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Arquitectos: LIQE arquitectura
- Área: 292 m²
- Año: 2022
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Fotografías:Roi Alonso
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Proveedores: Knauf, Baxi, Cortizo, Isover, Klein, Placo
Descripción enviada por el equipo del proyecto. El proyecto, que ocupa una situación limítrofe entre la escala humana de las viviendas del Centro Histórico y el recinto amurallado defensivo de la ciudad, formaliza el cambio de escala a través de una incisión practicada en la fachada original en continuidad con la ampliación de la planta superior.
Se extiende a lo largo de la nueva fachada un sistema de contraventanas plegables, que permiten regular a demanda tanto la privacidad como la exposición solar de la vivienda. La fachada cobra vida propia en el movimiento diario de las piezas, haciendo explícito un resurgimiento de un barrio degradado en refundación.
El uso de madera tratada en bruto vincula el pasado y el futuro del Casco Histórico a la perfección justificando la colonización del resto del edificio, que se extiende hasta el sótano para albergar el acceso al garaje. Se opta por una solución de intervención de gesto firme y sinceridad constructiva palpable: el propio corte preciso para el acceso de los vehículos, imprescindible para favorecer una REHABITACIÓN no aburguesada de las antaño ruinas, se practica a plena vista en un gesto unificado con el añadido del piso superior. La solución conserva el ritmo tradicional de huecos y enfatiza la contención del terreno que ofrece el propio edificio, al tiempo que formaliza una nueva escala para el edificio que se integra perfectamente en el lugar.
Funcionalmente, el patio trasero se utiliza como espacio de comunicación vertical y horizontal. El acceso principal a las viviendas se realiza desde el jardín que comunica con el recinto amurallado. Bajo un techo acristalado se instala una pasarela de madera que da acceso individual a las dos viviendas y, al fondo, a la escalera de caracol que comunica con el garaje dos niveles más abajo.
Ambas viviendas aprovechan las vistas y una mayor iluminación de la planta ampliada para ubicar la zona de día. La luz entra al interior filtrada a través de las lamas de madera, utilizando las escaleras de salida a las terrazas como equilibrio lumínico.
El sistema de contras consigue a la perfección su objetivo: regulación de la temperatura y privacidad. Un interior desde el que ver sin ser visto, disfrutando de un privilegiado jardín con vistas en el centro de la ciudad.
Las casas encajan en un rompecabezas dimensional con una condición estructural: la ausencia de pilares centrales para brindar una maniobra óptima a los automóviles en el garaje. Para ello se diseñó un muro-viga que separa ambas viviendas en la segunda planta y que sirve de apoyo a las losas superiores. Ambas escaleras se utilizan en toda su altura para albergar espacios de almacenamiento y servicio en las viviendas. Los dormitorios se ubican principalmente con ventanas a la fachada principal.
Se utilizan acabados en madera de roble y revestimientos continuos de cal y arcillas naturales, contrastando con exteriores de piedra, hormigón y acero galvanizado, con el contrapunto de carpintería y contraventanas de madera.