- Área: 300 m²
- Año: 2014
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Fotografías:Albert Faus
Descripción enviada por el equipo del proyecto. VILLAGE LAAFI
La escuela de educación infantil es una de las edificaciones que componen el centro cultural LE VILLAGE LAAFI de Koudougou, la tercera urbe de Burkina Faso. Este equipamiento nace con la idea de aglutinar en un mismo lugar la mayoría de actividades que la asociación LAAFI (Burkina, Francia, España) lleva a cabo desde el año 2001. En este centro se promueve la educación, la formación, la producción artística y el intercambio cultural.
La escuela sigue los criterios básicos desarrollados en la realización del VILLAGE desde inicios de 2009, tanto en la concepción como en lo constructivo. A nivel espacial, la disposición de los diferentes volúmenes corresponde a la intención de crear patios de relación entre edificios con una medida proporcional al programa que se desarrolle, en semejanza a la formalización de las viviendas tradicionales de los poblados de la región. En cuanto a la construcción la apuesta es firme por la utilización máxima de materiales locales y de proximidad con participación de la población beneficiaria.
ESCUELA
Al norte del ámbito de proyecto se construye el edificio de la Administración que se compone de un volumen cerrado en cada extremo donde se ubican los despachos, sala de reunión y almacén, liberando el espacio intermedio como porche polivalente donde se llevan a cabo actividades como refectorio, aula exterior o escenario para las representaciones de alumnos en la fiesta de fin de curso. Tiene una relación directa con el patio de juegos comunes pero también goza de cierta vinculación con el resto del Village, especialmente con la inmediata pista de deporte, pues el muro de cierre está construido en celosía. Al pie de este muro se construye una bancada como pequeña gradería de la zona de deporte.
La construcción de esta pieza difiere de la de las aulas, es como una especie de bisagra de transición entre los primeros edificios del centro cultural, de los cuales es fachada sur, y el aulario de la escuela. Por ello continua la tipología constructiva de muros de piedra laterítica rematados por un zuncho de hormigón y doble cubierta metálica.
Las aulas se disponen siguiendo el eje este-oeste y el ritmo de llenos/vacíos iniciado en la concepción de todo el centro cultural, buscando exponer la menor fachada posible a las violentas tormentas de levante y proporcionar los patios con los espacios construidos. De igual modo los cuerpos de las clases se desplazan al este del terreno permitiendo liberar el espacio resguardado a poniente donde se plantan un conjunto de acacias que permiten dar sombra todo el año a la zona de juegos y actividades comunes.
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Cada aula dispone de un patio propio que deviene una extensión del espacio interior y es donde se realizan las actividades temáticas al aire libre. Se crean zonas de diferentes texturas con arena y gravas, sombras naturales con la plantación de frutales y zonas protegidas de la lluvia o los fuertes vientos de la época del Harmatán entre noviembre y marzo.
Las tres aulas se relacionan mediante el corredor de entrada, una plataforma elevada unos 30cm del nivel del terreno, que separa la zona de patios “privados” de la de actividades comunes.
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El bloque de baños se dispone en el costado oeste del ámbito de la escuela siguiendo el eje norte-sur, perpendicular a los vientos predominantes de este, para aprovechar la corriente natural y airear permanentemente este cuerpo abierto. La cubierta superior se prolonga y crea el porche de entrada al recinto.
Los muros de cierre de parcela de nueva construcción se retranquean y separan del límite de propiedad para generar la entrada a la escuela y al Village LAAFI, dejando un vestíbulo exterior que relaciona el equipamiento con la ciudad.
PROPUESTA CONSTRUCTIVA
La escuela se construye con dos sistemas diferentes, uno en el edificio de Administración, heredero del ya experimentado en los primeros edificios del centro cultural, y otro en las aulas que es sensiblemente diferente. Ambos nacen de la reinterpretación de la tradición constructiva vernácula, adaptándola y tratando de mejorarla con el uso de materiales con mayores prestaciones.
La idea es construir una sombra donde resguardar la edificación del fuerte asoleo y las intensas lluvias de la estación húmeda. Tradicionalmente esta sombra se forma mediante una estructura de troncos que soportan un grosor importante de paja o bien de tierras si la cubierta es transitable. La casa típica será habitualmente de muros de carga de adobe levantados sobre cimentación corrida de piedra y barro, un techo superior de rollizos de madera con entrevigado del mismo material –pueden ser ramas o bien troncos de menor dimensión- sobre el que se tiende un grueso de tierra compactada en pendiente que permite mantener fresco el interior así como evacuar rápidamente el agua de lluvia a través de gárgolas de madera o cerámica.
El edificio de la Administración se construye mediante un sistema proveniente de la tradición. Muros de ladrillo de piedra laterítica vista -menos vulnerables que el adobe a la degradación por el agua de lluvia- sobre zapatas corridas ciclópeas. Techos de vigas de hormigón armado en sustitución de los troncos de árboles actualmente protegidos, y entarimado superior de madera con la reutilización de las tablas empleadas en los encofrados de los elementos de hormigón, tratadas con aceites anti termitas. Superiormente se tiende una lámina plástica sobre la que se instala un lecho de sacos de cemento que una vez utilizados se rellenan con tierra y se atan. Un grosor final de mortero de pendientes permite evacuar el agua a través de una canal de plancha metálica plegada. La sombra encima del edificio, el parasol-paraguas, la conforma la doble cubierta de estructura de pequeños pilares, vigas y correas de tubo metálico circular rematada con plancha grecada galvanizada.
Para los cuerpos de aulario el sistema se modifica. Ahora la fachada es un doble muro ventilado con la hoja exterior pasante en obra vista de ladrillo de piedra, que es la que protege del agua de lluvia así como de la radiación térmica exterior a los bloques de adobe que conforman la hoja interior de carga. El techo reposa sobre los muros de tierra, que igual que los de piedra, se alzan sobre la cimentación ciclópea. Los paramentos interiores se revisten a la manera tradicional con un enlucido de tierra arcillosa realizado a mano, y acabado encalado. Puesto que, pese a tratar la subbase del pavimento, al construir con muros de tierra resulta muy complicado garantizar que nunca ascenderá una columna de voraces termitas hasta el nivel de techo pudiendo haber un cierto riesgo de degradación del entablado de madera, aquí se realiza una pequeña losa de hormigón de 8 cm de grosor sobre las viguetas. Antes de su hormigonado se dejan embebidas diferentes vasijas cerámicas caladas que permiten dar salida al estrato de aire caliente que se acumula bajo techo, tal como se realiza todavía en las construcciones tradicionales Lobi o Gurunsí.
El zócalo de hormigón, las fachadas de piedra rojiza y la cubierta metálica superior unifica todas las construcciones del conjunto.
PARTICIPACIÓN
En el ámbito inferior de la parcela que el ayuntamiento de Koudougou donó en 2008 a la asociación LAAFI, existía un vertedero vecinal donde se había acumulado residuos domésticos durante años. Un grupo de voluntarios franceses simpatizantes de la asociación así como algunos de los miembros de la entidad en Koudougou se encargaron de limpiar el solar a finales de 2009. Durante 2010 planteamos el proyecto de la escuela y buscamos la financiación necesaria para su realización. En verano de 2011 iniciamos los trabajos de construcción del conjunto del aulario.
El grueso de la construcción lo llevó a cabo un equipo de jóvenes aprendices de albañilería de entre 18 y 25 años, todos ellos vecinos del centro cultural LAAFI, quienes una vez finalizada la obra han ganado gran reputación entre sus conciudadanos en la construcción de obra vista de piedra laterítica. También participó en el proceso una agrupación de mujeres de un poblado vecino que se encargaron de la realización de los revocos interiores de las paredes de adobe mediante enlucido de arcilla a mano.
SOSTENIBILIDAD
El proyecto parte de la premisa de adecuarse al contexto propio de la zona sub-sahelinana, ya sea a nivel energético como estético y funcional. Desde el diseño se ha intentado utilizar de manera positiva las condiciones medioambientales y los materiales locales. Se ha buscado también tener un buen balance energético global tanto en el proceso constructivo –extracción de materiales, puesta en obra, tratamiento de residuo, reciclaje,…- como en la fase de vida útil del edificio.
Los materiales se han seleccionado según dos criterios principales: por proximidad y los que permitieran construir siguiendo principios bioclimáticos y de recuperación/actualización de técnicas tradicionales. El 100% de los materiales de la obra son locales pues todos ellos se pueden encontrar en la ciudad y la inmensa mayoría son de producción burkinesa no provenientes de importación. La cantera de piedra de donde se han extraído las decenas de miles de bloques de laterita para la confección de los ladrillos de fachada dista unos 4km de la parcela y las tierras para la confección de los adobes se encuentran a poco más de 500 metros.
Se ha previsto incorporar al máximo los residuos de construcción dentro del diseño de la escuela. La tierra proveniente de la excavación de las zanjas de cimentación sirve para formar la subbase del pavimento interior así como de las zonas de distribución. Los sacos vacíos de cemento se rellenan con tierras o bien con el residuo laterítico que se genera al tallar los bloques de piedra antes de su puesta en obra definitiva. Las tablas de madera necesarias para realizar los encofrados de los elementos de hormigón y que habitualmente finalizan en la hoguera después de un par de usos dada su deficiente calidad, se tratan y se reutilizan en la realización del techo de la Administración. Otras sirvieron para hacer estanterías en las aulas. Los troncos de eucaliptus con los que se apuntalan encofrados en obra se aprovechan para la construcción de un porche de juegos para los niños. Los tubos metálicos de la cubierta se han dimensionado de manera que la merma sea mínima, y si quedara algún trozo fácilmente se ha aprovechado en la confección de papeleras junto con un redondo de 8mm y un saco vacío de cemento. Por último, se ha mantenido el muro de cierre existente de mortero de cemento en el costado este de la escuela tirando tan solo el opuesto debido a que su alineación era incorrecta. El derribo se ha realizado de manera que se ha reutilizado la puerta metálica que daba acceso al vertedero y que una vez decapada y barnizada se ha colocado en la entrada a la escuela, con las pilastras de hormigón una vez tumbadas se han conseguido prácticos bancos para la zona de juegos comunes, y con los cascotes de los bloques fragmentados se ha confeccionado el hormigón de un nuevo tramo de muro de cierre.
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