El diario colombiano El Universal ha reseñado la investigación de la Universidad Nacional de Colombia (sede Medellín) sobre los procesos de gentrificación y sus consecuencias sobre los centros históricos. De acuerdo con la investigación, la gentrificación ha puesto en riesgo el valor patrimonial de los sectores más tradicionales de la ciudad, reemplazando las arquitecturas derivadas de los procesos históricos específicos de cada casco urbano; transformando las dinámicas locales, y forzando el traslado de residentes originales hacia la periferia de las ciudades.
El grupo de Investigación en Patrimonio de la Facultad de la Arquitectura realizó un estudio en 12 centros históricos de ciudades colombianas que afrontan amenazas debido a las presiones inmobiliarias causadas por la gentrificación: Jericó, Santa Fe de Antioquia y Rionegro, en Antioquia; Barichara, en Santander, y Salamina, en Caldas entre otros.
Tras un sondeo realizado a través de conversaciones con los pobladores y la comparación cartográfica de los sectores con la realidad del paisaje urbano, se determinó que los centros históricos analizados se encuentran amenazados por las construcciones inmobiliarias y el desarrollo incontrolado del turismo.
En entrevista con El Universal,el profesor Álvaro Hernán Acosta advierte que la primera consecuencia de la gentrificación urbana es la fluctuación del precio del suelo: "el precio de la tierra ha comenzado a ser mayor que el de los inmuebles, por lo que se están dando casos en que se demuelen edificaciones de valor histórico y cultural para hacer edificios de apartamentos u oficinas".
Como consecuencia del turismo no controlado, en Cartagena de Indias los residentes son expulsados cuando el sector va a ser objeto de transformaciones urbanas que involucran la llegada de agentes hoteleros, o cuando -debido al aumento del precio de los predios que habitan- se convierten en lugares de presión inmobiliaria, como advierte Gilda Wolf de la Escuela de Construcción de la misma Universidad: “las inmobiliarias usan como excusa las construcciones vinculadas con hechos históricos de Colombia, como la Colonia, para darles valor agregado a otros usos”.
En esa línea, Acosta plantea una grave amenaza para zonas turísticos de alto potencial: “la vida tradicional de esos espacios desaparece paulatinamente hasta convertirse en una especie de escenografía histórica pensada y centrada solo para satisfacer el consumo”.
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