Posicionada como una de las librerías más hermosas del mundo por 'The guardian', la librería Ateneo Grand Splendid -ubicada en la Av. Santa Fe 1860 del barrio Recoleta- conserva una larga trayectoria histórica que se manifiesta en todas esas huellas de su pasado como teatro y cine.
Los pequeños palcos originales, la cúpula pintada a mano y el telón tipo griego carmesí -que colabora con la actual cafetería ubicada en el antiguo escenario-, provocan una atmósfera única que obliga a considerar al edificio como una visita obligada en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
El interesante recorrido histórico del edificio data desde su inauguración en el año 1919, a dos años del inicio de su ejecución. A partir del diseño de Peró y Torres Armengol, para el empresario de origen austríaco Mordechai David Glücksman –conocido como Máx Glücksman-, se pretendía el objetivo de ubicar un teatro sobre el terreno del anterior Teatro Nacional Norte. Las iniciales del empresario –MG- pueden divisarse en algunos elementos ornamentales del edificio, como en el sector superior central del escenario.
El diseño del teatro de principios del siglo XX -construido por los arquitectos Pizoney y Falcope- proponía con cuatro hileras de palcos y una platea, con una capacidad total de 1.050 personas sentadas, un edificio ideal para el espectáculo decorado con frescos del pintor Italiano Nazareno Orlandi y cariátides esculpidas por Troiano Troiani.
En 1924, Glücksmann comenzó su propia estación de radio (Radio Splendid), que emite desde el edificio y donde su compañía de grabación -Nacional Odeón- hizo algunas de las primeras grabaciones de los grandes cantantes de tango de la época. Actualmente, en un lugar sin acceso al público, se encuentra un cuarto en el que Carlos Gardel grabó algunos de sus exitosos tangos. Además, en el edifico transcurrieron grandes personalidades del tango como Ignacio Corsini y Roberto Firpo, quien tiene un tango dedicado al Grand Splendid. En los últimos años de la década del ’20, el teatro se convirtió en una sala de cine, y en 1929 mostró las primeras películas sonoras que se presentan en Argentina. Manifestando al edificio como un centro de cambiantes y múltiples actividades.
En febrero de 2000, el antiguo teatro fue alquilado hasta el 2010 por el Grupo ILHSA, que a través de Tematika, es propietario de la cadena de librerías “El Ateneo y Yenny libreros”, así como la editorial El Ateneo. El edificio se adecuó en una tienda de libros y música bajo la dirección del arquitecto Fernando Manzone con una inversión de 3 millones de pesos argentinos. Tras las obras de remodelación, los 2.000 m² se convierten en la actual librería Ateneo Grand Splendid.
La librería actual mantuvo las características del teatro y el cine. La cúpula pintada a mano, los balcones originales, la ornamentación dorada, el telón de terciopelo y la iluminación los mantienen presente. Las sillas en todo el edificio, incluyendo las de los palcos, están todavía intactas. Actualmente, los clientes pueden revisar los libros –incluso desde los palcos- antes de la compra y además pueden acceder a la cafetería en el fondo del local, justo sobre lo que fue el escenario del teatro. En el subsuelo, se accede al salón de venta de música y libros para niños. El piso más alto es dedicado a exposiciones. A pesar de los cambios, el edificio aún conserva la sensación del teatro que era antes.
La cúpula de 20 m x 19 m x 3,65 m pintada por el italiano Nazareno Orlandi refiere a una representación alegórica de la paz. Representada por una figura femenina y pintada en 1919, corresponde a una consideración por el fin de la Primera Guerra Mundial. Otra figura femenina -en el sitio opuesto- sostiene un proyector de cine cuyo film es una cinta envolvente de paz y permite recordar a la actividad predecesora.
Actualmente, cada año recibe más de un millón de visitantes -pasan 3.000 personas por día- que la convierten en un destino favorito e infaltable de la ciudad. Una cápsula del tiempo que permite trasladar al visitante a un momento histórico determinado, y que hace de la acción de encontrar y leer un libro, una experiencia particular.