Titulado originalmente como "La casa existencial, comportamientos "anti-urbanos" en la ciudad de Loja", el arquitecto ecuatoriano David Medina Jiménez desarrolló en 2015 esta investigación para la obtención de título en la Universidad Técnica Particular de Loja.
Como recoge el Colegio de Arquitectos del Ecuador Pichincha en su blog, la tesis de Medina Jiménez "explora la importancia de la “consciencia”, desde una óptica existencialista, y su relación con la arquitectura y la ciudad. El autor llega a conclusiones intrépidas al cuestionarse un prejuicio urbanístico que la mayoría ha dado por hecho: la supuesta necesidad de densificar las ciudades a toda costa".
¿Qué es la Arquitectura? Probablemente no se encontrará respuesta plena en las palabras, al menos no en las que aquí se transmiten; no obstante se sostiene que lo que llamamos “Arquitectura” a aquello que reconocemos como tal es inmanente a la consciencia y a la conciencia [1] (y estas a su vez a la inconsciencia, como luz y sombra). La primera, conocimiento de sí mismo, del Dasein [2]; la segunda, conocimiento de la realidad circundante.
Tanto el lenguaje de las palabras como el "lenguaje de los volúmenes" comparten en común la capacidad de abstracción, considérese por ejemplo ese “afán” por materializar un ideal intangible, capturar un pedacito de cielo o del paisaje mediante algún patio o ventanal. Tal abstracción deriva además de una dualidad recíproca: consciencia/inconsciencia, esto es lo que se percibe y lo que no.
La casa existencial de Heidegger tiene sus raíces en la filosofía existencial, y esta última en la consciencia de lo que es. En palabras de Heidegger: de lo esencial, de aquello que hace que un ente sea. Desde esa perspectiva se comprueba la analogía propuesta por Handel Guayasamín para explicar la arquitectura como “la tercera piel”, del mismo modo que se propone además una cuarta: la ciudad. Para efectos de simplificación y comprensión se presenta a la Arquitectura como “dispositivo de control de consciencia” en tanto que promueve cierta abstracción de la realidad dentro de sus propios límites, es decir, de la consciencia que el individuo tenga del lugar en donde esta se emplaza, sea frío, calor, luz, penumbra, sombra, quietud, silencio o bien, sonido del espacio.
Por lo tanto se define como “casa existencial” aquella que desde su condición de control de la consciencia suscite en sus habitantes la consciencia de lo esencial, es decir, de aquello que es auténtico y que por extensión está en armonía con el ser humano. Esto se expresa en la escala humana en el espacio —condición antropométrica: Modulor— y la escala humana en el tiempo —condición milenaria: Evolución— [3].
¿Qué es entonces lo esencial y auténtico? Aquello que hace que un ente sea… Heidegger descubre que el ente común a todos los entes es el ser humano, el Dasein, y que la muerte en aquél desempeña una suerte de límite auténtico (horizonte temporal). En otras palabras, las personas evitan constantemente la consciencia de su finitud (¿acaso inconscientemente?), rodeándose de la ilusión de un mundo cósico inauténtico; la consciencia de la muerte significa la consciencia auténtica de los límites de aquel ente común a todos los entes, y aquello se intensifica mediante el contacto con la naturaleza, de la que es parte.
En ese sentido la ciudad se define como “dispositivo de inconsciencia” en la medida en que ha conseguido el desprendimiento de lo real auténtico, sea como abstracción o negación. Una burbuja sin precedentes cuyo colapso se descubre inevitable si se considera el crecimiento exponencial de la población mundial; de ahí que la condición de “casa existencial” alcance cierto contraste con la ciudad y las propuestas de densificación (comportamientos "anti-urbanos"), las cuales se reconocen como soluciones ingeniosas. Sin embargo, “ingenio” no quiere decir precisamente humano [4].
Mediante la presente investigación, se procura hacer una exploración en pro de encontrar una luz que permita clarificar cuestiones fundamentales sobre la “casa existencial” y su relación con lo "anti-urbano"; para ello se establecen referencias en tres escalas: Internacional, nacional y local. Las dos primeras se refieren a “la casa del arquitecto”, con base hipotética de que es aquel “profesional del espacio habitable” quien dedica lo mejor de sus esfuerzos a la realización de su vivienda; mientras que la escala local se refiere a “la casa del escritor”.
A fin de consolidar un análisis comparativo entre aquel espacio de quien lo proyecta para sí mismo, y por otro lado aquel cuyo usuario se infiere que ha conseguido dar solución a lo “necesario inmediato”, y por lo tanto, dedica su tiempo a actividades relacionadas al ocio [5] (en este caso la literatura), se proponen cuatro parámetros que contemplan la dualidad: Casa existencial – anti-urbano:
- Contexto
- Relación con el exterior
- Relación con la naturaleza
- El espacio interior.
Este último contempla la dualidad consciencia/inconsciencia y dentro de él se identifican cuatro sub-categorías espaciales: (a) Permanencia y recorrido, (b) Zona húmeda, (d) Acceso limitado y (d) Límites + Estructura [no accesible]. De esta manera se pretende establecer si las condiciones urbano-arquitectónicas de la casa del escritor se corresponden con lo existencial y con lo "anti-urbano", objetivo general de la investigación.
Puedes leer esta tesis en extenso aquí.
David Medina Jiménez es Arquitecto por la Universidad Técnica Particular de Loja. Es autor de diversos artículos entre los cuales destacamos ¨Francisco Ursúa, la mano abierta: Plus vida más que plus valía¨, publicado en la revista universitaria ¨Se acabó la tinta¨, ISSN 2528-7974. Actualmente es colaborador externo del Grupo de Investigación SITA.
Notas
- La RAE admite las acepciones: Consciencia (conocimiento de sí mismo) y Conciencia (conocimiento de la realidad circundante). Para efectos de simplificación y comprensión del presente estudio se considera la primera, aun cuando se refiera a ambas según sea el caso.
- “Dasein”, según Heidegger, nosotros mismos, el hombre, la persona, cada uno de nosotros.
- “La plupart des architectes n’ont-ils pas oublié aujourd’hui que la grande architecture est aux origines mêmes de l’humanité et qu’elle est fonction directe des instincts humans ? (¿La mayoría de los arquitectos no han olvidado hoy que la gran arquitectura se halla en los mismos orígenes de la humanidad y que está en función directa de los instintos humanos?)”. Le Corbusier. (1995). Vers une architecture. París: Flammarion. Pp. 55.
- “… hoy el que consume ya no conoce al que produce.” Le Corbusier. (1976). Cómo concebir el urbanismo (Castellano, Tercera ed.). (E. L. Revol, Trad.) Buenos Aires: Infinito. Pp. 33.
- Fin último de la ciudad de acuerdo a lo sugerido por Le Corbusier en “la jornada solar”. (Le Corbusier, L'urbanisme des trois établissements humains, 1997).