Superando las plazas secas de la época colonial, Córdoba fue la primera ciudad en Argentina en donde el reconocido paisajista y arquitecto francés Carlos Thays diseñó un gran parque urbano, el Parque Sarmiento inaugurado en 1911 en las barrancas que conformaban el límite de la ciudad.
Iniciativas como ésta se sucedieron a lo largo de los años generando corredores verdes muy característicos, como la sistematización de la Cañada o la creación de las peatonales en el centro de la ciudad, con la incorporación de pérgolas verdes, tratamiento de solados y diseño de plazas, tal como Plaza Italia y Plaza España, a cargo del arquitecto Miguel Ángel Roca.
En la actualidad no se puede observar el mismo énfasis sobre el espacio público y verde. En la ciudad hay 8m2 de espacio verde por habitante de los 10 a 15 m2 que recomienda la OMS.
Fuera de esto, respecto a la ciudad de Córdoba, la recuperación y revitalización de los espacios verdes públicos se celebra a partir de encontrarse con la historia e identidad de la sociedad, que los habita, pero no individualmente. A su vez, se observan grandes espacios degradados pero con valor histórico -como la Ex Cárcel de Encausados y los predios ferroviarios- en distintos puntos de la ciudad, que actualmente generan un límite, siendo símbolos de inseguridad, pero que poseen gran potencial paisajístico y urbano como grandes espacios públicos.
A través del recuento de la obra paisajística en la Ciudad de Córdoba, se puede verificar que no hay un único modelo de espacio público verde exitoso, sino que el éxito reside en su variedad. Los pergolados de las peatonales, la revitalización del centro histórico o el Parque Sarmiento como gran parque urbano son ejemplos de esto. Por lo que es interesante poder abordar estos lugares con potencial con variedad.
En contraposición, las ciudades aledañas a la capital siempre fueron parte del ideal imaginario por su paisaje natural, ya sea el serrano o pampeano. Esto posiblemente llevo a que las prácticas urbanas llevaran a cabo la realización de plazas sin tanto desarrollo paisajístico, ya que se entendía que la necesidad de espacio verde se satisfacía con el verde natural.
Hoy en día, se comienza a vislumbrar un nuevo camino para estas localidades, que a partir de distintas intervenciones buscan generar espacios verdes públicos, vinculando la trama natural con la urbana, anteriormente desconectadas por la falta de obra pública o por desarrollos privados.
Es el caso de la Ciudad de Santa Rosa de Calamuchita, una joven localidad signada en su extensión por las Sierras Chicas y el río homónimo en donde se desarrolló un proyecto urbano a cargo del estudio Biasotto Arquitectos, donde justamente se busca reencontrar la estructura urbana con las márgenes del Río. Se lo convierte en la Plaza de la Ciudad, dotando al área de actividades, haciendo de la intervención un corredor multifuncional pero que mantiene al paisaje natural como protagonista.
Es primordial que las ciudades de menor escala, rodeadas de verde natural, comiencen a proyectarlo e incluirlo en las obras urbanas y arquitectónicas, ya que es central para la calidad de vida de los ciudadanos el hecho de acceder a espacios vitales, con la posibilidad de ocuparlos y desarrollar diversas actividades en ellos.
Es necesaria la generación de programas plurales e inclusivos, que pueden materializarse en distintas escalas, de diversas formas y durante distintos períodos. La sociedad actual tiene una necesidad predominante por el acceso a áreas de esparcimiento en contacto con la naturaleza, y es necesaria la gestión estatal para que esto suceda.
