El cuerpo y el "confort inteligente" en la arquitectura: Una conversación con Marcelo Ferraz

Escrito por Victor Delaqua | Traducido por Santiago Baraya
Publicado el 01 de Noviembre, 2020

Comprender la relación entre el cuerpo y el espacio es fundamental para proponer las experiencias más diversas que la arquitectura puede brindar. Para reflexionar sobre las diferentes escalas que engloban la profesión del arquitecto, desde el edificio construido hasta el mobiliario, entrevistamos a Marcelo Ferraz, socio fundador de Brasil Arquitetura y Marcenaria Baraúna. Aquí, su perspectiva y experiencia ilustran cómo el cuerpo y los símbolos que porta son fundamentales a la hora de pensar en el proyecto independientemente de su escala.

Otras reflexiones sobre el tema del confort, la importancia de respetar las diferencias culturales y la práctica en el diseño de la arquitectura y el mobiliario son algunas de las preguntas que se le plantean al arquitecto, quien en su carrera - así como a Lina Bo Bardi, con quien colaboró de 1977 hasta 1992 - trabajó con las más diferentes escalas, presentando un conjunto de trabajos que brinda diferentes enfoques en el espacio en relación a los usuarios.

ArchDaily: Para ti, que trabajas con arquitectura (Brasil Arquitetura) y mobiliario (Baraúna), ¿hay alguna distinción en entender y abordar la escala humana entre estos dos campos?

Marcelo Ferraz: Para nosotros todo es arquitectura. Por eso nuestro libro con la obra de Marcenaria Baraúna lleva por título "El mueble como arquitectura". Por supuesto, hay una diferencia de escala e incluso de materiales - en el caso de la carpintería es pura madera con herrajes complementarios, en la arquitectura es todo el universo a disposición. Por lo tanto, el enfoque que tenemos ante las exigencias del mobiliario o la arquitectura (predial o urbana) es el mismo: elección y comportamiento de materiales y técnicas constructivas, estructura mínima necesaria, economía de materiales y medios en busca de síntesis, rigor y, finalmente, lo más importante, buscar resonancia de lo que proyectamos en el intelecto y espíritu del usuario, y esto pasa por el sesgo cultural y físico, corporal. La arquitectura es como la ropa que vestimos, o que nos viste.

El cuerpo y el "confort inteligente" en la arquitectura: Una conversación con Marcelo Ferraz - Imagen 17 de 19 — Sillón Filó da Baraúna en Casa Pepiguari, realizada por Brasil Arquitetura. © Nelson Kon

¿Cómo se relaciona el mobiliario con la escala propuesta por el espacio arquitectónico? O, sin embargo, ¿cómo el mobiliario define la relación que genera el cuerpo con el espacio?

El diseño de mobiliario tiene esa fascinante cosa de trabajar a escala 1:1, de los prototipos que superan y reemplazan los primeros dibujos y terminan generando el objeto proyectado (deseado) con la experimentación del cuerpo en varios momentos. Muchas pruebas, dudas, maduraciones, cambios y mejoras (a menudo después del objeto ya en producción). En la arquitectura de espacios o edificios esto ya es más difícil. Pero podemos afirmar con fuerza que la experiencia de trabajar a escala del objeto nos ayuda mucho en la comprensión constructiva, en el llamado detallado de la arquitectura, que siempre ocurre, cuando se construye, en la escala 1:1, en el encuentro de materiales.

Pero volviendo a tu pregunta, el mobiliario es nuestra “ropa interior” que tiene que ser cómoda y justa (ni más ni menos) de lo que pretende. Y sí ayuda, en gran medida, a definir los espacios que experimentará el cuerpo en movimiento, en relación con otros cuerpos, con otros seres humanos con diferentes deseos, diferentes formas de vivir y ver la vida, el mundo ...

Normalmente digo que es importante pensar en cómo la arquitectura (en todas las escalas) es intrusiva en la vida de las personas. Les digo esto a estudiantes y jóvenes arquitectos para que reflexionen un poco sobre la responsabilidad que tienen cuando hacen un proyecto.

Un proyecto puede causar consuelo, bienestar, felicidad o incluso deshonra en la vida de personas y comunidades. Después de todo, no solo el diseño bueno, sino también el malo también puede ser duradero. Esto es algo serio y debe tratarse con rigor.

Especialmente después de la arquitectura moderna, hubo una estandarización del cuerpo humano para pensar tanto en el entorno construido como en la ergonomía, y hoy esto termina siendo un hecho muy controvertido por la exclusión de diferentes cuerpos que difieren de la norma. ¿Cómo ves este intento de universalizar el cuerpo desde la perspectiva del proyecto?

Mira, creo que el cuerpo humano sigue siendo básicamente el mismo en términos de dimensiones, un poco más grande aquí, un poco más pequeño allá en otra parte del planeta, pero es muy similar. No veo esas diferencias que mencionas. El problema y diferencias culturales es que son grandes y deben tenerse en cuenta al diseñar.

Las formas de vivir y relacionarse con el otro, vivir y satisfacer sus necesidades biológicas, sus costumbres alimenticias o festivas -salir, cantar, bailar, rezar, etc.-, su memoria, sus valores simbólicos ... estos si son diferentes, rico y debe ser respetado y considerado al diseñar.

Pero siempre con reglas universales de higiene, salubridad, la posibilidad de convivir y practicar la tolerancia, dignificando la vida, en definitiva, factores que soñamos para nuestras ciudades.

Las personas de diferentes culturas tienen diferentes tradiciones de vida y preferencias estéticas. Al mismo tiempo, hay una internacionalización del lenguaje que acaba por traer cierta homogeneidad en los proyectos. ¿Cómo crear un diseño distintivo que se mantenga fiel a sus raíces? De hecho, ¿crees que es necesario permanecer fiel a las raíces en relación al proyecto?

De alguna manera ya comencé a responder la pregunta anterior. Cada vez más seremos conscientes de las diferentes formas de vida en los distintos rincones del planeta debido a la abundancia de información sonora y visual de la que disponemos, y de forma creciente. ¿Esta internacionalización que dices anula ciertos valores, destruye culturas? Quizás sea así, ciertamente sí. Pero la cultura está siempre en movimiento, en transformación, en un proceso orgánico de fusión, mezcla, recreación... está viva. Sé exactamente lo que quieres decir: encontrar la misma tienda, con la misma arquitectura, los mismos objetos, en cientos de ciudades de todo el mundo, todas iguales, homogéneas, pasteurizadas. Esto es realmente muy triste. Pero también está el otro lado, el que protesta y resiste, que es en los miles de idiomas que se hablan, en las religiones profesadas, en los cantos y bailes, en la gastronomía de los pueblos. También buscamos lo diverso, distinto, original, con raíces más duras o mutantes, no importa.

De hecho, sobre la necesidad de permanecer fiel a las raíces, no veo ningún sentido si están podridas o vencidas. Es necesaria una buena arquitectura, que satisfaga los usos y responda a las exigencias de su época. Esta jerga es muy antigua y está maltratada, pero aún se mantiene.

En la historia de Girafa y Frei Egídio, la idea de "comodidad dura" se menciona como un tema central en tu carrera junto a Lina Bo Bardi, Francisco Fanucci y Marcelo Suzuki. ¿Podrías hablar un poco más sobre este concepto?

Creo que es muy importante y más actual que hace unos años, o incluso décadas. Digo esto porque, ante los enormes desastres ambientales que estamos viviendo a escala planetaria, es necesario discutir el concepto de confort, la cuestión del ahorro de medios y material, sin desperdicio y sin consumo energético. Y no es una demagogia barata.

No podemos tomar la idea de comodidad solo como lo que "parece" que facilita la vida de las personas, o que "acomoda" las demandas del cuerpo humano, como tapizados en todas partes, o aire acondicionado en todo, sin reflexionar sobre las consecuencias de eso. (postural) en nuestro propio cuerpo y en el gasto de energía no renovable para lograr un cierto tipo de confort, al que Lina denominó "pseudo confort".

El cuerpo y el "confort inteligente" en la arquitectura: Una conversación con Marcelo Ferraz - Imagen 5 de 19 — Estudio para la Capilla Ecuménica Dom Viçoso (2019).

Los edificios totalmente acristalados que funcionan como invernaderos en ciudades con clima tropical, que consumen una enorme cantidad de energía y producen calor dañino en las ciudades, es un ejemplo de lo que estoy diciendo. Tenemos que repensar nuestra arquitectura de forma radical. Volver a ciertas lecciones de nuestros pioneros del movimiento moderno como Lucio Costa y su grupo quienes, a su vez, tomaron lecciones de la arquitectura colonial del pasado o vernácula, en el uso de filtros de luz y calor (celosías, cobogós, balcones) para ciertos casos, o paredes gruesas, aislantes, con gran inercia térmica, para otros casos.

Pero lo más importante es pensar que la comodidad es "lo que reconforta". A menudo, una piedra en el campo bajo la sombra de un árbol en un día caluroso proporciona más comodidad que muchos sillones blandos, que incluso pueden causar problemas de columna al usuario.

La comodidad también es -y muy- psicológica. Así que podría traducir el término "comodidad dura" por "comodidad inteligente", es decir, una que satisface los deseos humanos en el tiempo y el espacio, los deseos del cuerpo y el alma.

Este artículo es parte del Tema del mes en ArchDaily: Escala Humana. Cada mes exploramos un tema en profundidad a través de artículos, entrevistas, noticias y obras. Conoce más sobre nuestros temas aquí. Y como siempre, en ArchDaily valoramos las contribuciones de nuestros lectores. Si quieres postular un artículo o una obra, contáctanos.