Bogotá ha sido bien conocida por contar con diversas plazas de mercado, las cuales acogen no solo la venta de productos de origen animal, granos, frutas, y verduras, sino que adicionalmente su espacio es una representación de la cultura colombiana.
Se tratan de asentamientos tradicionales cuyo crecimiento se ha incrementado conforme al aumento de la población, sufriendo así transformaciones a nivel espacial. Para los locales representa el lugar para mercar y para los turistas un atractivo turístico donde tienen la oportunidad de degustar la amplia oferta de sabores, olores y texturas propias de Colombia.
Si bien estos mercados no cuentan con el mismo aspecto estético y estructural respecto a una década atrás, recorrerlos puede resultar un reto. Tratándose de las plazas de mercado principales presentes en la ciudad, como La Perseverancia o la de Paloquemao, las cuales, en cuanto a dimensiones, llegan a ocupar un área cercana a la de un centro comercial Colombiano (aproximadamente 4 manzanas de ancho por largo) esto le implica al visitante ingeniarse la manera de lograr encontrar lo que necesita por medio del intercambio verbal con los empleados del lugar, o simplemente realizar un recorrido a la deriva hasta llegar a su objetivo.
Por otro lado, en la capital colombiana se han venido inaugurando lugares bajo el concepto de “Mercado urbano”, lo cual no excluye a las plazas de mercado de la urbanidad. Conceptualmente estos lugares mezclan la idea de plaza de mercado + plazoleta de comidas. Para esta propuesta enfocada en la gastronomía y el diseño de experiencia, la prioridad es ofrecer productos de forma directa, sin la intervención de marcas comerciales donde los proveedores son directamente los campesinos. De igual manera, se le da una alta importancia al diseño interior, la iluminación y el tipo de mobiliario empleado. Todo esto con el fin de incrementar la satisfacción de los usuarios a partir de la manera en la que el espacio ofrece una experiencia acogedora y cómoda, en la que su uso no se limita a un proceso de compra. Los proyectos como “Boho Food Market”, “Paladar gourmet” y “Suna” son espacios que se han encargado de potencializar la oferta gastronómica por medio de dos servicios: restaurante y mercado.
Comparando la propuesta de los mercados anteriormente nombrados versus las plazas de mercado tradicionales, es preciso exponer los planes de acción para el 2018 con el fin de renovar y remodelar algunas de estas plazas. Dentro de ellos se incluye la implementación de bici-parqueaderos, mantenimiento de zonas comunes, construcción de zonas de lectura y galerías de arte.
Al resultar un atractivo turístico y un punto de encuentro entre habitantes para degustar la cultura gastronómica, en la proyección de cambios para las plazas de mercado tradicionales se podrían aprovechar los elementos que las conforman como sus colores, los productos suspendidos a la vista del cliente y demás objetos de la cultura popular, para complementar los espacios dirigidos a los visitantes que consumen productos preparados directamente.
Las modificaciones estéticas y espaciales no deben ir dirigidas únicamente hacia el mantenimiento y cambio de materiales empleados, sino a invitar a las personas a usar estos espacios para descansar, socializar con otros asistentes y disfrutar del entorno auténtico de plaza tradicional.
