Durante décadas, los concursos de arquitectura han sido reconocidos como una gran manera para que oficinas consigan su gran oportunidad, o hacer un nombre por sí mismos en los tipos de proyectos que no podrían haber sido considerados antes. Sin embargo, estos vienen con un inconveniente: no siempre es fácil para las empresas incluirlos en su cultura. Los concursos de diseño llevan su tiempo, a menudo no se traducen en horas facturables y no siempre son vías claras para fortalecer el balance económico de la empresa, y como resultado han visto algo como un retroceso en los últimos años.
Aún así, mientras la profesión de la arquitectura evoluciona, es importante nunca perder de vista el notable valor que los concursos de diseño pueden aportar a los arquitectos, las empresas y la cultura del diseño. Independientemente de su tipo, escala o estructura, los concursos son oportunidades creativas clave que pueden enriquecer nuestro esfuerzo personal y profesional, y como líder de diseño en la sede de Nueva York de la oficina CannonDesign, he trabajado con mis colegas para incorporarlos dentro de nuestro trabajo. Vemos múltiples maneras en las que pueden añadir valor a nuestro trabajo, nuestra empresa y nuestros clientes, y que podrían hacer lo mismo para ti también.
Históricamente, concursos de arquitectura han dado lugar a la construcción de algunos de los edificios más significativos para la cultura de nuestro tiempo. Desde la Acrópolis en Atenas al Capitolio de los Estados Unidos y más recientemente la Ópera de Sydney de Jørn Utzon, concursos han concedido a diseñadores a veces desconocidos la oportunidad de completar grandes obras de arquitectura. Incluso las propuestas que pierden, con frecuencia han tenido importantes efectos duraderos sobre la cultura del diseño. El proyecto para el Chicago Tribune Tower de Walter Gropius y Adolf Meyer anunció la inminente aparición del modernismo en el siglo XX. En CannonDesign, incluso tratamos los concursos como herramientas educativas. Recientemente, nos encontramos mirando a una entrada no seleccionada de Morphosis para una biblioteca en Berlín, analizando y estudiándola en referencia a un proyecto académico que estamos empezando. Los concursos muestran una maravillosa continuidad y la ingeniosa rotación de ideas y estrategias experimentales de diseño.
A pesar de los inconvenientes, he aquí un vistazo a las cuatro razones principales por las cuales las oficinas de arquitectura deberían trabajar para participar de manera regular en concursos de diseño:
1. Refuerzan la cultura de la oficina
Equilibrar la dualidad de la arquitectura tanto como una búsqueda creativa y una industria de servicios, afecta al estudio de múltiples maneras. Por un lado, trabajando dentro de los presupuestos de clientes, plazos agresivos y limitaciones del sitio es un reto apasionante en sí mismo. Sin embargo, al mismo tiempo, estos desafíos lamentablemente pueden limitar la capacidad de un equipo para realmente empujar los límites del diseño.
Los concursos a menudo tienen un número mucho menor de "desafíos reales" en sus primeras etapas y permiten a los equipos de diseño ejercitar totalmente sus músculos creativos. Son capaces de soñar, experimentar y probar cosas nuevas en una escala que no siempre está disponible durante el trabajo del día a día. Esto no sólo es bueno para la creatividad, sino que también es bueno para la cultura de la firma. Algunos de los días más fructíferos en nuestras oficinas han sido causados por los trabajos relacionados a concursos. La creatividad sin límites que encontramos dentro de los concursos de diseño tiene una habilidad para influir en nuestra energía, comunicación y el trabajo creativo en otros proyectos también.
2. Informan a otro cliente del trabajo que realizan
Las representaciones y esquemas que desarrollamos durante las competiciones no siempre llevan a la obra construida, pero pueden influir en los esfuerzos de otros equipos de diseño. Por ejemplo, nuestro estudio ha participado recientemente en un concurso de diseño para un Memorial de la Primera Guerra Mundial que en última instancia no ganamos. Sin embargo, durante la competición experimentamos con un plano de tierra fracturado que más tarde fue modificado y reutilizado para una característica de paisajismo como parte de un proyecto de diseño para la Universidad de St. John. Del mismo modo, nuestro diseño del memorial tenía paredes puntiagudas en forma de pico en la entrada, que re-imaginamos como una ventana especial para un nuevo dormitorio en Purchase College.
El monumento de la Primera Guerra Mundial es un ejemplo reciente, pero me podría referir a una similar inspiración de diseño que surgió de concursos anteriores y que finalmente impactó el trabajo actual en el Carnegie Mellon University, Dickinson College y la Universidad de Rutgers.
3. Los concursos son buena práctica
Mientras que los concursos y el trabajo a facturar de un cliente son diferentes, hay aspectos que ambos comparten. Obtener encargos como oficina de diseño a menudo requiere la presentación de ideas en respuesta a la solicitud de propuestas, solicitud de calificaciones y también entrevistas en persona. Tratamos a todos estos pasos como mini-concursos. Las empresas de diseño invierten una gran cantidad de trabajo, desde la creación de maquetas hasta dibujar diagramas y perspectivas como parte del proceso de obtención de una comisión arquitectónica. Gran parte de este trabajo pasa y se genera de manera similar a cómo los equipos de diseño se involucran en concursos: investigación, visita al sitio, boceto, imaginar, refinar y dibujar más. Curiosamente, para nosotros este trabajo por adelantado para ganar un proyecto a menudo influye directamente en el resultado final.
Un ejemplo específico de esto es nuestro trabajo con el Centro Atlético Kline del Dickinson College. Es posible mirar el último edificio terminado y luego mirar hacia atrás, en los dibujos y modelos que hemos compartido en las entrevistas, para ver la correlación lineal en el proceso de diseño. Al tratar los procesos de selección y entrevista para estas nuevas instalaciones del campus como un concurso, nos permitió no sólo ganar el proyecto, pero informamos para gran parte del trabajo de los próximos meses y años que siguieron. Trayendo esta concentración extrema para ganar un trabajo ayuda a las oficinas de diseño cada día.
4. Ayudan a identificar y reclutar a los mejores talentos en el diseño
En la pared junto a mi escritorio hay un collage de dibujos, representaciones e imágenes de muchos de nuestros esfuerzos de diseño actuales y recientes, desde el trabajo facturable con clientes hasta concursos abiertos y pagados. Es una parada obligada cuando estamos entrevistando a nuevos diseñadores interesados en nuestra firma. Se les muestra la amplitud de nuestro trabajo y a menudo están sorprendidos por nuestro compromiso con el diseño y la creatividad. El hecho de que tomamos parte en concursos de diseño interesa a los estudiantes y reclutas, y algunos lo han visto como un elemento diferenciador para unirse a nuestra oficina.
Por otra parte, siempre he creído que se puede predecir quien va a sobresalir como diseñador basado en el trabajo que realizan fuera de la oficina. Siempre busco concursos de diseño dentro de los portafolios de los posibles reclutas. Los mejores diseñadores son auto-seleccionados, ven el mundo a través del prisma de diseño y están siempre en la búsqueda de nuevas formas de expresar directamente sus pasiones. Los concursos permiten que este deseo y búsqueda surjan al momento de alejarse de las horas pagadas y simplemente pensar de la forma más creativa posible.
John P. Reed, AIA es el líder de diseño en Nueva York para CannonDesign con más de 25 años de experiencia en el diseño de innovadores edificios culturales y públicos en todo el mundo. Su impulso creativo y la capacidad de entregar diseños a gran escala que abren nuevos caminos, destacan su visión arquitectónica.