Marwa Al-Sabouni es arquitecta nacida y criada en Homs, una de las ciudades sirias devastadas después de 6 años de iniciado el conflicto bélico. Con la mitad de su ciudad en ruinas, Al-Sabouni reflexiona en torno a los motivos que originaron esta guerra en un país que en su pasado fuera lugar de tolerancia, acostumbrado a la diversidad. En él convivieron históricamente una gran variedad de creencias, orígenes y costumbres. ¿Cómo se termina en una guerra civil en un lugar en el que antes convivían la armonía y la apertura al diálogo entre personas diferentes?
Si bien son varios los motivos sociales, políticos y económicos los que desencadenaron en esta guerra, Marwa Al-Sabouni plantea un gatillador particular que no ha sido considerado en esta discusión y que es importante de entender para evitar que situaciones como estas vuelvan a ocurrir:
La arquitectura en mi país tuvo un papel importante en crear, dirigir e intensificar el conflicto entre las facciones en guerra (…) Existe una conexión entre la arquitectura de un lugar y el carácter de la comunidad que allí se instala. La arquitectura juega un papel clave en determinar si una comunidad se desmorona o se une.
Conoce a continuación la inspiradora charla TED de la arquitecta siria Marwa Al-Sabouni y cómo la arquitectura puede llevar a comunidades completas a perder su sentido de identidad, de autoestima y convivencia con el otro, haciendo así más fácil su propia destrucción.
La antigua ciudad islámica en Siria fue escenario para la coexistencia de diferentes tradiciones y orígenes. El sentido de pertenencia de sus habitantes era el resultado de espacios urbanos en los que se admitían mezquitas e iglesia, una al lado de la otra, la existencia de espacios públicos vibrantes, construcciones de proporciones basadas en los principios de la armonía y la humanidad.
Al-Sabouni responsabiliza a la arquitectura del último siglo por la desintegración de este esquema de diversidades. Primero, a los urbanistas de la época colonial, que desde Francia reemplazaron modelos de ciudad que les parecieron obsoletos, haciendo desaparecer calles y re-ubicando monumentos, y después la modernidad que trajo consigo un urbanismo divisorio en forma de gigantes bloques de hormigón incompletos.
A la vez que la forma del entorno construido iba cambiando, lo hacía también el estilo de vida y el sentido de pertenencia de las comunidades (…) De un inicio de unidad y de pertenencia, la arquitectura pasó a convertirse en sinónimo de distinción y las comunidades empezaron a distanciarse desde el mismo tejido que antes las unía y desde el alma del lugar que representaba sus existencias comunes (…) Este urbanismo guetizado resultó ser un precursor tangible de la guerra.
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