Si vas comenzando la universidad, seguramente el proyecto de fin de carrera (PFC) o tesis de grado te parezca a años luz de distancia. Pero no te lo creas, cuando menos lo sientas; las noches sin dormir acumuladas, las presentaciones fracasadas, junto con los llantos de victoria, te habrán convertido a ti también en esas criaturas moribundas de último año que rondan por el taller.
Medio bañado, desvelado, con ojeras profundas y aliento ácido de café; en un abrir y cerrar de ojos, te encontrarás en la recta final para concluir tu carrera y finalmente poder gritarle al mundo que eres arquitecto.
Después de tanto, sin darte cuenta, llegó el año en el que tienes que demostrar, que posees las cualidades necesarias para ser arquitecto. Una cuestión nada fácil, dado la presión impuesta por los profesores que, con sus expectativas altísimas esperan de este proyecto: el próximo manifiesto de la arquitectura contemporánea, no solo un concepto innovador, sino un proyecto radical acompañado de una estética irreprochable y un sin fin de maquetas a escala múltiples que permitan observar la complexidad de tu razonamiento.
Has de saber que esta prueba de fuego se terminará resumiendo en una sola presentación. ¡Sí, así es! Por ejemplo, en España todo el esfuerzo de un año se concluye en 15 minutos de explicación y 15 minutos de debate. Y por si fuera poco, el jurado que se basará en solo media hora para juzgar si tienes lo que se necesita para formar parte de la Gran Orden de Arquitectos: está compuesto no solo de arquitectos, sino también por ingenieros, sociólogos, paisajistas, urbanistas, politólogos. En fin, estos invitados especiales, que vienen listos para observar bajo la lupa cada línea trazada y escuchar con atención pero con cara de desinterés cada palabra dicha, con el fin de cuestionar de manera crítica lo proyectado.
Lo que quiere decir que tu proyecto debe de ser lo suficientemente completo, sólido y sintético, para poder durante la presentación explicar de manera clara lo imaginado y poder argumentar a la hora del debate cada decisión, basándote en ejemplos concretos que soporten tu idea. El PFC debe ser el ejemplo de la experiencia acumulada a lo largo de la carrera y la expresión de tu propia visión como arquitecto. En realidad, ¡solo de imaginarme el momento de la entrega final me pone los pelos de punta!
A ver, ¡un momento! Ya hemos llegado hasta aquí ¿Cuántos proyectos y entregas hemos realizado ya? Seguro que después de tantos planos, secciones, elevaciones, maquetas, renderings y presentaciones, después de tanto, seguro que de sabemos cómo desarrollar un proyecto.
1. A la hora de desarrollar piensa que tu proyecto debe responder a 5 preguntas claves:
- ¿Cuál?: ¿cuál es el programa y función que integra tu proyecto?, ¿cuál es la narrativa que acompaña el imaginario?
- ¿Cuánto?: establecerá las dimensiones, las escalas y el impacto de tu intervención.
- ¿Para quién?: ¿quiénes son los actores que se ven favorecidos?
- ¿Cómo?: definirá la materialidad, los medios, la distribución y el proceso constructivo del proyecto,
- ¿Y después?: será la prospección de cómo evolucionará tu proyecto junto al tiempo duradero de la ciudad. Debes de saber que el PFC es la respuesta de tu propio cuestionamiento, así que todo depende del ángulo con el que decidas atacar.
2. Trabaja a diferentes escalas y utiliza diversos soportes cuando explores el sitio de intervención. Esto te permitirá poseer una visión global y un proyecto completo desde diferentes perspectivas.
3. No dudes en escribir, dibujar, fotografiar y realizar maquetas a diferentes escalas, aún estando en periodo de concepción , ya que serán tus soportes a la hora de explicar tu razonamiento.
4. Trabaja en sección. Muchas veces nos quedamos bloqueados entre los muros al tratar de definir el espacio en una dimensión. La sección te permitirá pensar en tres dimensiones, será mucho más fácil para proyectar un espacio.
5. Recuerda que el proyecto es un proceso de concepción, un encaminamiento de ideas, una sedimentación de elementos, y no un proceso linear. Así que guarda todo, no tires a la basura nada, la magia está en poder hacer ver a los espectadores la evolución del proyecto.
6. Recuerda después de todo, tu eres el único autor del proyecto de fin de carrera; así que, eres tu quien establece las reglas del juego, y defines los límites de la cancha donde vas a jugar. Así que, tómalo como el último ejercicio formador del arquitecto que deseas ser, una oportunidad de desarrollar tu carta de presentación al mundo laboral.
7. Es normal sentir estrés al pensar que este proyecto debe de expresar tu propia visión de la Arquitectura, pero convirtámoslo en energía para prender los motores y cerrar con broche de oro todos estos años de esfuerzo.
