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Arquitectos: Llamazares Pomés Arquitectura
- Área: 350 m²
- Año: 2021
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Fotografías:José Hevia
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Proveedores: Chev d’oeuvre, Dae, Durian, FARO Barcelona, Grassoler, Kyrya, Resol, Santa & Cole, Schüco, Secto, Umage
Descripción enviada por el equipo del proyecto. Cercana a Barcelona y situada en una de los pueblos de veraneo más típicos de la costa del Maresme, Caldes d’Estrac (Caldetes), se levanta esta vivienda unifamiliar de nueva construcción. Se encuentra ubicada en un paseo marítimo que discurre alineado a una amplia y larguísima playa característica de esta zona de la costa catalana. Un paseo marítimo de carácter tranquilo, a diferencia del de otros pueblos costeros, por su uso mayormente residencial, tanto de vivienda de primera ocupación como de veraneo. Es pues su principal atractivo el acceso inmediato a la magnífica playa y el disfrute, desde su fachada principal, de unas vistas al mar envidiables.
La casa, siguiendo la tradición de pequeñas casas mediterráneas entre medianeras, consta en esencia de dos fachadas de la misma anchura, una frontal y otra trasera. La fachada frontal, por su total, orientación hacia el mar, es la principal. Ésta resuelve los accesos de la vivienda y la iluminación y ventilación de las estancias más importantes. Su característica más notable es que en su parte superior aparece una gran abertura que marca formalmente el carácter del edificio, tanto en el exterior como en su interior. Una abertura que permite desde dentro ver de manera diáfana y espectacular el mar. Una gran ventana que configura la terraza de la sala de estar y enmarca el paisaje a modo de enorme cuadro desde el interior. La otra fachada, la posterior, da acceso al patio ajardinado y resuelve la iluminación y ventilación del resto de estancias. La existencia de una tercera fachada lateral es irrelevante, por el hecho de resultar, por normativa, una fachada totalmente ciega.
Igualmente, por normativa y contexto urbanístico, la cubierta se resuelve a dos aguas con utilización de teja árabe para su cubrición.
Una característica constante de este pequeño edificio es su cromatismo. En general, sólo se ha utilizado el color blanco y el azul. El blanco es utilizado ampliamente en las fachadas y paredes interiores, así como en la escalera metálica, con el contrapunto azul aportado por el color de balconeras, ventanas y las puertas de acceso de la planta baja. El blanco y el azul también han sido los colores utilizados para resolver los baños.
Por último, se añade el tono de la madera de roble que resuelve el mobiliario fijo del interior. Al entrar a la casa, la visión del espacio de la planta baja es total, de punta a punta. Con las puertas de acceso abiertas, desde la calle se ve el patio ajardinado del fondo y desde el patio se visualiza perfectamente el paseo marítimo. Es una planta pensada para un uso fluido entre interior y exterior, desde la playa hasta el jardín. Consta de un continuo de cuatro espacios separados por divisorias transparentes. Primero el aparcamiento, después un distribuidor donde arranca la escalera e incluye un baño, a continuación, una cocina-comedor y finalmente, el patio ajardinado.
En la planta primera encontramos los dormitorios. Dos individuales y baño compartido, con vistas al patio, y otro de tipo suite en contacto con la fachada principal. Este último disfruta de una generosa terraza-galería con vistas al mar, resuelta de manera que protege de las horas de más calor y permite el control de la luz diurna, así como también soluciona el resguardo ante posibles miradas indiscretas. Todo ello genera una pieza intermedia, entre interior y exterior, que agranda al dormitorio y le incorpora un espacio sumamente agradable para disfrutar en verano. Es destacable la ubicación del baño en este dormitorio, pues está pensada para que desde la bañera pueda contemplarse el mar a través de las aberturas en fachada de la terraza-galería.
La segunda planta se reserva para continuar con el programa de día. Al igual que la planta baja, se configura como un espacio único en dónde se encuentran la sala de estar, a doble espacio, el comedor, la cocina y un baño de cortesía. La altura a la que se encuentra esta segunda planta, respecto de la calle, es aprovechada para poder incorporar las mejores vistas a la sala de estar. Es aquí donde encontramos, configurando una amplia terraza adyacente con el pavimento al mismo nivel que en el interior, la gran abertura que permite disfrutar de las magníficas vistas, un hueco arquitectónico que enmarca el paisaje. Y para que exista la mayor continuidad visual posible entre interior y exterior, el cerramiento de fachada se resuelve a toda altura con unas grandes balconeras correderas, que al mismo tiempo añaden el toque de color azul a la estancia. La continuidad espacial viene reforzada por un banco continuo de madera de roble, adosado a la pared longitudinal y que discurre desde la sala hasta la cocina. Este banco ayuda a ordenar la posición de diferentes piezas de mobiliario, como la esbelta chimenea metálica, una posible televisión, la mesa de comedor y una superficie de apoyo para la cocina. En definitiva, una planta desde donde disfrutar del mar sea estando en la terraza, en la sala de estar o incluso trabajando en la cocina gracias a la continuidad espacial entre fachada posterior y fachada.
Por último, la planta altillo, también comunicada visual y espacialmente con la sala de estar, configura una estancia que permite su utilización como estudio o habitación de invitados. Igualmente, desde aquí podemos contemplar el mar, a través de las balconeras de la sala de estar, o el patio ajardinado, gracias a la incorporación de una pequeña terraza trasera. De nuevo continuidad espacial y visual total, el leitmotiv de esta casa.