Bruno Stagno desde Costa Rica no sólo reflexiona sobre como las respuestas al ambiente pueden ser la base principal de la inspiración e identidad de la arquitectura, sino que propone ir un poco más allá, con una arquitectura para toda una latitud.
Conversamos acerca de sus actuales preocupaciones y motivaciones, sobre los desaciertos e innovaciones necesarias en las ciudades tropicales, sobre la relación entre la academia y la práctica profesional en torno al ambiente; y antes que nada, sobre proyecciones para el futuro de la arquitectura costarricense.
Fabián Dejtiar (FD): El colegio de Arquitectos de Costa Rica acaba de publicar un libro sobre tu movida trayectoria - desde tu inicio con la arquitectura en Chile; seguido de tu experiencia terminando la Iglesia de Firminy de Le Corbusier junto a José Oubrerie en Francia, pasando por la fundación del Instituto de Arquitectura Tropical hasta la obtención del Premio Nacional de Arquitectura “Arq. José María Barrantes” en Costa Rica. Hoy en día, ¿a qué le estás dedicando tu atención y tiempo? ¿Qué te motiva?
Bruno Stagno (BS): Hemos estado dedicándole mucho tiempo a la divulgación de la Norma Nacional de construcción sostenible RESET (Requisitos para Edificaciones Sostenibles en el Trópico), tanto en Costa Rica, para lograr el apoyo del Estado que la seleccionó como la Norma Nacional e incluirla en el Plan Nacional de Descarbonización, y en otros países, como Francia, que la están apoyando y recomendando, así como en la Unión Internacional de Arquitectos que la divulga. Fue una iniciativa que comenzó en 2006 en el Instituto de Arquitectura Tropical y que ahora ha trascendido al ámbito nacional e internacional. Creo que le llegó su momento.
En lo personal seguiré acompañando el desarrollo de RESET, como fue en su actualización 2020, en la que incorporamos una categoría de impacto blanca, para certificar vivienda social, que es la que se más se construye a nivel global. Algo que era necesario disponer en los países de economías en desarrollo. Una de las ventajas de aplicar RESET, es que no implica costos de construcción adicionales.
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Por el lado del diseño cada encargo nuevo, por pequeño que sea, es una motivación, una alegría y un desafío para actuar con coherencia y en sintonía con nuestra práctica de una arquitectura que tiene pautas de diseño orientadas por lo necesario para adaptar su forma arquitectónica a lo que dicta lo excepcional del clima y el entorno.
Seguiremos diseñando, con entusiasmo y compromiso, techos amplios con fuertes pendientes, aleros largos y profundos, sombras en las fachadas, penumbras interiores con luz atenuada y que refrescan, fachadas despiezadas en elementos funcionales elocuentes, paredes con texturas para que resistan las inclemencias de la humedad, espacios altos, ventilación cruzada, incorporación de vegetación como acondicionador climático.
Es decir una arquitectura de lo necesario cuyo diseño se rige por pautas estéticas particulares e independientes, que climatiza con el clima y en un manifiesto ejercicio de libertad formal.
FD: Frente a los actuales y acentuados desafíos globales en los que nos encontramos (crisis climática, crisis sanitaria y crisis económica), me surge la pregunta sobre qué deberíamos atender primero. ¿Cuál crees debería ser el principal rol de la arquitectura y el urbanismo en este momento?
BS: La situación global es de múltiple afectación e interrelación para toda la población y en todas las regiones del planeta. Aunque hay gran incertidumbre y no todas las variables están aún sobre la mesa, al menos puedo decir que cualquier acción nueva para atacar estas 3 crisis que mencionas, debe conducir a soluciones que privilegien la reducción de emisión de gases de efecto invernadero, aumentando el uso de recursos locales, en mano de obra y materiales y convocar a la reflexión, con innovación certera, para nuevas soluciones arquitectónicas y urbanísticas.
Hasta hoy la pandemia ha revelado, como algo determinante en el diseño, la necesidad urgente de aire de calidad en ciudades, edificios y casas, al incorporar su recambio continuo para combatir un virus que se queda suspendido en el aire. Las corrientes de aire se deben diseñar ahora con más atención porque son indispensables para la salud.
Las ciudades, especialmente las de alta densidad y concentración, deberán proveer más espacios abiertos, sanos y atractivos, al alcance de todos y en todos los barrios, para compensar el confinamiento en los espacios pequeños cerrados. El teletrabajo y el telestudio, como práctica generalizada traerán consecuencias inéditas, que nos llevará a repensar el urbanismo de las ciudades, hoy tan centrado en el auto y también en la arquitectura de las casas, oficinas, estadios, espacios verdes e industrias.
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Habrá nuevos requerimientos de distanciamiento y otros, como por ejemplo, la necesidad de exclusas de acceso y espacios individuales para teletrabajo y telestudio. Además las prioridades de los requerimientos existentes tendrán diferente valoración. Los estándares urbanísticos y arquitectónicos, especialmente de conjuntos de interés social, habrá que revisarlos ampliando su metraje y parámetros de diseño, considerando que en ese sector, menos es nada, es decir la solución será ampliando área y costo.
FD: En nuestro brevísimo encuentro en Santiago, mencionaste la importancia de la latitud tropical: alberga cerca del 50% de la población mundial, comprende el 70% de los bosques existentes, y se extiende por el 40% de la superficie habitable del planeta, especialmente entre más de 100 países que tienen economías en desarrollo. En este sentido, ¿Qué se está haciendo mal en las ciudades de los trópicos? ¿Cuál es el primer cambio o innovación que deberían hacer?
BS: ¡A cada región su solución! “En climas fríos las calles deben ser amplias y en climas calientes angostas” era una norma de las Leyes de India para responder con diseño urbano al clima. En un caso buscaban el calor del sol y en otro la sombra que refresca. En el trópico las plazas deberían ser arboladas para aportar sombra y no duras como las europeas que son para asolearse. En cuanto a la abundante lluvia los techos deben responder con solvencia en su diseño y las ciudades recoger el agua con eficiencia en lagunas de retención para retardar su vertido en los cauces naturales y, no menos importante, su reutilización para beneficio de la población. Es recomendable que los centros densos distancien los edificios altos para favorecer la renovación del aire y así aprovechar sus beneficios para climatizar las oficinas o departamentos.
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La capacidad de resiliencia de la naturaleza tropical es prodigiosa por lo que es conveniente aprovechar ese recurso para bajar la isla de calor, aportar biodiversidad, alimento y belleza en las ciudades. Además la vegetación y el árbol aportan muchísimos beneficios al bienestar y al ahorro de energía al mantener fresco el aire urbano, al proyectar sombras y bajar la demanda de aire acondicionado, cuando este es necesario. Es importante concebir un paisajismo urbano en varios estratos de vegetación partiendo por cubresuelos, plantas bajas, arbustos, arboles medianos y luego grandes, conviviendo todos en diferentes estratos, y diseñar la vegetación que trepa por los edificios altos.
Para diseñar el urbanismo y la arquitectura tropicales lo primero es un cambio de actitud para asumir el trópico y su latitud, desde su clima, naturaleza, sus economías en desarrollo y entender las vivencias que conducen a esa tropicalidad que caracteriza su vida.
FD: Desde el ámbito educativo en Costa Rica. ¿Se está haciendo lo suficiente sobre estos temas? ¿Consideras que existe una brecha entre la academia y la práctica profesional?
BS: Se ha avanzado bastante y con certezas, pero aún existe una brecha, que si se está cerrando con las nuevas generaciones. Es cuestión de tiempo para que se enlacen con coherencia academia y práctica, de manera generalizada. Hay que reconocer que para los docentes, cambiar su formación académica a un enfoque de diseño tropical adaptado a esta latitud, es una tarea compleja.
Notamos que ya muchos estudiantes cuestionan a sus profesores con preguntas relacionadas con el diseño bioclimático y pasivo tropical. Cada vez hay más interés en este enfoque y cada vez hay más edificios construidos que son testimonio.
FD: ¿Qué proyecciones tienes para el futuro de la arquitectura en Costa Rica y para las ciudades de los trópicos?
BS: Asumo que la demanda de ciudades y arquitectura sostenibles se reforzará. Parto de la premisa que nuestra práctica debe afectar lo menos posible el ecosistema natural planetario y que la arquitectura sostenible no solo debe verse como tal, sino que debe superar los simples ahorros de agua, electricidad y reducción de emisiones.
Es mi convicción que lo que se considera sostenible incluya el potencial de ser replicable a gran escala y esto depende de cuan acertada sea la solución. En síntesis sostenibilidad = replicabilidad.
La repetición de las soluciones universales, basadas en la tecnología, es, por su alto costo, muy limitada en las economías del mundo en desarrollo. El potencial de replicar dependerá de cuan adaptado está el edificio a las condiciones de sus entornos, naturales, socioeconómicos y de los materiales de construcción y mano de obra.
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Es necesario considerar que los costos ambientales por emisiones de gases de efecto invernadero serán sumados, a corto plazo, al costo de fabricación de los materiales y el transporte. Nosotros somos cautelosos y analíticos de las modas y preferimos especificar materiales de la región, aunque no tengan etiquetas verdes de fabricación, porque su transporte reduce las emisiones de gases de efecto invernadero, favoreciendo así el ecosistema planetario. Nos parece más idónea esta decisión porque además favorece la economía local y regional.