre extraños, fruto de la diversidad de los tejidos, los usos y los desplazamientos que éstos generan.
Una ciudad que, sin embargo, se encuentra en una profunda transformación. Ante los nuevos escenarios de contención de movilidad (en que la descarbonización debe priorizarse necesariamente en las agendas urbanas), veremos transmutar este modelo urbano basado en la diversidad hacia la clusterización y el funcionamiento autónomo de sus pequeñas partes. Un paradigma que, por lo tanto, entra en crisis; del que justo ahora estamos observando su mayor expresión y a partir del cual, evolucionaremos hacia nuevas formas de organización urbana y social.
Si bien la ciudad deberá seguir transformándose (acorde a la necesidad de supervivencia de sus ciudadanos), no deberemos de dejar de lado que, más allá de su capacidad productiva y reproductiva, ésta puede ser un mecanismo de integración social y de creación de encuentros esporádicos, casuales, y fortuitos -clave de la creatividad, la movilidad social y el progreso.
Las cinco cartografías estarán expuestas en CentroCentro en la exposición “Madrid Diversa”, comisariada por Ariadna Cantis y Javier Peña, abierta hasta el 26/02/2023.
