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Arquitectos: Equipo de Arquitectura, José Cubilla; Horacio Cherniavsky, Viviana Pozzoli, José Cubilla
- Área: 450 m²
- Año: 2017
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Fotografías:Federico Cairoli, Leonardo Méndez, Lauro Rocha
Descripción enviada por el equipo del proyecto. La arquitectura del hogar refleja la manera en la que entendemos nuestro habitar, y representa la conjunción de deseos, voluntades, emociones e ideales. El trabajo de imaginación de la construcción del espacio es a la vez el ejercicio más básico y el más complejo, entendiendo que la casa es el escenario de la vida misma del ser humano.
Decidimos abandonar la paleta tipológica de la casa, rechazando el catálogo de tendencias que aprisiona nuevas formas de imaginar a la vivienda como construcción que debe mutar y transformarse acorde al constante cambio del mundo y nuestras vidas.
No pensamos en la forma arquitectónica como objeto proyectual; es, más bien, una consecuencia. Se concibe la obra como un sistema de lugares y relaciones regulados por una idea de espacio continuo que entrelaza lo natural con lo construido, lo público con lo privado, lo interior con lo exterior. El enfoque del partido pertenece a una solución estructural, y por ende espacial, que se va desarrollando a lo largo del terreno.
El esquema estructural consiste en vigas que configuran una secuencia progresiva de espacios, estratificados según su función, apoyadas en dos puntos cada una, intentando reducir la cantidad de cimientos y excavación en el terreno. La creación de grandes luces permiten la transición entre el exterior y el interior, entrelazando el entorno natural con el artificial a través de la continuidad espacial. Los voladizos reducen el momento flector de los 12 metros de luz de las vigas, disminuyendo la incidencia del peso en los apoyos. La distancia perpendicular a las vigas se soluciona mediante bóvedas cerámicas que actúan como vigas y cubierta, dotando al interior una particular calidad espacial apropiada a las características de nuestro clima.
La vivienda se desarrolla en un nivel y se extiende a lo largo del terreno intercalando los espacios construidos en una progresión programática que corresponde a una organización física de privacidad e intimidad, permitiendo la ventilación cruzada en todos los ambientes. Existe un equilibrio entre llenos y vacíos, en donde uno fortalece al otro. Lo lleno, lo interno, la sombra, el espacio del espectador se vuelca hacia el vacío, lo externo, la luz, contemplando y disfrutando del mundo natural que se incorpora a la arquitectura.
Si bien en la actualidad existe un irreparable anhelo de clasificar ciertos criterios en corrientes de moda, estilos e ismos, las estrategias bioclimáticas adoptadas responden a la necesidad de utilizar y promover tales prácticas. Los techos verdes, la ventilación cruzada, la recolección de aguas pluviales, protección solar, son técnicas apropiadas a la condición climática de una ciudad como Asunción. La presencia del agua en casi toda la extensión del terreno no es sólo un elemento fenomenológico, sino que almacena el agua de lluvia y se convierte en un medio natural de refrigeración.
Los patios, aquellos cielos encauzados [Borges dixit], introducen los niveles de intimidad requeridos para cada sector de la casa, articulados por la circulación que se convierte en la espina dorsal del proyecto.
Las cubiertas funcionan como patios, tanto como aislación térmica cómo área de vegetación, entendiendo así al terreno como una sucesión de patios en distintas alturas, cada uno respondiendo a distintas situaciones.
La arquitectura, a pesar de ser estática, envejece y transmuta, al igual que un ser vivo, impregnando en sus materiales el paso del tiempo, razón por la cual decidimos exponer su desnudez, renunciando a todo ornamento, revestimiento, maquillaje superfluo que esconde la propia naturaleza material.