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Arquitectos: Iniesta Nowell Arquitectos
- Área: 385 m²
- Año: 2022
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Fotografías:Rafael Iniesta Nowell
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Proveedores: Dialum, Arkoslight, Ikea, JUNG, Jansen, RCR deco, Strugal
Descripción enviada por el equipo del proyecto. En la ciudad de Jerez de la Frontera las bodegas comparten lugar con el resto de las casas, conformando el centro histórico, definiendo un perfil urbano característico que mucho tiene que ver con la forma de hacer vino de esta zona del sur de España. El sistema de crianza de soleras y criaderas deja reposar el vino en estructuras verticales formadas por varias botas (barricas de vino) en el interior de un tipo de bodega característico que tiene que ser amplio, oscuro, ventilado y fresco. Espacios de aroma inolvidable, sombríos, cruzados eventualmente por un fino rayo de luz.
A partir de finales del siglo XVIII el vino de Jerez comenzó a exportarse mundialmente y las bodegas pasaron del entorno doméstico al industrial sin abandonar el ámbito urbano. La forma de esta ciudad del sur de España está desde entonces ligada a la producción del vino, donde aparte de las bodegas han sido necesarias toda una serie de calles, patios y espacios accesorios para las diversas labores de mantenimiento; limpieza y reparación de botas.
Con el paso del tiempo muchas de estas naves se han reciclado para multitud de usos: comercios, oficinas, gimnasios, viviendas... La bodega del presente proyecto había sido utilizada anteriormente como almacén de muebles y se encontraba en situación de abandono fuimos contactados para transformarla en una vivienda.
De la documentación disponible pudimos averiguar que se trataba de una pequeña nave de uso doméstico, vinculada posiblemente a una casa ahora desaparecida. Las escrituras hablan de un callejón de mantenimiento, casi imperceptible en el estado en el que estaba.
Recuperar esta bodega era sin duda una oportunidad para encontrar una parte de la ciudad histórica, de esa trama de callejuelas de servicio que conforman la “ciudad B” vinculada al mundo del vino de Jerez. Una ciudad dentro de la ciudad.
Partimos de una edificación muy compacta, sin ventilación donde se decide trabajar a la inversa, buscando las trazas del callejón de servicio y abriendo un nuevo patio trasero. Un lugar de encuentro, una estancia más de la casa con una pequeña alberca donde refrescarse.
En la fachada principal se sitúan el estar y la cocina manteniendo el carácter monumental que le otorga la altura originaria de la edificación, mientras que en la zona trasera las habitaciones se disponen en dos niveles con fachada al patio con alberca. Se disponen espacios con una configuración abierta y transversal permitiendo cruzar con la mirada el edificio, tanto de sur a norte como de este a oeste. La obra se convierte en un proceso de estudio y adaptación de las preexistencias, donde hemos trabajado con sistemas y materiales comunes de la arquitectura bodeguera; caliza de la zona, cal, madera de pino y hierro.
Desde un profundo respeto por la tipología y los sistemas constructivos hemos reciclado una estructura olvidada en una casa andaluza, mediterránea. A la vez que hemos puesto de nuevo en servicio parte de la trama urbana de la ciudad de las bodegas que sigue siendo hoy en día Jerez.