- Área: 345 m²
- Año: 2018
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Fotografías:Art Sanchez
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Proveedores: Boffi, Carl Hansen, Kettal, Modular Lighting Instruments, Vola
Descripción enviada por el equipo del proyecto. Situado en la zona Norte de la isla de Mallorca, arropado por la montaña de Puig de Maria en Pollença y con vistas a sus própios viñedos, el Spa&Wellness del Hotel Son Brull se abre al paisaje y a la calma de un lugar paradisíaco. Anteriormente un convento, el Hotel Son Brull es uno de los hoteles más singulares de la isla. El equipo Forteza Aparicio autor del interiorismo del Hotel de 23 habitaciones intentó afrontar este nuevo proyecto con respeto y discreción. El Spa que fuera construido en 2003 se ha ampliado con un nuevo volumen que contiene la zona Wellness. Spa y Wellness son funcionalmente dos pastillas conectadas por una zona de recepción y espera.
La recepción tiene conexión directa al hotel a través de un espacio abovedado y a la vez enlaza directamente con los jardines exteriores y organiza los accesos al spa, a la zona de tratamientos y a la zona de yoga. Luz indirecta, materiales naturales como la madera color tabaco en paredes, la cortina de lino gris, el color hormigón en los suelos y la piel negra. Una atmósfera sobria y teatral.
El spa está formado por una piscina climatizada de 10,70 x 3,20 metros, una parte de la cual la forma una zona de jacuzzi diseñado para los amantes del hidromasaje. Alrededor de esta piscina (agua), una chimenea (fuego) recoge una zona de cómodos sofás con vistas al cielo (aire) y al campo (tierra), rememorando de cierta manera los cuatro elementos de la naturaleza.
Tras un revestimiento de madera de listones verticales encontramos la sauna húmeda y la sauna seca conectadas por la zona de la pileta de agua fría en la que sumergirse a 4ºC y recuperar la vitalidad.
Gresite color negro en paredes y suelos, planchas doradas que enmarcan el ventanal de la sauna, estucados de color piedra natural y tenue iluminación en los foseados.
A la zona de Wellness accedemos a través de una cortina de gran caída y por el pasillo, cuyo vidrio traslúcido deja pasar lateralmente la luz natural, accedemos a las cabinas. Dos de las cabinas de masaje pueden conectarse entre ellas y todas tienen tras una cortina de lino color gris una zona post-tratamiento con maravillosas vistas al paisaje.
La luz de los foseados de los techos son dimerizados para poder crear las escenas necesarias en función del tipo de tratamiento a realizar. En la zona de yoga, un gran ventanal puede recogerse en una esquina dejando entrar el aire y el paisaje a nuestro ejercicio matinal.
Con el propósito de huir de minimalismos pero sin caer tampoco en excesos innecesarios se ha conseguido un espacio que te conecta con el silencio, con la belleza de las cosas y los sentidos de una manera mágica. Un espacio muy de la mano del buen hacer de los propietarios del hotel y de su hospitalidad.
