Espacio Humano: Un museo y jardín para la obra de Mario Irarrázabal en San Carlos de Apoquindo

La Pontificia Universidad Católica de Chile realizó un concurso interno de arquitectura en búsqueda del nuevo diseño del edificio pabellón y parque para acoger la obra escultórica del artista Mario Irarrázabal en terrenos de la UC en San Carlos de Apoquindo. En el pasado, ya se había intentado construir este espacio de exhibición pero en Parque San Borja, donde BBATS + TIRADO había obtenido el primer lugar en 2014.

En esta nueva ocasión, el jurado seleccionó como ganador el proyecto de B+V Arquitectos (Eloy Bahamondes + Lucas Vásquez), Marcelo Cox, Francois Jullien, Sebastián Zarhi, junto a la arquitectura del paisaje de Camila Romero, Francisca Salas y la museografía de Elena González García del Bello. Se trata de un concepto que gira en la idea del museo y el jardín, con propuestas estratégicas específicas de recuperación del suelo y activación programática.

Revisa a continuación la memoria de los autores y las imágenes de la propuesta ganadora.

Espacio Humano: Un museo y jardín para la obra de Mario Irarrázabal en San Carlos de Apoquindo - Imagen 2 de 11
Cortesía de Eloy Bahamondes

1. Museo y Jardín

Dos veces se ha intentado construir este museo. Dos veces el proceso se ha visto interrumpido por contingencias y burocracias. Vamos ahora por la tercera. Podríamos pensar en este museo errante como en los giróvagos, monjes sin origen ni destino que San Benito describe, y censura, casi al comienzo de su famosa regla monástica, porque “se pasan la vida viviendo en diferentes provincias, hospedándose tres o cuatro días en distintos monasterios. Siempre vagabundos, nunca permanecen estables. Son esclavos de sus deseos y de los placeres de la gula”. En cierto sentido, la decisión de construir el museo a los pies de la cordillera replica esta condición errante. Expulsado dos veces desde dos ciudades distintas —Santiago y Valdivia— no le queda otra opción que marcharse más allá de la periferia. Pero lo que se espera construir en esta ocasión no es tan solo un museo, sino más bien un jardín. Ian Hamilton Finlay ha dicho que “un jardín no es un objeto, sino un proceso”. Además de ser un proceso, un organismo vivo y en constante evolución, sometido a los vaivenes del clima y a la evolución de las plantas que lo habitan, un jardín podría entenderse también como un organismo con una cierta autonomía, una entidad abierta a los cambios pero con unos límites claros y definidos. No es casual que la imagen arquetípica del jardín, el paraíso, aluda precisamente a eso, tal como señala el origen de su nombre, pairi daeza, “espacio cerrado” o “finca amurallada” en persa antiguo. Así, la condición más propia del paraíso son sus límites, que le permiten configurarse como un interior protegido. Un museo podría también ser entendido como un jardín.

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Cortesía de Eloy Bahamondes

Pensar el museo como un jardín significa entenderlo como un organismo vivo y abierto a los cambios, pero al mismo diferenciado respecto del entorno que le rodea. Para potenciar las relaciones entre los espacios abiertos y cerrados que lo componen, se propone disgregar el programa del museo en dos pabellones independientes, que acotan los límites de intervención de la propuesta y se relacionan entre sí a través del jardín, mediante un recorrido ascendente que permite activar las distintas piezas que componen el conjunto.

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Cortesía de Eloy Bahamondes

2.1 Recuperación del suelo

Para favorecer la recuperación ecológica del sitio y evitar el libre escurrimiento de las aguas sobre un suelo degradado, se propone un sistema de contenciones que, asociadas a las franjas de infiltración existentes y proyectadas, permitan un óptimo aprovechamiento de las aguas lluvias y la paulatina recuperación del suelo y del material vegetal del sitio. Dichas contenciones además permitirán generar jardines de infiltración en distintos sectores a lo largo del sitio, bolsones donde se espera que la concentración de humedad favorezca no solo la mantención de especies arbóreas (Acacia caven, Schinus polygamus, Quillaja saponaria, Lithrea caustica, Kageneckia oblonga), sino especialmente la aparición estacional de especies menores, arbustos, herbáceas,  hierbas, bromelias y cactáceas (Colliguaja odorífera, Berberis actinacnatha, Baccharis linearis, Eryngium paniculatum, Alstroemeria ligtu ssp. simsii, Pasithaea caerulea, Puya chilensis y variedades, Muehlenbeckia hastulata, Gochnatia foliosa y Trichocereus chiloensis, entre otras).

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Cortesía de Eloy Bahamondes

2.2 Jardines y Recorridos

La disposición de las contenciones a lo ancho del sitio permite ascender desde la cota inferior hasta el punto más alto del museo, a través de una serie de rampas dispuestas para asegurar la accesibilidad universal a cualquiera de los puntos del jardín. Este sistema de rampas, cuya pendiente es siempre inferior al 5%, configura un paseo continuo que va bordando y conectando entre sí los límites norte y sur del terreno. A lo largo del paseo, los visitantes pueden acercarse a las esculturas, que se encuentran dispersas al interior del jardín, en directa relación con la vegetación y las condiciones atmosféricas: luz, temperatura, humedad, viento y precipitaciones.

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Cortesía de Eloy Bahamondes

2.3 Aperturas y Cerramientos

Se propone la construcción de dos plataformas, paralelas a las quebradas Cañitas y San Francisco, que configuran los límites del proyecto y acotan el área de intervención paisajística. Al mismo tiempo, estas plataformas definen las relaciones del jardín con el entorno inmediato, liberando las vistas hacia la ciudad por el oriente, hacia los cerros circundantes por el poniente, y estableciendo conexiones puntuales hacia el sur —punto de acceso al museo— como hacia el norte —relación visual con colchón de paisaje en ladera opuesta—. Dada la posición de las plataformas, la vista se comprime hacia la ciudad y se abre hacia la cordillera, exagerando las perspectivas y acentuando la relación del museo con las vistas lejanas, mientras se potencia la conexión con su entorno natural más inmediato.

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Cortesía de Eloy Bahamondes

2.4 Activación programática

El pabellón sur se construye como un gran recinto de exposición, completamente abierto al jardín e integrado al recorrido ascendente del mismo; un espacio unitario que se va adaptando a la topografía mediante el escalonamiento gradual del suelo. Sobre la cara norte del pabellón se construye un sistema de rampas, de 3 metros de ancho y 8% de pendiente, que posibilitan el acceso universal a cada una de las plataformas y la conexión de la sala con el recorrido exterior. Tanto el programa administrativo como la cafetería y la sala multiuso se ubican en el pabellón norte, en el costado opuesto del jardín, estableciendo así conexiones visuales tanto con la ladera opuesta de la quebrada Cañitas como con el horizonte lejano. Para la construcción de ambos pabellones se propone el uso de madera laminada mecanizada, que permitiría reducir los tiempos de obra y el impacto de la misma sobre el terreno.

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Cortesía de Eloy Bahamondes

3. Museografía

El proyecto de museografía considera la necesaria concatenación entre un recorrido lineal, que se da a través del jardín, y un recorrido orgánico, que se da al interior de la sala de exposiciones del pabellón sur. Se propone establecer un diálogo entre ambas instancias, un guion museográfico libre que permita intercalar el recorrido exterior con las diversas plataformas del pabellón, que potencie la relación de las obras con la vegetación inmediata y con el paisaje circundante, y que permita la interacción —visual y táctil— del espectador con las obras. Al interior del pabellón se contempla la exhibición de esculturas menores y material de archivo (debidamente protegido en gabinetes o vitrinas con filtro UV), así como también de esculturas de mayor escala, que puedan dialogar con la escala del edificio y tensionar las relaciones entre las esculturas y el espacio que las contiene. A pesar de tratarse de un solo recinto, la fragmentación del edificio en 6 plataformas permitiría liberar alguna de ellas para eventuales exposiciones temporales, abriendo el museo a nuevas generaciones de artistas cuya obra pueda entrar en dialogo con el trabajo de Irarrázabal.

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Cortesía de Eloy Bahamondes
Espacio Humano: Un museo y jardín para la obra de Mario Irarrázabal en San Carlos de Apoquindo - Imagen 10 de 11
Cortesía de Eloy Bahamondes

Ficha Técnica

Concurso: Espacio Humano
Lugar: 1° Lugar
Representante del Equipo: Eloy Bahamondes

Integrantes

  • Arquitectura: B+V Arquitectos (Eloy Bahamondes + Lucas Vásquez), Marcelo Cox, Francois Jullien, Sebastián Zarhi
  • Arquitectura del Paisaje: Camila Romero, Francisca Salas
  • Museografía: Elena González García del Bello

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Sobre este autor/a
Cita: Fabian Dejtiar. "Espacio Humano: Un museo y jardín para la obra de Mario Irarrázabal en San Carlos de Apoquindo" 26 dic 2022. ArchDaily Perú. Accedido el . <https://www.archdaily.pe/pe/994261/espacio-humano-un-museo-y-jardin-para-la-obra-de-mario-irarrazabal-en-san-carlos-de-apoquindo> ISSN 0719-8914

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