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Arquitectos: Agence d’Architecture Philippe Prost
- Área: 1385 m²
- Año: 2014
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Fotografías:Aitor Ortiz
Descripción enviada por el equipo del proyecto. Para celebrar el centenario de la Primera Guerra Mundial un monumento internacional se levanta junto la necrópolis nacional erigida en el siglo XX.
El duelo ha dado paso a la calma. A través de nuestro proyecto hemos querido dar forma a la fraternidad, para dar expresión a la paz y unir el arte con la naturaleza poniéndolos al servicio de la memoria.
Era necesario dar una forma a la hermandad para reunir a aquellos que una vez fueron enemigos, y renombrar los 600.000 nombres de los combatientes caídos en los campos de batalla de la región de Nord-Pas-de-Calais, para esto elegimos la figura del anillo pensando en el círculo que se forma cuando las personas se dan la mano.
El anillo es sinónimo de unidad y eternidad: unidad, porque los nombres constituyen una especie de cadena humana; eternidad porque las letras siguen sin fin, por orden alfabético, prevaleciendo sobre todas las distinciones de nacionalidad, rango o credo. Implantado en el sitio el anillo toma la forma de una elipse, uno de los lados dando hacia la entrada de la necrópolis y el otro hacia la llanura de Artois.
Era necesario dar expresión a la paz. La elección de la horizontalidad para el monumento parecía evidente. En primer lugar, con el fin de responder a la verticalidad del faro y, además, porque la horizontal es un signo de equilibrio y símbolo de atemporalidad. Arraigado en el suelo por dos tercios de su diámetro, el anillo se separa de la tierra, donde la pendiente de la colina se hace más pronunciada. Este voladizo está aquí para recordarnos que la paz seguirá siendo frágil. Al exponer el horizonte, el memorial crea un espacio ingrávido entre el cielo y la tierra.
Era necesario unir el arte y la naturaleza al el servicio de la memoria; en el mismo sitio donde se llevaron a cabo batallas horribles ahora, la naturaleza, ha recuperado sus derechos. El monumento inscribirá en el espacio la memoria de los caídos y, por otra parte, celebrará la paz reencontrada. Desde la llegada del visitante, el significado y la importancia del sitio se dará a conocer de manera intuitiva: la ranura que se ha cortado en el suelo como una zanja de poca profundidad se ensancha en un túnel antes de abrirse hacia el interior del monumento.
El Memorial
En el exterior, una cinta de hormigón oscuro, el color de la guerra, se balancea en la colina que domina la llanura de Artois, como una línea horizontal que traza un perímetro de 328 metros coronada por un faro que tiene más de 50 metros de altura.
En el interior, la luz se refleja en 500 hojas de metal dorado en el que están escritos los nombres de los 579.606 combatientes, dispuestos en orden alfabético, sin distinción de nacionalidad, rango o credo, unidos ahora y para siempre en su humanidad.
El anillo es una obra de arte en todos los sentidos del término: un desafío técnico, una obra monumental; y arte en el sentido de artificio competiendo con la naturaleza. El uso de un nuevo material, hormigón ultra reforzado con fibra de alto rendimiento, ha hecho posible su construcción y permitirá que desafíen el paso del tiempo. Después de visitar la galería, el visitante, se puede reincorporar al paisaje de los alrededores pasando por debajo del anillo por el voladizo de casi 60 metros.
Lo monumental y lo íntimo
En respuesta a la ambición de hacer una fuerte declaración política concebimos esta obra única, que trata de superar el horror de la Primera Guerra Mundial, con el fin de conmemorar sus combatientes. Para recordarnos constantemente la importancia de la paz y ofrecer a Europa una visión pacífica del futuro.
Para responder a tal ambición se pedía una intervención que fuese a la vez simple y fuerte y que comprendiese lo monumental a lo íntimo.