Decidí hacer arquitectura de forma bien inocente después de haber hecho varios test vocacionales que encontré en Google. Cuando descubrí que era una de las carreras más concurridas en las universidades públicas brasileñas, pensé en abandonarla, pero ya estaba enganchada en la historia de la arquitectura y su rol social.
Sin embargo, nada es perfecto. Arquitectura y Urbanismo son de las carreras más elitizadas en las más renombradas universidades brasileñas y eso también se refiere a su situación fuera de las salas de clases. El arquitecto pasó a servir a los más ricos, dejando de lado las necesidades urbanas y de los más pobres.
Para Elisabete França, arquitecta que entre 2005 y 2012 coordinó el Programa de Saneamiento Ambiental de la cuenca de Guarapiranga y fue Superintendente de la Secretaría Municipal de Vivienda de Sao Paulo, esta tendencia está cambiando: "hay personas sin acceso [...] al agua potable y la arquitectura busca resolver eso. Otra pregunta que se discute en la arquitectura es el dilema de la inmigración. Se exigen respuestas rápidas para la vivienda y la expansión de las ciudades".
Por más que las cuestiones de clases vienen siendo debatidas y pensadas por un nicho de profesionales, la arquitectura necesita reconocer también los debates sobre raza y género. Estos no pueden continuar siendo desperdiciados en el programa de la profesión. Por eso, ya en primer año, una de mis prioridades era la búsqueda de mujeres y hombres como yo: arquitectos y urbanistas negros tan reconocidos como Mendes da Rocha, Niemeyer, Artigas y Siza.
En esta búsqueda descubrí que además de Zaha Hadid y Lina Bo Bardi, existe un montón de mujeres que se destacan en todo lo que la Arquitectura y el Urbanismo representan. En esta selección, ellas ganan voz y protagonismo.
Representatividad: Georgia Louise H. Brown y Allison Williams
Una de las cosas con las cuales siempre soñé fue poner un pie en un proyecto diseñado por una mujer negra, como yo. Así fue cuando conocí a Georgia Louise H. Brown, una de las pioneras de la arquitectura del movimiento moderno en Estados Unidos.
Según Arquitetos Negros, en São Paulo, en la esquina de la avenida Ipiringa con avenida São João, hay registros que apuntan a que el actual sitio del Citibank fue diseñado por la arquitecta estadounidense, que trabajó con colegas de la talla de Mies van der Rohe. En la misma ciudad, ella diseñó casas para la familia Matarazzo. Al parecer, la elite brasileña sí apreciaba su talento.
Georgia viajó a Brasil porque consideraba que, al ser una mujer negra, allí tendría más posibilidades que en Estados Unidos. También fue parte de un capítulo de los Chicago Alpha Gamma, una asociación profesional de arquitectura, y probablemente fue la primera negra en integrarse. Georgia Louise se destacó en la época en que las mujeres negras brasileñas no tenían la posibilidad de estudiar Arquitectura y Urbanismo en Brasil.
Allison Williams, también negra y estadounidense, fue responsable de definir la estrategia de diseño de Perkins & Will, en San Francisco. Como arquitecta principal, trabajó en proyectos que incluían instituciones culturales, instalaciones de empresas y rascacielos. Algunos de sus principales proyectos incluyen el "August Wilson Center for African American Culture" en Pittsburgh; "The San Francisco Civic Center Complex" en la ciudad costera; "The Singapore National Research Foundation" en Asia y el "Jan and Dan Duncan Neurological Research Institute".
Mobiliario y cerámicas: Charlotte Perriand y Dora Alcântara
Charlotte Perriand es uno de los nombres más perjudicados en la arquitectura. Sus obras han sido alabadas por el círculo, pero de forma controversial y sin explicación, su autoría se le ha otorgado a otras personas (hombres, para ser precisos).
En 1925, exhibió un mural en la Exposition des Arts Décoratifs. Tres años después, luego de haber obtenido un poco más de reconocimiento desde la disciplina, Charlotte tuvo dos libros, Vers une Architecture y L’art Décoratif D’aujour D’hui. En ese momento, decidió arriesgarse y pelear por un empleo en la oficina de Le Corbusier.
"Aquí no bordamos cojines" ("We don'tembroider cushions here") fue la respuesta de Le Corbusier a la solicitud de la arquitecta. Sin embargo, cuando comenzó a destacarse en el mundo de los mobiliarios, la negativa fue reconsiderada y Charlotte se hizo cargo de los proyectos de mobiliario interior en el taller de Le Corbusier. Respecto a esto, Silvana Rubino escribió sobre Perriand y su trabajo en el sitio brasileño Arquitetas Invisíveis.
Dora Alcântara también se destacó en medio de la predominancia masculina de la década del 60. Formada en la Facultad Nacional de Arquitectura (FAU/UFRJ), Alcântara dedicó su carrera a la enseñanza y preservación del patrimonio. Por medio de los estudios sobre azulejos, fotografías y croquis, se convirtió en una investigadora de la cerámica brasileña.
Cuando fue entrevistada sobre temas de género por el Consejo de Arquitectura y Urbanismo de Brasil (CAU/BR), afirmó: "creo que es muy bueno que hombres y mujeres trabajen juntos porque tienen sensibilidades complementarias. A medida que la mujer entre al mercado [laboral], tengo esperanza de que la fusión de sensibilidades nos lleve a presentar algo nuevo en la arquitectura". Según Alcântara, el ingreso de mujeres en la arquitectura se ha notado desde la década del 60, pero todavía es reciente y poco reconocido.
Es importante destacar otras formas de ejercicio de la disciplina, donde las mujeres arquitectas tuvieron éxito más allá de la construcción de edificios y grandes viviendas unifamiliares, mostrando que la pluralidad de la profesión y el ingreso de mujeres es capaz de movilizar todos los campos.
Cuestiones de género: Patricia Anahory
Formada en Boston y con master en Princeton, Patricia Anahory publicó "Reframing the Body: A Women's Prison", un trabajo que aborda las cuestiones de género, sociedad de control y arquitectura, y cómo la arquitectura se manifiesta en este contexto.
En su maestría, Anahory cuestionó las relaciones predefinidas de lugar e identidad reconsiderando las asociaciones de cuerpo-lugar-memoria-identidad en la revalorización del concepto de memoria y (re)construcción, y su traducción en la arquitectura: el memorial. Anahory cuenta con proyectos de arquitectura e interiores en Estados Unidos, Cabo Verde y Ghana. Adicionalmente, en 2000 viajó a lo largo y ancho de África estudiando la relación entre arquitectura e identidad, gracias a la Rotch Traveling Fellowship.
Para tener más información sobre arquitectos africanos, vale la pena conocer el proyecto Arqui_África – Arquitetura Africana.
Latinas: Carmen Córdova
En las oficinas de arquitectura y urbanismo, es notable la negligencia al momento de citarnos en la arquitectura producida en América Latina. Incluso si estamos hablando de países vecinos, los estudiantes de arquitectura en Brasil acaban teniendo una noción superficial del trabajo latinoamericano.
Carmen Córdova, arquitecta argentina e integrante de OAM Group (Organización de Arquitectura Moderna) recibió en 2004 el premio al mérito artístico por parte del National Endowment for the Arts. Córdova y su marido ganaron el concurso del Colegio Mayor Universitario Hispano Argentino Nuestra Señora de Lujan, en Madrid. Tiempo atrás, en 2001, escribió el libro “Memorias de Modernidad”, como una respuesta rebelde a un mundo global e injusto con el que no estaba de acuerdo.
Escrito por Ana Gabriela Godinho Lima, en la publicación “Arquitetas e Arquitetura na América Latina do Século XX” es posible tener una visión femenina y latina de la arquitectura del último siglo. Ana también maneja el sitio web Feminismo e Plural, donde aborda las relaciones de arquitectura y género.
Literatura: Lesley Lokko y Yewande Omotoso
Mis colegas de facultad siempre me preguntaban si me gustaba más la arquitectura o la literatura. Fue cuando conocí a Lesley Lokko, arquitecta ghanesa, y Yewande Omotoso, arquitecta nacida en Barbados, pero pasó gran parte de su vida en Nigeria. Al conocerlas, tuve un poco de paz sobre mis búsquedas en ambos campos. Fue con ellas que entendí que era posible conciliar bien mis dos intereses. La primera, Lokko, ya ha escrito siete libros y da conferencias sobre identidad cultural y racial.
"Me tomó 7 años convertirme en arquitecta y cuando terminé, cambié de idea. Me convertí en escritora a tiempo completo hace cerca de 10 años, y aunque en algunos momentos sienta nostalgia (saudades) de la emoción de construir/proyectar y diseñar espacios, realmente amo lo que hago".
Já Yewande estudió arquitectura en la Universidad de Ciudad del Cabo, donde finalizó su maestría en escritura creativa. El resultado de su maestría es su primera novela "Bomboy" (2011). Ganó en 2012 el Premio de literatura sudafricana, y fue nominada al Premio Ficción Sunday Times 2012 en Sudáfrica y segundo lugar del premio Etisalat 2013. Incluso se ha destacado como escritora feminista, gracias a sus diversos artículos que abordan las cuestiones de género.
En su Fan Page In_visibilidad De La MUJER En La Arquitectura (sic) destaca a mujeres arquitectas y sus trabajos, manteniendo vivo el cuestionamiento sobre la invisibilidad de las mujeres en la disciplina.
Paisajismo: Rosa Kliass
Al pensar en paisajismo en las salas de arquitectura, principalmente en el eje Río de Janeiro-Sao Paulo, un nombre siempre sale a la luz: Burle Marx. Mientras que Rosa Kliass no es solamente un referente en el área, como una de las responsables de que el paisajismo se esté convirtiendo en un campo reconocido nacionalmente en Brasil.
Kliass ha firmado numerosas obras: proyectos paisajísticos en Sao Paulo para la Avenida Paulista (1973) y la revitliazación del valle de Anhangabaú (1981). Recientemente, a comienzos de este siglo, ha diseñado obras de gran escala para los Estados brasileños de Amapá (Parque do Forte) y Pará (Mangal das Garças). Asimismo, el proyecto paisajístico del Parque de la Juventud (2003-2007) en Sao Paulo fue premiada por la Bienal de Arquitectura de Quito en 2004.
¿Cuál es el papel de la arquitectura social?
En enero de 2016, la victoria del chileno Alejandro Aravena en el Premio Pritzker, premiado por mostrar cómo la arquitectura puede mejorar la vida de las personas, promete intensificar el debate sobre el papel social y transformador de la disciplina.
El Pritzker ya premió a los brasileños Oscar Niemeyer (1988) y Paulo Mendes da Rocha (2006), cuyos trabajos levantaron discusiones sobre el papel social de la arquitectura. Los arquitectos brasileños pueden ser considerados grandes precursores del pensamiento teórico sobre la arquitectura social. Sin embargo, años después, hablamos de la arquitectura social mirando de arriba a abajo, o sea, de forma jerárquica y elitista.
En entrevista con Nexo, la arquitecta y profesora de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la USP, Raquel Rolnik, afirmó:
Desgraciadamente, en las últimas décadas, la arquitectura mainstream fue capturada por el mundo inmobiliario y financiero, sirviendo como ancla para grandes operaciones de expansión de la frontera del mercado inmobiliario financializado.
Lo que percibimos es una especie de declive de la utopía modernista de la arquitectura como función social, en dirección al establecimiento de monumentos al consumo y la lógica de la rentabilidad máxima del suelo urbano. Al menos, percibimos cada vez más, movimientos de protesta en contra de este modelo y que están estructurados en torno al derecho a la ciudad, con participación de arquitectos y urbanistas.
¿Cómo hablar de una arquitectura social si no consideramos en nuestra disciplina la necesidad del debate sobre género, clase y raza?
La arquitectura y el urbanismo necesitan más mujeres que se destaquen, siendo objetos de estudio e investigaciones, es decir, [mujeres] profesionales siendo celebradas [por la disciplina]. La importancia de la lectura sobre espacios públicos y colectivos hechos por mujeres es nítida. Los estudios apuntan a que las oficinas con presencia de mujeres arquitectas y urbanistas tienen un desempeño por encima del promedio.
Recuerdo hasta el día de hoy cómo me sentí representada leyendo mi primer libro escrito por Erminia Maricato o descubriendo que Annabelle Selldorf fundó una oficina sólo con mujeres. Incluso con tantos nombres destacándose, en premios como el Pritzker sólo tenemos dos mujeres: Zaha Hadid (2004) y Kazuyo Sejima por SANAA (2010). El Pritzker premia en su mayoría a hombres blancos. Incluso cuando esos hombres han desarrollado toda su carrera en conjunto con una mujer, ellas no son reconocidas. Y como siempre, no hay ningún negro entre los ganadores.
La arquitectura que tiene la intensión de ser social debe reconocer, además de las cuestiones de clase social, el debate sobre género y raza. Ya es sabido que las mujeres negras ocupan las peores zonas dentro de una favela [pdf], pero no es necesario ninguna investigación para saber que los negros somos la minoría en las salas de clases de Arquitectura y Urbanismo de Brasil. En las oficinas destacadas a nivel nacional, es escandalosa la ausencia o escasez de mujeres.
Esto es fruto de una arquitectura que solo se dice social en las publicaciones, pero no se practica. En el campo de la arquitectura, la teoría y la práctica son incoherentes. Son sólo palabras y descripciones, pero en el ámbito tangible y palpable, las acciones y logros son pocos.
Stephanie Ribeiro es estudiante de Arquitectura y Urbanismo en la PUC de Campinas, Brasil. Activista feminista negra, ya ha publicado en la revista Marie Claire, Blogueiras Negras, Géledes, Capitolina, Think Olga, Folha de São Paulo y The Huffington Post. Actualmente escribe para HuffPost y otros sitios web. Fue escogida una de las mujeres negras más influyentes de internet (Blogueiras Negras) y una de las Mujeres Inspiradoras (Ong Think Olga). En 2015, recibió de la Asamblea Legislativa de São Paulo la Medalla Theodosina Ribeiro, que homenajeó su activismo en pos de las mujeres negras. Actualmente está escribiendo su primer libro, a cargo de la editorial Companhia das Letras.
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