Son ya muchos años los que se lleva poniendo encima de la mesa que los estudios de arquitectura funcionamos de aquella manera y nuestras bases empresariales son cuando menos dudosas.
A ello, hay que añadir que muchas oficinas están acostumbradas a malas prácticas laborales o directamente a infringir la ley o estar en el límite de la misma. Sobre todo ello, parece que es necesario seguir pensando en voz alta, para ver si se van produciendo cambios.
Malas prácticas: cuando un arquitecto termina la carrera, desde siempre, se ha visto con relativos buenos ojos que se fuera a trabajar a un estudio (a poder ser con cierto nombre) y que por cuatro duros o nada, trabajase lo que tocase.
El tema de los falsos autónomos o estudiantes en prácticas haciendo labores de arquitectos, por desgracia, sigue estando a la orden del día.
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