- Área: 233 m²
- Año: 2016
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Fotografías:Germán Cabo
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Proveedores: Andreu World, Corian, Flos, Guardian Glass, JUNG, Levantina, Parex-Group, Placo
Descripción enviada por el equipo del proyecto. El lugar, el mirador y los olivos
Una parcela de bordes irregulares con gran desnivel, salvado mediante una serie de bancales que sustentan a gran número de olivos de mediana edad. En el horizonte, las vistas libres a un valle ... la casa como un lugar donde relajarse y descansar, quizás incluso aislarse del mundo…un oasis.
El proyecto asume la modulación de los bancales y arboles existentes, situándose a modo de mirador sobre las copas de los olivos. Se persigue la imagen de paisaje como lugar ideal casi de un modo romántico. La propuesta nace de la búsqueda de un lugar desde donde admirar el ancho valle y las lejanas montañas, aprovechando la inclinación natural del terreno.
La casa se convierte, en consecuencia, en un nuevo abancalamiento que integra los espacios habitables, funcionando como un mirador sobre los olivos preexistentes que dotan de calidad paisajística al espacio.
La orientación de la vivienda asegura un buen soleamiento durante todo el día. Un potente alero a sur protege del intenso soleamiento del verano, pero permitiendo la incidencia solar en invierno. La piscina logra, con los vibrantes reflejos de la superficie del agua, multiplicar el entorno, diluyéndose en él, actuando como prolongación del mirador, un lugar idóneo desde donde contemplar la puesta del sol. El acceso a la casa, formalmente más opaco, se realiza desde el vial noreste. Un muro de piedra señala y remarca el acceso, dotando de privacidad el recorrido hasta el interior.
En el interior, el salón-comedor y cocina funcionan como pieza central diáfana, conectando con el distribuidor, que gracias al paño transparente lateral se abre hacia un jardín bajo lucernario. El dormitorio principal disfruta de una orientación única, suroeste, garantizando su necesaria privacidad. Un alero permite prolongar más allá de la carpintería el espacio interior y focalizar las visuales hacia una zona privativa del jardín, con la presencia dominante de un viejo olivo, un jardín dentro de la habitación.
El proyecto busca transmitir sensaciones, no solo mediante su forma o volumetría, sino también a través de su materialidad. Cada uno de los materiales aporta una textura, un brillo, una impresión, generando una atmosfera única. Se escoge la piedra seca, la madera, el enfoscado y el vidrio como elementos básicos. La piedra materializa los muros que se alargan más allá de la vivienda potenciando la sensación de robustez vinculándolos con los de los bancales originales.
La madera, presente mayoritariamente en el acceso, otorga calidez y su disposición, en finos listones de madera, pretende generar una sensación de ligereza y elegancia. La volumetría, como si de un bloque de yeso esculpido se tratara, se presenta en un mortero blanco continuo, logrando el efecto de pieza unitaria y sólida. El color, blanco, potencia la luminosidad de la casa. Los grandes acristalamientos logran que la luz invada la vivienda y a su vez contemplar las vistas desde el interior.
La implantación de la vivienda, junto a la continuidad interior-exterior de los espacios y a las emociones que evocan los materiales escogidos logran sugerir el concepto pretendido de mirador sobre unos olivos existentes, desde donde poder admirar las amplias vistas al valle potenciadas por los reflejos del plano de agua.