Vuelve Insigne Sesiones, el proyecto que une obras musicales y arquitectónicas vanguardistas, en las que se genera una experiencia única y nunca antes realizada. Estos capítulos toman nuestro oído y vista para que disfrutemos la mezcla perfecta entre dos importantes disciplinas artísticas, como lo son la música y la arquitectura.
Este cuarto capítulo nos transporta a Farellones, el centro de esquí más antiguo de Chile en el corazón de la Cordillera de los Andes, donde DRAA Arquitectos, compuesto por Nicolás del Río, Felipe Camus, y los colaboradores Malo Chabrol y Mathias J Götz, asumen el desafío de ampliar este espacio familiar, donde se puede apreciar el trabajo de montaña de esta oficina.
Para el refugio La Leonera, se exploró la tipología de las casas profundamente arraigadas al imaginario de montaña y Farellones. El volumen superior, que alberga los espacios más públicos de la casa, es una nave de tijerales de madera a la vista, apoyada sobre las vigas invertidas de una losa de hormigón armado, conformando un triángulo isósceles cuidadosamente medido. Hacia los extremos, la losa se quiebra y eleva para hacer desaparecer las vigas invertidas de apoyo. Esta nave de madera se posa, como un trineo sobre un volumen de hormigón armado semienterrado en la pendiente en donde se ubica el programa asociado al ritual de llegada en invierno: accediendo a través de una chiflonera, luego un hall de distribución asociado a un pequeño estar y servicios. Aquí también se ubica el dormitorio principal ganando privacidad e independencia de funcionamiento del resto de la casa. Ambos volúmenes se conectan verticalmente desde su fondo, lo que sumado al control estricto de las aperturas en las fachadas genera el hilo conductor de la experiencia de la obra, a través de la tensión y el dominio del paisaje.
El encargado de musicalizar este capítulo con lo mejor de su repertorio dentro de esta mágica obra arquitectónica es Nano Stern, un referente de la música y folclore chileno contemporáneo cuyo trabajo le permitió ampliar sonidos y emociones en torno a sus composiciones formando un lenguaje propio del canto popular. Stern, con sus letras, melodías, mensajes, su entrega, humor y corazón, se destaca por la habilidad para tocar varios instrumentos. Su música se pasea entre lo personal, lo político, lo contestatario, lo pasional y lo experimental. El artista explica mejor su trabajo musical cuando dice que “a medida que soy capaz de vibrar fuerte, otras personas sentirán esa resonancia, si es intensa, vibrará todo junto a su alrededor. Al final, eso es la música, dejando de lado las palabras, los géneros y las tradiciones, todo se trata de esas vibraciones en el aire que nos hacen mover el cuerpo. Es uno de los más grandes misterios”.
La invitación está hecha desde ya para visitar el sitio y disfrutar de esta mezcla perfecta entre música y arquitectura.