A fines de 2014, la oficina MOBO Architects obtuvo el primer lugar del concurso arquitectónico para intervenir las estructuras verticales existentes y proponer conexiones horizontales sobre las fortalezas que rodean la ciudad amurallada de Cartagena de Indias (Colombia)
Tras tres años en desarrollo, la firma colombiana ha presentado nuevas imágenes del proyecto patrimonial en la costa caribeña. "Los lugares de intervención están distribuidos en diferentes puntos de la fortificación", explican los autores, "y aunque cada uno tiene condiciones únicas, los criterios de intervención y de diseño coinciden: legibilidad y reversibilidad".
Memoria oficial: Las fortificaciones de Cartagena hoy son Bien de Interés Cultural y Patrimonio Nacional y Mundial según la UNESCO y esto las reivindica como documentos históricos y pone en primer plano la importancia de su conservación y protección. Al mismo tiempo, las murallas de Cartagena son un elemento urbano que siempre ha tenido una gran trascendencia en el desarrollo y la conformación urbana de la ciudad. Hoy en día, estas fortificaciones abrazan y acordonan el centro histórico. Como borde, las murallas de Cartagena son en sí mismas un espacio público disfrutable, pueden ser comparadas a espacios como bordes de ríos, cuencas hidrográficas, playas y parques.
Las fortificaciones son tipologías militares que cayeron en desuso después de la independencia. Su carga histórica se ha mantenido a través de sus características formales pero hoy en día, su uso ha adquirido un nuevo significado y han pasado de ser fortificaciones militares a estructuras dotacionales de espacio público. Cualquier intervención que se planteara en relación a este conjunto monumental debía ser concebida también como enriquecedora para la vida pública y el bienestar de la ciudad, tanto de sus residentes como de sus visitantes.
La intervención busca un desarrollo urbano, social y cultural de la ciudad a través de la recomposición de un circuito completo de espacio público. Los lugares de intervención están distribuidos en diferentes puntos de la fortificación, y aunque cada uno tiene condiciones únicas, los criterios de intervención y de diseño coinciden: Legibilidad (contemporaneidad en la forma y los materiales), reversibilidad (en la intervención, en la estructura y forma de construcción). El diseño se centró en estudiar la evolución de cada lugar de intervención y así formular, en lenguaje contemporáneo, una reinterpretación de la pieza faltante.
Z1: Baluarte El Reducto – Semibaluarte San José
La cortina que une los baluartes de San José y del Reducto está compuesta únicamente de su escarpa, la contramuralla y el terraplén han desaparecido, lo que impide el paso entre los dos baluartes. En esta zona se estudió el trazado original de la estructura militar y teniendo en cuenta la actividad de Getsemaní y sus dinámicas sociales, se proyectó una pasarela que conectara los dos baluartes creando a su paso, en primer nivel, un parque lineal a la sombra de la nueva estructura. La plataforma se apoya en numerosas columnas esbeltas que permiten que el espacio de abajo se perciba como más diáfano, variado y luminoso. Este espacio público semicubierto está concebido como un equipamiento para la comunidad de Getsemaní.
Z2: Puerta de la Media Luna
La antigua puerta de la Media Luna fue la perla del sistema fortificado de Cartagena, recibe su nombre por su forma en curva abierta hacia el exterior. Fue demolida por su gran tamaño, para dar paso a una de las entradas viales más importantes del recinto amurallado. La intervención pretende recomponer la fachada noble de la fortificación y rememorar en el piso la huella de tal majestuosa construcción. Este puente permite por primera vez, desde la demolición de la puerta de la Media Luna, un recorrido continuo entre el baluarte de Chambacú y el semibaluarte de San José.
Z5: Espigón de la Tenaza
El Espigón fue una obra provisional dirigida por el ingeniero Arévalo hacia 1780 para defender la playa recién creada por la Escollera de la Marina. Esta fortificación de apoyo nunca se derribó y hoy tiene todo el potencial para ser una importante conexión entre la Avenida Santander y la fortificación, lo único que falta es vencer la baja altura de la fachada interna del Espigón, que apenas alcanza un metro y medio de altura. En este lugar la intervención no encuentra sus fundamentos en la historia y al ser completamente nueva se aplican los criterios de respeto y mínima intervención, se ubica detrás de la fachada noble con una estructura muy transparente y legible.
Z6: Murallita del Diablo
La murallita del diablo siempre estuvo conformada por un solo muro, el de la contramuralla, careciendo de escarpa, de adarve y de terraplén desde su construcción. En este caso se propone una intervención que es la única que se ha propuesto del lado externo de la muralla, ocupando su fachada noble. Realizar una pasarela del lado interno resulta impracticable, debido al poco espacio existente entre la pared y la calzada vehicular. Siendo estrictos con el concepto de fachada noble, la Murallita del Diablo no hace parte de esta. Efectivamente, el “cuerpo perfecto” de la muralla está compuesto por una escarpa, un adarve y una contramuralla, constituyendo la escarpa la fachada noble. En este caso, el cuerpo de la Murallita del Diablo está compuesto solamente por la contramuralla. La presencia de una intervención contemporánea, sobria y legible en este lugar, ayuda a entender esta situación particular. El puente propuesto, remplaza el adarve que debió haber existido y su forma sugiere lo que debió haber sido su geometría inicial.
Z8: Baluarte de San Ignacio – Baluarte de San Francisco
La cortina original que unía los baluartes de San Ignacio y de San Francisco Javier, es hoy el basamento del actual Museo Naval del Caribe y el antiguo Colegio de Jesuitas. Aunque esta cortina fue reconstruida justo enfrente, no subsistió y dio lugar a lo que hoy se conoce como la Plaza de la marina. Con una pasarela minimalista, similar a la de la Murallita del Diablo y siguiendo una vez más la geometría del adarve original, se propone reconectar los dos baluartes sin romper con la imagen de la plaza existente. Unas graderías, que servirán también de escalera para subir a la muralla, harán de la plaza un nuevo escenario público.
Z9: Torre del Reloj
La puerta de la Torre del Reloj fue originalmente una puerta protegida por dos baluartes simétricos, de los cuales el del lado izquierdo desapareció a principios del siglo XX luego de las demoliciones en la zona de la Avenida Venezuela. Se busca, al igual que en el caso del Reducto, hacer un volumen que rememore el desaparecido, pero sin ser muy protagónico o masivo. La forma se enuncia con una estructura ligera y translúcida que evita las esquinas ciegas y los bloqueos visuales.
Arquitectos
Ubicación
Cartagena, Bolívar, ColombiaEquipo de diseño
Giorgio Badalacchi, Anna Kulik, Natalia Canal, Antonio Bermúdez, Laura Gutiérrez, Marta Del Olmo, Fredy Pantoja, Sebastián Castaño, Diego CastroPremio
Primer LugarContratante
Escuela Taller De Cartagena / Germán BustamanteInterventoría
Sociedad Colombiana De Arquitectos. Seccional Bolívar / Flavio Romero, Germán FonsecaAsesores en Patrimonio y Urbanismo
Ricardo Sánchez, Rodolfo UlloaFotografía Aérea
Estudio El CajónIngeniero Estructural
Nicolás Parra (CNI Ingenieros Consultores)Ingeniero Hidráulico
Bernardo Rodríguez (Proyectos y Diseños Hidráulicos)Ingeniero Eléctrico
Iván León (Intecnology)Presupuesto y Programación
Samael AriasSeguridad Humana
Mauro BadalacchiLevantamientos Topográficos
Mireya Prieto (Topoprieto)Estudios de Suelos
Mauricio GutiérrezÁrea
3000.0 m2Año Proyecto
2014Fotografías
Cortesía de MOBO Architects