La plaza Houssay ha sido motivo de debate en los últimos tiempos. A tan solo cuatro años de su reinauguración oficial bajo el título de “Campus Urbano”, fue anunciada para los primeros días de esta semana su magnífica reapertura. La devolución de este espacio público a la ciudad promete no solo la reactivación del área urbana adyacente sino también la reivindicación de su cualidad como espacio de encuentro para los vecinos, con la llegada de 4 cines y locales gastronómicos de diversa índole.
Ubicada entre el Hospital de Clínicas y las facultades de Economía, Medicina y Farmacia y Odontología de la Universidad de Buenos Aires y con una superficie total de 20.710 m², la plaza Houssay se comporta como una importante área de esparcimiento tanto para los vecinos del barrio como para los estudiantes que diariamente frecuentan la zona, condensando un gran flujo de personas y movimiento diario y adquiriendo una gran relevancia a nivel urbano.
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Inaugurada oficialmente en 1980, esta plaza ha sufrido una sucesión de reformas que fueron transformando su morfología e infraestructura a lo largo del tiempo. El diseño original de la plaza ya integraba en ese entonces una importante playa de estacionamiento subterránea, comprendiendo los requerimientos existentes que involucraban la necesidad de incrementar el espacio libre en las principales arterias, la calle Uriburu y la Avenida Córdoba, de gran movimiento y tránsito cotidiano. La existencia de este subsuelo, condicionó notablemente el diseño paisajístico de la plaza, cuya superficie en su mayoría quedó constituida en cemento, con diseños de círculos concéntricos hechos con ladillos y un muy bajo índice de vegetación.
En el año 2007 se ejecutó una reforma que derivó en la pérdida de su diseño característico, donde se resolvió eliminar los círculos de ladillo y tanto los caminos como los espacios abiertos fueron recubiertos. Aquí, y considerando la cantidad de alumnos provenientes de las tres sedes de la Universidad de Buenos Aires que en ella encontraban un lugar de esparcimiento, se optó por aumentar el área cubierta con cemento, destinando una mayor superficie tanto para las zonas de descanso como para los senderos, permitiendo la circulación de grandes volúmenes de personas. La Capilla de San Lucas, que pertenecía originalmente al antiguo Hospital de Clínicas, se conservó como un hito en el centro de la plaza, rodeada de abundante vegetación.
En los últimos 4 años, la plaza ha sufrido modificaciones aun con más frecuencia y se ha ubicado en el centro de los debates sobre qué criterios son los que determinan una buena calidad del espacio público. En los sucesivos períodos de obra, las complicaciones urbanas derivadas, tales como la clausura de las bocas de subte, la interrupción del paso peatonal, la reducción de la calzada y el desplazamiento de los artesanos y vendedores de libros que allí se asentaban han generado fuertes oposiciones.
En el año 2015, se instaló por primera vez la promesa de su transformación en un “Campus Urbano”, donde la Plaza se convertiría tras un breve período de obras en “Un polo de innovación, talento y creatividad”. En Enero de ese mismo año se anunció que dentro de dichas remodelaciones especuladas para abril, se incorporarían canchas de fútbol, básquet y un skate park. Finalmente, en Junio de ese año, se concretó la inauguración, siendo anunciada bajo el título de “Primer Campus Urbano de la ciudad”. Tras estas transformaciones, la superficie verde de la Plaza se había incrementado en un 50% y la nueva infraestructura había potenciado la práctica de deportes y el disfrute urbano del sector.
Pese a todos esos cambios, en 2016, tan solo un año después de esta positiva transformación, la Legislatura porteña habilitó una modificación en el Código Urbano para sancionar un proyecto de Ley que permitía la instalación de un polo gastronómico en la manzana correspondiente a la Plaza. De esta manera se habilitaría la hibridación entre este espacio de carácter público, con sectores privados para su explotación comercial. Confirmadas las intenciones de modificar nuevamente el sector para constituir un “Polo recreativo, gastronómico y cultural”, hace ya 1 año y cuatro meses la Plaza entró nuevamente en estado de obra. Con esta nueva modificación, se prometieron instalar 4 salas de cine y un importante patio de comidas. Entre los locales anunciados se encuentran Mc Donald’s, Mostaza, Freddo, Antares y otras grandes cadenas gastronómicas.
A pesar de que esta incorporación de locales comerciales representa un gran porcentaje de espacio verde perdido, se espera que su llegada acarre un aumento significativo en el nivel de seguridad de la zona. Los vecinos y estudiantes solicitaron en reiteradas denuncias un aumento de actividad en la plaza que les permitiera circular por la zona de manera segura. Según los lineamientos del proyecto, esta cuestión también se complementaría con un incremento en la iluminación, una conexión efectiva y directa con el subte y una buena visibilidad en los caminos.
Después de 16 meses finalmente este martes se retiraron las vallas que impedían el libre flujo en el sector y la plaza -que ya tantas veces ha cambiado de forma- ha vuelto a convertirse en un nodo urbano. Como en todos los proyectos que involucran cuestione urbanas han habido repercusiones tanto positivas como negativas.
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Entre los beneficios derivados de esta nueva reapertura se incluye el nuevo y práctico acceso al Subte que, con la incorporación de terminales de Ecobicis potenciarán la conexión entre los medios de transporte públicos y generaran un desplazamiento más efectivo y fluído.
También se mantendrán los estacionamiento, pasando a ubicarse en el segundo subsuelo y adquiriendo una capacidad para 600 autos. La lógica híbrida entre espacios verdes y de comercios promete, además de un incremento en los niveles de seguridad, una mayor actividad en la zona y beneficios para quienes hacen uso de las instituciones linderas.
A pesar de que las novedades involucran únicamente la incorporación de nueva infraestructura y servicios, el proyecto abarcó un cambio en la totalidad de la superficie de la plaza. Por este motivo, las obras implicaron la demolición de la totalidad de la Plaza exceptuando la Parroquia existente, lo cual incremento el gasto significativamente.
Además, y anunciado como un aspecto positivo, se espera que los nuevos locales y cines “generen una plusvalía en la zona” que derive en un aumento del valor inmobiliario. Ciertamente este último factor no será tan positivo para los estudiantes que optan por alquilar allí, buscando ahorrar en transporte hasta sus espacios de estudio. Instaurado como un interesante debate, han surgido muchas preguntas relacionadas al futuro funcionamiento del área. ¿Qué pasará con las actividades que anteriormente alojaba la plaza? ¿Mejoraran los aspectos relacionados a la seguridad? ¿Se mantendrá a largo plazo el espacio prometido para la feria de artesanos y los puestos de libros? Abrimos la sección de comentarios para conocer la opinión de nuestros lectores.
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¿Cómo será el proyecto para la Plaza Houssay en Buenos Aires?
La remodelación de la Plaza “Dr. Bernardo A. Houssay” propone reorganizar los elementos urbanos preexistentes a partir de una matriz espacial sintética, en forma de un área central seca extensa de 50 x 50 m que se extiende hacia sus bordes, complementada por un anillo perimetral verde que media la relación con las calles.
