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En esta ocasión, el arquitecto Bruno Stagno comparte desde San José, Costa Rica, consideraciones para un código expresivo libre para la arquitectura tropical.
La cintura tropical del planeta es conocida por su soleado clima húmedo y sin invierno marcado, por el desenfado del comportamiento de su gente y por el colorido de su peculiar vestimenta suelta y aireada, y muy especialmente por su verde exuberante y su franca relación con una naturaleza generosa. Desde otras latitudes se le mira como exótica. Sin embargo, profundizando y ampliando esa mirada superficial se encuentra un trasfondo sustancial en la tropicalidad que es rica en expresiones artísticas, pensamiento propio y, por supuesto, con arquitecturas tradicionales que la han identificado.
Con lo anterior sería suficiente para ponerle atención, pero hay más, porque cerca del 50% de la población mundial vive en la franja tropical, las ciudades de más rápido crecimiento están localizadas en ella, así como el 70% de los bosques que ayudan a contener el aumento de las emisiones de Co2. Más de 108 países están, parcial o completamente en esta franja, y casi todos tienen economías en desarrollo, por lo que entran en la categoría de países con ingresos medio y bajo.
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Definitivamente, la incorporación de la franja tropical como un todo al Desarrollo Sostenible Global debe hacerse de acuerdo a sus circunstancias, en cuanto a recursos naturales, capacidades humanas y condiciones socioeconómicas. Y para diseñar una arquitectura coherente y adaptada hay que reconocer los valores de la tropicalidad y sus especificidades.
Pautas de diseño y expresión tropical
La empatía y la seducción conducen a una familiaridad formal con los edificios de la arquitectura mediática globalizada, cuya estética resulta habitual y de aceptación instintiva. Esta familiaridad, con los parámetros estéticos y los valores de diseño, aumenta el acervo global de estos edificios, creando una repetición circular que manifiesta una retroalimentación de los mismos, proceso en el cual la crítica y los medios, funcionan como cajas de resonancia.
Por ejemplo, la casa cubo que se repite en diferentes entornos, con más o menos imaginación, en versiones que se reiteran periódicamente como programas inagotables, es el resultado de su afinidad con la estética de las pautas de diseño, divulgadas ampliamente y aceptadas en la actualidad y cuyos cánones de diseño se han glorificado y conducen, equivocadamente, a su aceptación por instinto.
Es de justicia reconocer que se nota una reciente tendencia en concursos internacionales, pero con una tímida divulgación de las arquitecturas regionales, -- entre ellas las tropicales con su arquitectura expresiva y con pautas de diseño propias. Se percibe que se sigue calificándolas, peyorativamente, como “otras arquitecturas”, y con esto la crítica y los curadores insisten en valorarlas como producto anecdótico del exotismo.
La arquitectura tiene el potencial y la posibilidad de plasmar un contenido de asociaciones vivenciales y de ponderar las contingencias ambientales y humanas. Como es el caso de las arquitecturas regionales contemporáneas, que se perciben como disruptivas porque demandan una reflexión para su apreciación.
La familiaridad con esta nueva estética regionalizada se logra cuando el observador se vuelve reflexivo y tiene voluntad para acomodar en su análisis el entorno del proyecto y sus circunstancias. En este análisis es importante considerar el proceso que tuvo el arquitecto frente al desafío y la adecuada conceptualización de la respuesta construida. Sin la consideración de estas circunstancias, la apreciación de la arquitectura será parcial e incompleta, por ser el observador ignorante de la realidad del entorno en el que se diseña.
Decidí hacer evolucionar las arquitecturas tradicionales de la franja tropical, aunque sencillas e ingenuas, porque están adaptadas y convoqué sus pautas de diseño en una arquitectura de vanguardia con una nueva estética y expresión. Me refiero a una expresión arquitectónica contemporánea, que relaciona los edificios con su lugar para lograr la sintonía entre arquitectura y naturaleza tropical.
La inspiración surgió de las arquitecturas tradicionales de diferentes épocas históricas de las que se desprendieron las pautas de diseño para la arquitectura tropical contemporánea. Ellas debían considerar la creación de sombra, la ventilación cruzada, la lluvia abundante, el candente sol y el calor, la penumbra de los espacios interiores, el cielo y sus nubes bajas como paisaje, los techos con fuertes pendientes, la vegetación exuberante, las paredes con texturas, los materiales sencillos y las realidades humanas.
El resultado es una arquitectura que por sus pautas de diseño produce edificios peculiares y con una estética especial que expresa la relación entre la arquitectura y lo necesario para la vida. Diseñamos una “Arquitectura de lo Necesario” porque responde a las vivencias de la población y a cómo el edifico se relaciona con su entorno inmediato. Hay en esto un ímpetu humanista. Las cualidades expresivas de estas pautas de diseño arquitectónico son el medio de comunicación para relacionar el edificio con su entorno natural y humano.
“Arquitectura de lo Necesario” es diseñar el edificio respondiendo a las demandas del clima y de las vivencias humanas. Es agregar un alero para cubrir una puerta o una ventana de la lluvia y del sol, diseñar el techo paraguas pero a la vez para ventilar e iluminar, hacer el paisajismo denso en follaje para acondicionar y refrescar el entorno. Diseñar la “fachada multicapa” para reducir la radiación, conducir la brisa al interior, sombrear los vidrios, refrescar la pared y orientar las vistas. Al final la suma de elementos necesarios da una expresividad libre a la arquitectura tropical, que es congruente con el espacio en penumbra, que es una condición para el bienestar.
La arquitectura que reconoce las especificidades de la latitud tropical y manifiesta sus pautas expresivas de diseño, reforzará la cultura local y acogerá, de mejor manera, las vivencias de la gente, se adaptará mejor a la espacialidad del lugar y reconocerá las condiciones socioeconómicas y humanas; conjunto de atributos que facilitarán su apropiación y reconocimiento.
Sintonizar la Arquitectura con la Naturaleza Tropical
Desde una perspectiva más amplia y observando el estado actual del planeta, es evidente que los arquitectos debemos hacer esfuerzos para reducir la huella ecológica de la humanidad y encaminarnos hacia una relación más balanceada con nuestro entorno. La respuesta se inicia proponiendo un cambio de actitud, aportando el recurso de la sabiduría en este proceso y haciendo intervenir la ciencia y la tecnología en lo que corresponda, pero jamás traspasándoles toda la responsabilidad y minimizando la capacidad y potencial del oficio del diseño.
Definitivamente no apoyamos la sustitución del acto de diseñar, ni reemplazarlo por el uso de la tecnología, porque el oficio de los arquitectos e ingenieros tiene un enorme potencial para resolver a bajo costo, sin crear dependencia tecnológica y porque responde a la urgencia de aportar soluciones asequibles de arquitectura pasiva sostenible para la franja tropical. Esta actitud tiene como objetivo incorporar la menor cantidad de equipos para lograr soluciones válidas y replicables sin sacrificar la arquitectura. Entendemos el oficio como el saber hacer creativo, que combina sabiduría con innovación.
Si este es el desafío mayor que enfrenta la arquitectura en este inicio de siglo, es nuestra convicción que una arquitectura con más diseño que tecnología es el camino válido para calibrar nuestra actitud y sintonizar la arquitectura con la naturaleza, es decir poniéndolas a vibrar en la misma frecuencia.Para lograr esto hay que optimizar el proyecto del edificio como un todo, más que concentrarse en resolver partes aisladas y buscar beneficios parciales, como por ejemplo, en la iluminación, en el consumo energético, o en el reciclaje de materiales y agua. Hay que concebirlo para lograr armonías múltiples. Esto equivale a considerarlo como una totalidad que perfecciona su relación y balance entre recursos y consumo en el entorno cercano, o sea el lugar y en el entorno ampliado, o sea el planeta.
La Proporción Áurea que fue válida como canon de la estética en los estilos de las arquitecturas clásicas y renacentistas, se cambia ahora por una Proporción Áurea Natural entre realidad socioeconómica, energías pasivas, materiales, forma y código expresivo de la arquitectura contemporánea sintonizada con la naturaleza. Es un equilibrio entre recursos y expresión arquitectónica.
El compromiso como arquitectos en este cambio de actitud es importante y va mucho más allá de tranquilizar nuestra ética. El impacto ambiental que tiene la arquitectura puede ser negativo y lo es aún más, si no nos sensibilizamos, con lo que la latitud tropical demanda, por lo que las pautas de diseño adaptadas a su realidad humana, socioeconómica, espacial y ambiental son necesarias y urgentes. No se puede esperar a que la tecnología de la construcción se haga asequible y barata para todos. Porque hay que actuar y para reaccionar debemos usar los recursos intelectuales y humanos locales, que tenemos a mano ahora. No hacerlo, es aumentar el daño ecológico sobre el ecosistema, con un año 2050* acercándose, y en una latitud que concentra cerca de la mitad de la población del planeta y dónde está el 70% de los bosques.
En lo personal, la creación y el manejo de pautas de diseño proponiendo con libertad el código expresivo de una Arquitectura de lo Necesario, es un ejercicio que tiene como trasfondo la latitud tropical. Dentro de este objetivo, los edificios son “una arquitectura de recursos”, que están en su mayoría “climatizados con el clima”, y son “edificios pasivos para gente activa”. Y que por estar en la latitud tropical pertenecen a la visión poética de “una arquitectura a la luz de la sombra”.
*Informe de la ONU, “Perspectivas del Medio Ambiente Mundial”