Pablo Rubinstein, estudiante de arquitectura en la Universidad Mayor en Santiago de Chile, nos presenta una composición fotográfica de texturas austeras realizada en la Isla de Chiloé. La muestra tiene por objetivo exhibir la particular cultura de revestimiento de esta zona ubicada al sur de Chile, reconociendo y capturando compositivamente el desgaste natural de sus edificaciones.
Descripción del arquitecto. En la Isla de Chiloé (Sur de Chile) nos encontramos frente a una comunidad desconectada del continente americano, expuesta a la urbanización de sus territorios y a la globalización, a la minería y a los avances tecnológicos, encontrándonos con un entorno en constante absorción de los modismos contemporáneos, adaptando su identidad originaria a lo que aparentemente entendemos por habitar la ciudad.
Pese a todo esto, nos reencontramos con un Chiloé aún vivo en expresiones y contrastes, opuesta a reinventar el interior de su ciudad por la del exterior, dejándonos un tiempo limitado para cultivar nuestro patrimonio cultural y envolvernos de su camuflaje.
A partir de esta muestra de “Texturas Austeras” podemos observar la conocida Tejuela de Mañío, Pellín, Alerce, Raulí y Coigüe o denominada también “Tejuela Chilota” (sin haber sido introducida por los Españoles), como un registro de pieles y materiales autóctonos de una determinada zona (Arquitectura Vernacular), conservando en su conjunto una composición originaria y única dentro de Chile, donde la rugosidad y exposición frente a la extrema rudeza del clima, afectan tanto a su estética como su propia vejez natural, influyendo hasta en los pequeños insectos habitantes de su corteza.
Las variadas geometrías, diseños y tamaños pertenecen a un lenguaje en común, nos encontramos frente a patrones que se repiten como A.D.N. por toda la Isla, asemejándose a las “escamas” de un pez en algunos casos, a la piel de algun ave, o desde el interior se logran enmarcar estos patrones con el paisaje próximo.
Entendemos por Austero al no contener mayor ornamentación, con un orden básico y no pertenecer a un determinado tiempo espacial (pasado-presente-futuro), más bien puede ser considerado como un reflejo vivo de un clima y de una determinada técnica de “forraje” de estas edificaciones, donde se pudieron registrar distintas escalas, procesos de descomposición y golpes del paisaje según los distintos escenarios de la extensión de la Isla.
Esta particular cultura de revestimiento de casas y edificios públicos, además de entregar una homogeneidad a la ciudad, representa el desgaste natural de una sociedad y la de sus edificaciones, donde es posible percibir el deterioro de las distintas pinturas pre-existentes, quizás la contraposición de distintos colores, infinitas posiciones y parches, que exponen a la arquitectura en un medio oscilante entre la función de refugiar y contener la costumbre de sus ocupantes.
El propósito principal de este proyecto, es reconocer y ofrecer algunas escenas de Chiloé, compositivamente regenerar un cuadro fotográfico como una muestra que soporte a nuestra cultura patrimonial, pudiendo cada uno interpretar las imágenes según su textura y morfología lo demuestre.