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Arquitectos: Padilla Nicás Arquitectos
- Área: 1240 m²
- Año: 2021
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Fotografías:José Hevia
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Proveedores: Daisalux, Amop, CEMEX España, Hisbalit, Notts Sport, Reca, STACBOND, Sika
Descripción enviada por el equipo del proyecto. La singularidad de este proyecto comienza con su ubicación, la cubierta del Hospital Materno Infantil Gregorio Marañón realizado por el arquitecto Rafael Moneo en colaboración con José Mª de la Mata en el año 2003. A iniciativa de la Fundación Juegaterapia, comienza la tan acertada y motivadora propuesta de ocupar la cubierta del hospital, transformándola en un jardín de recreo para que los niños ingresados puedan jugar al aire libre. Este espacio colorido e inesperado pretende mejorar el día a día de los niños y sus familias, facilitando el encuentro mutuo y acelerando su recuperación.
La envolvente vítrea del hospital, neutra y calmada, constituye el telón de fondo de la colorida e inesperada propuesta. Sobre la horizontal y organizada cubierta, se posan las manchas de colores que ordenan los espacios exteriores del jardín de una manera vívida y fuertemente contrastada con el edificio original.
Las figuras curvilíneas de hormigón blanco, de distintas alturas y dimensiones, protegen del sol y reflejan los colores y texturas produciendo atractivos y vibrantes espacios cobijados bajo ellas. Son las "nubes" del jardín. Sujetas por esbeltos soportes circulares, que ayudan a ser percibidas con cierta ingravidez, en su cara inferior cuentan con elementos que aportan diferentes matices como vidrios, perforaciones o mosaicos cerámicos. Bajo ellas, las manchas coloreadas de los pavimentos contienen las actividades y juegos, que quedan más o menos visibles tras los muros curvos invitando así a los niños a recorrer y descubrir el jardín.
La gran superficie del jardín se divide en dos zonas de distinto carácter según la calle a la acompañan. Desde el ingreso accedemos a la primera de ellas, más bulliciosa y situada junto a la calle O´Donnell, que cuenta con un pequeño escenario, además de columpios, toboganes, kiciclos y un laberinto. Algo más apartado, un espacio dedicado a los adolescentes donde sentarse junto a una mesa de ping-pong y una pequeña portería de fútbol.
La segunda zona, que se presenta más sosegada, de proporción alargada y asomada a la plaza ajardinada, cuenta con una gran mesa irregular de dos alturas, telescopio, futbolín, tangram, canastas y un pequeño minigolf como final del recorrido. Conectando ambos espacios, encontramos el vestíbulo de espejos, una sala con la intención de crear sorpresa a la vez que introducir una nueva experiencia amenizando el paso entre áreas.
El perímetro está formado por un cerramiento semitransparente de malla que recoge el jardín a la vez que permite mirar el paisaje característico de Madrid. Sobre este cerramiento, algunas nubes asoman sobre la cubierta del hospital, pudiendo ser visibles desde la calle como un sugerente anuncio hacia la ciudad.
Nos gustaría pensar que el resultado se percibe como abstracto y onírico, intencionadamente ajeno a otros espacios conocidos y con la capacidad de que cada niño proyecte sobre él su imaginación y fantasía, encontrando su propio espacio de juego y diversión al exterior alejado de la rutina diaria que vive en el hospital.