- Año: 2018
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Fotografías:JAG Studio, Daniela Roepke, Florencia Sobrero, Carlos Cuenca
Descripción enviada por el equipo del proyecto. El proyecto se desencadena al unir fuerzas con la institución mexicana Infonavit. En 2016, para la Conferencia Mundial de ONU Hábitat III, se encargó a la oficina Al Borde el Pabellón Alemán, su principio básico era tener segunda vida con un fin social, esta idea interesó a Infonavit quien propuso generar un proyecto para rehusar su pabellón con un fin social. El pabellón está compuesto por dos naves entrelazadas, estas naves tienen la forma arquetípica de una casa, lo primero que hacemos es separarlas y generar dos espacios.
Esta acción nos permite tener espacio suficiente para permitir que el interior funcione como aulas, comedor, taller, invernadero, etc. Básicamente se habilita el espacio para generar actividades que congregan gente de manera muy distinta a una exposición. Para decidir el beneficiario, se buscó una comunidad con un proyecto en marcha, a la cual este equipamiento le sirva para fortalecer su acción. Esto asegura la participación de la comunidad en el proceso, la apropiación del proyecto, y garantiza su permanencia en el tiempo.
Después del terremoto de Abril de 2016, un equipo liderado por Taller General dio asistencia técnica a la Comunidad de Guadurnal. Trabajaron en reforzamiento estructural de las casas utilizando pilotes cimentados en neumáticos de reciclaje, esto potenció el proceso de autoconstrucción intensiva que se originó después del sismo, resolviendo las patologías detectadas en sus construcciones con respuestas basadas en sus lógicas de construcción, planteando soluciones fácilmente aplicables y replicables.
Este involucramiento con la comunidad permitió entender de mejor manera sus necesidades y vincularlas con el futuro uso del pabellón. El primer ensayo con el proyecto fue convertir el pabellón en aulas, pero mientras se trabajaba esta opción llegó la ayuda del estado, e instaló una nave prefabricada de pvc con dos aulas. Con esta necesidad resuelta, lo siguiente era dar respuesta al improvisado comedor de los niños de la escuela.
Uno de los problemas que la comunidad citaba siempre en los talleres participativos era que el terreno se inunda en época de lluvias, en los años más críticos ha llegado a 2 metros. La decisión evidente fue elevar el proyecto permitiéndonos dotar a la planta baja de un uso más efímero, aprovechamos la sombra que en un lugar de costa es vital para generar encuentro y colocamos unas redes para darle un carácter lúdico al lugar, con esta acción se creó un área de encuentro no solo para los más chicos sino también para los adultos.
El proyecto muy rápidamente se volvió icónico en la comunidad, y por sus propios medios decidieron dar un recubrimiento de cemento a las paredes de caña, en ese frenesí de mejoras nos consultaron qué color deberían pintarlas. El artista urbano y diseñador gráfico David Sur formaba parte del equipo que daba asistencia técnica post terremoto a la comunidad, por lo que se le encargó un mural que cuente la historia desde la reconstrucción hasta que se hizo el comedor. Con esta acción el pabellón pasó a ser el depositario de la historia de esta comunidad, que tiene un antes y un después del terremoto.