Este mes de octubre de 2020, el Museo de Memoria y Tolerancia de Arditti + RDT Architects en el corazón de la Ciudad de México cumple diez años de su fundación, un sitio diseñado para crear conciencia y mostrar las terribles consecuencias del odio y la indiferencia. A 10 años el Museo ha recibido a 5,000,000 de visitantes, impartido más de 4000 talleres y cursos gratuitos que han beneficiado a 470,000 personas, generando 1,500,000 de becas para estudiantes en condición vulnerable, y un sin fin de acciones que han contribuido exitosamente en el fomento de una cultura de paz y tolerancia. Se ha convertido en un referente nacional e internacional en temas de memoria histórica y Derechos Humanos, es una voz que da visibilidad a distintas causas, un puente de unión para la resolución de conflictos, un aliado de diversos sectores como el escolar, las asociaciones civiles, instituciones y las empresas socialmente responsables, pero sobre todo de las personas que desean cambiar su entorno a través del conocimiento, introspección, reflexión y acción social.
En conmemoración de su décimo aniversario, Mónica Arellano, editora del sitio ArchDaily México conversó con el arquitecto Jorge Arditti para reflexionar sobre la importancia de construir espacios que fomenten la memoria colectiva a partir de gestos traducidos en experiencias. Sigue leyendo para conocer la entrevista completa.
Mónica Arellano: Primero me gustaría que nos contaras cómo fue la concepción de este espacio, ahora tan icónico en la ciudad, pero que al mismo tiempo toca a temas tan delicados. ¿Qué fue lo que se pensó en este caso y qué fue lo que se priorizó a la hora de diseñarlo?
Jorge Arditti: Yo creo que lo primero era retomar una responsabilidad, esto porque el museo está ubicado en el primer cuadro del Centro Histórico de la Ciudad de México. Tenemos un compromiso muy importante con nuestro pasado y nuestro futuro, así como una coherencia de unión entre lo que lo que cataloga el INBA. La segunda es la temática, es decir, hay que entender y evaluar perfectamente lo que es la memoria, lo que son los genocidios hechos del hombre hacia el hombre de carácter racial, no político y la cuestión de tolerancia, que son los valores, la ética y el respeto que día a día debemos de mantener en balance con responsabilidad.
Hoy en día yo creo que eso es una falta que hemos tenido, que seguimos teniendo desgraciadamente todos en la humanidad y debemos de tenerla muy presente para poder saber vivir correctamente en coexistencia. Pero regresando un poco a tu pregunta, tuvimos un reto muy difícil porque nunca habíamos hecho un museo y nos dedicamos a hacer el museo que cumpliera en balance la museografía con la arquitectura.
La temática que es muy problemática, busca balancearse correctamente con la arquitectura integrándose a la parte histórica-museográfica. Son muchos retos, pero después de estudiar mucho llegamos a la sensibilidad de que dentro de la temática había un tema muy importante, que era el memorial de los niños. Tristemente, en todos los conflictos cada uno toma un bando y desgraciadamente los niños estuvieron en un lugar siendo masacrados, violados y asesinados de la peor forma que ha existido la historia. Desafortunadamente, no hubo un memorial dedicado a ellos y sacamos este potencial perdido para volverlo el corazón del museo que es el cubo blanco que está suspendido en el centro del museo que busca emitir dos mensajes importantes: por un lado, recordar nuestro pasado para que esas situaciones no se vuelvan a repetir y por el otro lado, educar a las generaciones actuales para comprender lo que nos conforma hoy en día. Este es el carácter arquitectónico que tomamos como esencia para tomar el desplazamiento arquitectónico, posteriormente retomamos de cada uno de los genocidios catalogados por la ONU como el Holocausto y las cámaras de gas para determinar el uso de materiales como concreto aparente y concreto aduelado por la misma cimbra; tomamos esa filosofía de materiales para integrarlos perfectamente a la parte arquitectónica.
Cuando accedes al museo miras la luz cenital experimentando lo positivo y lo negativo; cuando subes, miras hacia abajo y ves la penunmbra, en una escala grises. La polaridad de cómo empezamos a jugar con esa sensibilidad espacial la revisamos con muchos especialistas y psicólogos para explorar las experiencias sensoriales, auditivas y visuales que pueden afectar el visitante a partir del espacio, a partir de generar un cambio de actitud.
Mónica Arellano: Con base en los recientes acontecimientos y debido a la intolerancia que ha desatado diversos movimientos sociales, los cuales han tenido lugar en las ciudades de todo el mundo. ¿Por qué crees que es importante destinar espacios específicamente para la reflexión y la memoria, como lo es el Museo de Memoria y Tolerancia?
Jorge Arditti: Desgraciadamente hemos perdido el sentido del respeto entre los ciudadanos y todo el mundo quiere ser protagónico, quiere que sus ideas trasciendan o destaquen sobre las de los demás. Yo creo que nos debemos un respeto mutuo todos los ciudadanos, porque esta es nuestra única casa y nos tenemos que cuidar entre todos. El mundo va a cambiar y tenemos que llevar una existencia de valores, de civismo y de ética entre todos nosotros. Eso es lo que desgraciadamente hemos perdido y ha superado a las autoridades, ha superado a la sociedad en muchos lugares del mundo.
Mónica Arellano: Creo que también resulta interesante reflexionar sobre la vida de la arquitectura y este es un gran momento porque justamente se cumple una década de la inauguración. En este sentido, ¿cuáles son tus pensamientos o reflexiones después de estos diez años o cuáles son las lecciones que les deja volver la mirada hacia la obra del museo?
Jorge Arditti: Como arquitectos tenemos una responsabilidad de saber hacer ciudad y yo creo que aquí lo más importante de todo es entender y evaluar correctamente para hacer un proyecto que conlleve correctamente el paso del tiempo y envejezca con dignidad. A 10 años de distancia, el impacto de primera visita de cualquier persona que entra al museo es de admiración y de descubrimiento y ese es el objetivo que siempre hemos buscado, del asombro. Es difícil no caer en una moda, en una cuestión pasajera de una tendencia que desaparece pero debemos encontrar el balance correcto para saber generar una espacialidad y una sensibilidad arquitectónica que envejezca con dignidad.
Estamos muy contentos de eso porque creemos que lo hemos logrado, el proyecto ha ganado más de 24 premios de carácter nacional e internacional. Fuimos ganadores del WAF de World Architecture Festival, esta la primera vez que en México un proyecto mexicano gana en esta categoría y hemos ganado en otras áreas de México y del mundo, pero yo creo que la ganancia de ganar algo no es para los arquitectos, es para México y para la sociedad, para generar un impacto en la gente. Cuando empezamos el proyecto y nos empezamos a adentrar, lo hicimos una forma altruista. Yo era una persona que intolerante, pero gracias a este entendimiento y este camino que he tomado ha cambiado mi educación, mi forma de ver la vida, mi forma de ver a la gente, de entender y de escuchar a los demás.
Mónica Arellano: Actualmente, ya no podemos hablar de la pandemia porque nos cambió la vida completamente a todos. Los espacios se transformaron radicalmente, ¿cuál es tu reflexión sobre el presente de los espacios culturales?
Jorge Arditti: Yo creo que esto es pasajero porque la humanidad tiene la suficiente capacidad para salir adelante y sé que vamos a superar esta pandemia de una manera u otra para volver a nuestra forma de habitar. Esto va a ser un capítulo más en la historia de la humanidad, pero obviamente se han generado cambios en muchos aspectos en la parte cultural, el distanciamiento, traducido a distintos lineamientos. Sin embargo, estamos diseñados para vivir en sociedad y el museo no es la excepción, esto es lo que hace que el arte cobre sentido. Hay que tener paciencia, hay que tener responsabilidad y hay que valorar el tiempo.
Mónica Arellano: Justo lo que mencionas, las pandemias no son algo nuevo. Como sabemos, a principios del siglo XX una fiebre azotó a España, lo que entre otras cosas, obligó a cambiar la normativa de los espacios construidos, priorizando los espacios abiertos y ventilados. En este sentido, ¿cuál es tu reflexión sobre el futuro? pensando no solo de los espacios culturales, sino de la arquitectura y de la ciudad como tal.
Jorge Arditti: Estamos re-evaluando muchos espacios que desgraciadamente antes no los evaluamos con tanta importancia en la vivienda, las terrazas o ciertos espacios para poder trabajar, porque no lo hacíamos de esa manera, o tener una cierta privacidad de trabajo que no lo teníamos hoy en día. Cualquier rincón es valioso y que le pueda sacar ese juego y sobre todo lo digo en las terrazas, es un valor agregado que hoy en día tomará un segundo valor los jardines y que tiene la oportunidad de tener un jardín. De igual manera, la ventilación cruzada es un valor muy importante.
