Si bien son conocidas las conexiones de Le Corbusier con el régimen francés colaboracionista de Vichy durante la Segunda Guerra Mundial -al que punto que generaron el quiebre profesional con su primo, Pierre Jeanneret-, dos recientes publicaciones afirman que Le Corbusier fue un "militante fascista", respaldándose en nuevas evidencias que avalarían la profundidad de su simpatía por el régimen marioneta francés.
Mientras se preparan los trabajos en conmemoración por los 50 años de la muerte del arquitecto, el periodista Xavier de Jarcy postula en su libro "Le Corbusier, un fascisme francais" ('Le Corbusier, un fascista francés') que el francés fue "pura y simplemente un fascista".
Una acusación similar aparece en otro libro, "Un Corbusier", cuyo autor, Francois Chaslin, destaca que "[Le Corbusier] durante 20 años se mantuvo activo en grupos de una muy clara ideología".
Ambos libros exploran el involucramiento de Le Corbusier en el fascismo durante la década de 1920 en París, también como su relación con el líder del Partido Revolucionario Fascista de Francia, Pierre Winter. De hecho, ambos colaboran en un conjunto de publicaciones sobre planificación urbana tituladas "Plans" y "Prelude", los cuales se habrían basado en fundamentos antisemitas.
Chaslin también afirma haber encontrado croquis de similar naturaleza, y postula que los años en que Le Corbusier trabajó en la ciudad francesa de Vichy, correspondieron al mismo tiempo en que la ciudad fue capital del respectivo gobierno marioneta entre 1940 y 1944, mientras el norte de Francia era ocupado por la Alemania nazi.
La Fundación Le Corbusier, un grupo dedicado a la memoria y las obras del arquitecto, afirma que la estadía del arquitecto en Vichy puede ser atribuido únicamente a una "estadía prolongada". Asimismo, algunos miembros han expresado su sorpresa frente a la controversia y creen que se trata de una "manipulación".
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