Geografía y clima son dos condicionantes importantes que determinan la manera de habitar en un territorio, cuando a ésto le sumamos el carácter cultural de una región, aparece, como diría Carl Sauer, un “paisaje cultural” como resultado del asentamiento del hombre y su adaptación al territorio donde se ubica. Cuando la arquitectura adopta esta sensibilidad y se refugia en lo que el entorno le ofrece las condiciones de habitabilidad del hombre se vuelven confortables y perdurables.
Este mes queremos destacar como Obra del Mes al Casino Ovalle y Hotel Keo de Turner Arquitectos, el cual adopta una estética pertinente a la geografía y paisaje cultural de su emplazamiento. Para entender mejor las decisiones sobre el proyecto, el equipo de ArchDaily en Español realizó las siguientes preguntas a los arquitectos.
La zona donde está implantado el proyecto nos parece muy potente, nos gustaría saber más sobre cómo tradujeron el contexto cultural de la zona dentro del diseño y qué estrategias de confort utilizaron frente al clima extremo.
Los numerosos viajes que hicimos durante el proceso de diseño y construcción del proyecto, desde Santiago hasta el Valle del Limarí, los hicimos por la Carretera 5 norte. En estos 400kms de viaje se observa cómo el paisaje de clima mediterráneo de la zona central se va tornando cada vez más árido y radical a medida que se avanza hacia el norte. Al girar hacia el oriente rumbo a Ovalle, los accidentes geográficos se acentúan, formando impresionantes mesetas áridas y quebradas, donde los seres humanos han buscado resguardo desde hace siglos.
El contexto geográfico y cultural que caracteriza al Valle del Limarí es tan potente que por muy comerciales que fueran los programas que incluía el encargo, la obra debía conversar con su entorno y formar un "asentamiento" en donde sus visitantes estuvieran protegidos del árido clima y paisaje nortino pero al mismo tiempo pudieran entender la cultura y topografía local estando dentro del edificio.
La descripción del edificio en términos formales es simple porque replica la situación geográfica donde está emplazada la ciudad de Ovalle y varios de los pueblos de este valle. Así como el agua por medio de la erosión alguna vez formó las quebradas o cárcavas propias del lugar, quisimos proponer un gran volumen regular al cual le fuimos tallando una quebrada diagonal, hacia donde se abren todos los programas. El tallado de las caras exteriores de este volumen, por el contrario, es solo puntual y preciso, de esta forma se protege al habitante del clima extremo.
¿Este hermetismo propuesto es una respuesta al encargo programático como estrategia de seguridad y control de tránsito dentro del complejo? ¿Cuáles fueron las exigencias y restricciones en cuanto al programa Hotel-Casino?
El Casino por definición necesitaba altos standards de seguridad y hermeticidad para favorecer el juego, por lo cual el volumen que albergara este programa debía ser bastante cerrado. Para diseñar el hotel, spa y el resto de los recintos tuvimos plena libertad a la hora de proponer orientación, grados de apertura y materiales. A pesar de ésto repetimos el concepto de hermeticidad, aunque en un grado menor, para el resto de los programas porque creímos que era la mejor forma de guarecer al visitante y hacerlo sentir dentro de especies de cuevas talladas en los bordes de la quebrada principal.
La forma de unificar la multiplicidad de programas consistió, por una parte, elegir materiales predominantes comunes para todos los volúmenes. La piedra, el hormigón visto y el metal están presentes en todos los edificios, tanto en las fachadas como en su interior. Y por otra parte, existe esta quebrada o cárcava central que constituye el principal paseo peatonal y punto de encuentro del proyecto.
El respeto por el entorno material próximo parece ser parte importante de su aproximación formal, ¿nos pueden profundizar más sobre cómo la cultura indígena influyó en la realización de la envolvente y cómo fue el proceso de construcción?
Dentro de la paleta de colores y materiales presentes en los alrededores, decidimos usar los más característicos. El predominante uso de la pirca de piedra para delimitar plantaciones, establos y otros terrenos nos llevó a pensar en un gran zócalo pétreo desde donde nacieran los distintos volúmenes. Por otra parte quisimos rescatar el lado positivo de esta aridez y tosquedad propia del paisaje nortino, utilizando materiales y revestimientos con texturas gruesas de tonos ocres y grises, que usados de forma correcta logran dar calidez a los espacios. Es por esto que mantuvimos todos los hormigones vistos y le dimos textura usando moldajes de madera en bruto.
También hicimos una investigación sobre los patrones geométricos presentes en la admirable cerámica diaguita. Hicimos varios estudios de fachada buscando la manera de estampar estos patrones en la envolvente, tratando de no caer en la reproducción exacta sino que usando estos patrones para lograr desestructurar y desordenar los vanos resultantes de las habitaciones del hotel, los cuales generalmente producen fachadas monótonas y sin movimiento. Por lo tanto las formas zig-zagueantes del patrón diaguita escogido permiten la lectura de un volumen íntegro, que no marca muros ni losas.