- Área: 80 m²
- Año: 2016
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Fotografías:Adrián Nieto Maesso
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Proveedores: Pladur
Descripción enviada por el equipo del proyecto. Camillas de tratamiento, aros, cuñas, rodillos, rollers, bosus, pelotas de pilates de varios tamaños…, sería una pena ocultar todos los instrumentos que apoyan los ejercicios de una clínica de fisioterapia que prescinde de toda maquinaria. Si algo caracteriza el local comercial que existía previamente a la intervención es su apertura hacia el exterior, incitando, de algún modo, a conservar algo de su pasado exhibicionista.
Esta alta exposición a la calle contrasta con la práctica común propia de una actividad terapéutica tradicionalmente oculta, resguardada del público, íntima. Resulta propicio cuestionarse la costumbre de relegar al fondo las entrañas del circuito curativo y explorar la posibilidad de invertir el orden, como la cocina abierta de un restaurante que se convierte en su mejor escaparate.
Cada minuto que alguna de las salas de tratamiento se encuentra vacía descubre una nueva utilidad, mostrando su capacidad para servir de showroom de los objetos cotidianos utilizados por los pacientes, una sección conceptual hacia la calle, como el edificio cortado de la , Rue del Percebe o el trayecto del señor Hulot en Mon oncle, de Jacques Tati.
Un niño se queda parado frente a la sala de pilates mientras su madre acude para apresurar su marcha y, de pronto, repara en lo que su hijo está viendo: un número impreciso de esferas grises desplazándose por el suelo mientras alguna rezagada sigue descansando en una de las paredes blancas; bosus encastrados, alfombrillas apiladas y agujeros en forma de medias esferas que parecen iluminarse en el techo…, un baile difícil de describir.
Sin pasillos ni corredores, 80 metros cuadrados de salas concatenadas maximizan la superficie útil de la clínica, reservando espacio en el interior de sus gruesas particiones. Las esquinas se pierden y solo adquieren relevancia personas y objetos en movimiento.